El fin de semana del odio: así se han vivido las revueltas racistas de Charlottesville en 36 instantes

El fin de semana del odio: así se han vivido las revueltas racistas de Charlottesville en 36 instantes
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Durante la pasada campaña electoral estadounidense grupos racistas, como el NSM (similar al KKK), se organizaron para dar mítines en apoyo a Donald Trump. Se cuidaron de no ratificarle de forma oficial para evitar que la prensa asociase al candidato con estos movimientos, pero sus líderes decían que, a modo personal, consideraban que el republicano era la respuesta que el país necesitaba para que los blancos recuperasen el poder perdido.

Cuando los periodistas preguntaban a Trump su opinión sobre estos hechos hacía mutis, algo que los mismos grupos racistas consideraban una manera de legitimar, en silencio, su existencia y su causa.

Siete meses después de que el candidato ganase las elecciones se han organizado para hacer marchas en Virginia a cara descubierta. Son racistas, homófobos y nazis, todo ello confirmado en los cánticos y la parafernalia que han desplegado en las revueltas de este fin de semana. Han elegido la ciudad de Charlottesvile por ser un símbolo de la llamada progresía liberal, una comunidad que en las pasadas elecciones votó en un 80% de los casos a Hillary y cuya población universitaria es especialmente inclusiva.

La excusa ha sido la erradicación de uno de los símbolos del pasado confederado, la estatua del general Robert E. Lee, del bando perdedor durante la Guerra Civil y que defendía que unos ciudadanos pudiesen poseer a otros por el color de su piel.

Casi 150 años después multitud de gobiernos locales sureños están intentando borrar ese pasado racista a golpe de borrado de placas y monumentos, algo que causa rechazo por parte de republicanos moderados (que creen que recordar el pasado no es ensalzarlo) pero también por extremistas que ven estos gestos como una pérdida de poder y de rechazo a unos valores supremacistas que siguen considerando positivos.

La primera manifestación de Unir a la Derecha (Unite the Right), la del viernes, había sido desconvocada por el Ayuntamiento por miedo a los disturbios. Eso no impidió que salieran en marcha cantando, entre otras cosas, “Sangre y Tierra”, una consiga de la Alemania de Hitler contra el enemigo judío.

También haciendo el saludo nazi.

Antorchas en mano y sin cubrir sus rostros cientos de manifestantes caminaron hasta la rotonda principal de la universidad de Virginia, donde estaba la estatua, y se congregaron alrededor del puñado de estudiantes que rodeaban al general con carteles antifascistas.

Les acabaron pateando y tirando las antorchas encima.

Periodistas señalaron cómo al menos uno de los participantes era un honroso admirador de Trump, que se había realizado fotografías con el presidente y que exhibía orgulloso en redes sociales.

La jornada del sábado ha sido peor. Se esperaba la presencia de entre 2.000 y 6.000 personas y el número se ha acercado más a esa segunda cifra. Movidos por los hechos de la noche anterior otras tantas miles de personas antifascistas y antirracistas también han salido a la calle colisionando con estos manifestantes, intentando contrarrestar sus acciones. Se ha visto a infinidad de grupos de distinto signo, aunque los dos movimientos principales han sido “Unir a la derecha” contra “Black lives matter”.

Frente a “White lives matter”, "los judíos no nos reemplazarán" o "Un pueblo, una nación, terminemos con la inmigración" estaban “No nazis, no KKK, no queremos una américa fascista” o “Fuera basura nazi de nuestras calles”.

Una mayoría de varones blancos (también mujeres blancas, aunque en menor proporción) portando banderas confederadas y diseños bélicos de todo tipo.

También a personas llevando de nuevo a las calles estampas nazis.

E incluso un falangista.

David Duke, el dirigente del KKK, pasea por la zona. "Este día representa un momento crucial. Para la gente de este país que sepan que estamos decididos a retomar el país y vamos a cumplir las promesas de Donald Trump. En eso creemos y por eso votamos a Trump. Él dijo que iba a reconquistar el país y eso es lo que vamos a hacer".

Aquí los manifestantes gritándole a una mujer “negrata” y “vuélvete a África”.

Hail Trump

Y también “que os jodan, maricones”.

Comercios de la zona cerraban, dejando algunos carteles como el siguiente: “Si la igualdad y la diversidad no son para ti, nosotros tampoco”.

Los presentes han hablado de un ambiente cada vez más caldeado, terminando en violencia generalizada. Los grupos se amenazaban entre sí, tirándose botes de gases, atacándose con sprays de pimienta, palos o lo que hiciese falta. Algo que todos los medios reprochan es la preocupante falta de mayor presencia policial que separase a los grupos. Imágenes de las manifestaciones anteriores de corte de izquierdas, llenas de policías que agredían a los indefensos manifestantes, han vuelto a circular durante la jornada. Aquí eran los propios miembros de cada grupos los que debían evitar la revuelta.

Aunque el temor se ha desatado, sobre todo, por la organización y paramilitarización de los racistas. Frente al aspecto más o menos callejero de los contramanifestantes, una buena parte de supremacistas llevaban cascos e indumentaria militar, y algunos iban verdaderamente armados como antidisturbios portando armas de fuego de todo tipo, incluidas semiautomáticas.

En 2016 había en activo al menos 917 grupos de odio activos en el país, principalmente en organizaciones del Ku Klux Klan, segregacionistas, supremacistas blancos y neonazis. Con la ascensión de Trump los grupos no sólo han aumentado, sino que sus posiciones se han visto vindicadas.

Ir 162 Hate Map Fb

En Virginia es legal portar armas a la vista, con lo que una visión así, grupos organizados e instruidos en el combate, podía producirse.

Estos paramilitares racistas habían construido una estrategia de defensa de los grupos racistas. Se apostaban a los lados de la marcha intimidando con sus equipos antidisturbios y fusiles de asalto a los civiles que pudieran acercarse a la marcha para intentar criticar o disolver el movimiento.

La policía encontró y detuvo a Richard Spencer, el vocero nazi estadounidense que dio la vuelta al mundo por haber recibido un puñetazo

Varias personalidades políticas y de los medios fueron reprochando el silencio de Donald Trump. Cuando llegó su primer tuit tampoco convenció a muchos. Hacía una crítica demasiado vago y ambiguo. "TODOS debemos estar unidos y condenar todo lo que representa este odio. No hay lugar para este tipo de violencia en América. ¡Marchemos todos juntos a una!".

Y eso ha provocado que algunos ultraderechistas lo interpretaran como un mensaje del Presidente criticando a los antifascistas y no a los supremacistas.

Desde su retiro, Obama hace un llamamiento a la tolerancia y respeto de todas las razas.

Sobre esta hora la policía declara el estado de emergencia en la zona.

Las primeras protestas tuvieron lugar en Emantipation Park, donde está la estatua del general confederado. Tras una hora de enfrentamientos entre los grupos los antidisturbios despejaron el parque. Entonces ambas facciones colisionaron de nuevo en una zona más estrecha, en los alrededores Market Street, que los de "Unir a la Derecha" habían tomado para llegar a un emplazamiento a tres kilómetros, donde iban a escuchar a los oyentes convocados.

Hacia media tarde, cuando ya se habían producido bastantes ataques, tuvo lugar el suceso más trágico de la manifestación. Un coche alunizó contra los manifestantes antifascistas en Water Street (a dos calles de Marker Street) y se llevó por delante muchos de sus cuerpos.

En el impacto, que la policía cree que fue intencionado, ha muerto una mujer blanca de 32 años del movimiento antirracista.

Este es el coche entrando en la manifestación.

Y aquí huyendo de la escena.

El atacante, un hombre blanco de 20 años, ya ha sido detenido.

La escena le ha recordado a muchos a los atropellos de los extremistas pro ISIS en ciudades europeas. Inicialmente uno de los jefes de la Policía de Charlottesville dijo que no se va a tratar como ataque terrorista o como crimen de odio, sino como homicidio.

Pero después el Departamento de Justicia y la Oficina Federal de Investigaciones ha afirmado que se llevará a cabo una investigación de derechos civiles sobre el accidente mortal.

Después del atropello Trump vuelve a tuitear. Critica la violencia provocada "desde muchos bandos”.

Y no ha querido pronunciarse sobre su apoyo o su rechazo a los grupos de supremacistas.

Terry McAuliffe: "Váyanse, no son queridos en esta comunidad. Vinieron hoy aquí para hacer daño a la gente, y le han hecho a la gente".

Marco Rubio, senador republicano, ha advertido al Presidente de que debe "describir los eventos de Charlottesville como lo que han sido, un ataque terrorista de los supremacistas blancos".

Después de una dura jornada de exaltación del racismo blanco en Charlottesville, es el turno del Gobierno. O criticar y perseguir a estos colectivos, o seguir ignorándolos y alentar, con la inacción, su pensamiento, provocando así que se vean cada vez más legitimados para conquistar el debate político y hacer uso de la fuerza si lo ven necesario para ello.

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