¿Frida Khalo o la Duquesa de Alba de Goya? La obsesión referencial en torno a Rosalía y "A palé"

Rosalia A Pale Duquesa De Alba
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En el breve lapso de año y medio, Rosalía ha pasado de prometedora figura de la escena urbana española a la artista nacional que más miradas y conversaciones acapara tras de sí. Su último lanzamiento, 'A Palé', es la mejor prueba de ello: escasos dos minutos y medio que acumulan millones de visualizaciones en un día y un sinfín de obsesiones a sus espaldas. De nuevo, la mezcolanza de lo sonoro y lo visual ha espoleado toda suerte de teorías referenciales y significados paralelos.

Lo visible. ¿Qué vemos en 'A Palé'? Primero, una nítida evocación de Frida Khalo, personificada en el emblemático entrecejo de la artista mexicana. Se trata de un guiño muy evidente, llamativo, pero insuficiente por sí mismo para preñar de misterio el arco visual del videoclip. Lo interesante llega en el vestido: una posible reconstrucción de los ropajes con los que Francisco de Goya retrató ataviada a la Duquesa de Alba, en su etapa temprana. De blanco satén con una llamativa faja roja.

¿Es así? Diversos medios han recogido la idea, muy amplificada por algunos usuarios en las redes sociales. Hay mucho de teoría no confirmada, en tanto que ni Rosalía ni su equipo de producción han confirmado el homenaje. Resulta plausible por dos motivos: Rosalía tiende a utilizar elementos del arte y de la cultura popular para significar sus trabajos; y otro retrato de la duquesa elaborado por Goya ya ha aparecido explícitamente en uno de sus vídeos ('Di mi nombre'), en este caso evocando a La Maja Vestida.

Antecedentes. Hay más. Rosalía pudo inspirarse en Las dos Fridas de Khalo para la elaboración de la portada de 'Que no salga la luna', una de las piezas de El Mal Querer; y también en Naranjas y Limones, uno de los cuadros más emblemáticos de Julio Romero de Torres, para la portada de 'Preso'. Su arco referencial es extenso, y alcanza a la cultura popular a través de la estética de barrio, la cultura del polígono, el tunning de mediados de la pasada década (y Yo soy la Juani de Bigas Luna) o el folclore andaluz y español, cristalizado por los diseños de Palomo Spain.

Es, además, extremadamente español y muy consciente de ello. Algo que en pleno clima cultural internacional, le ha permitido colarse en los medios anglosajones.

¿Por qué importa? Porque ilustra hasta qué punto Rosalía espolea conversaciones sobre su arte, más allá del contenido de sus canciones. Muy a menudo, el ruido generado en torno a sus composiciones no versa tanto en torno a lo estrictamente sonoro como a los significados artísticos o sociales de su obra. Sucedió a cuenta de de 'Fucking Money', su primer single en catalán, y también tras 'Malamente', a cuenta de la apropiación cultural. Cada uno de sus movimientos trasciende lo musical.

Inédito. Es algo relativamente novedoso. Otros músicos españoles han tenido un carácter transversal, pero ninguno, al menos en la cima de su proyección mediática, ha transitado el terreno del artista-acontecimiento. Si Rosalía interesa no es tanto por el contenido de sus composiciones musicales, sino porque, de igual modo a Beyoncé o Kanye West, ha convertido cada uno de sus pasos y movimientos en objeto de debate, en una pieza artística en sí mismos. Es algo que busca de forma interesada, trascender la disciplina, aunar obra y persona.

De tal modo, la mezcla de fusión sonora y marcado elenco visual ha generado una obsesión semántica entre sus seguidores, a la búsqueda de significados ocultos en cada uno de sus lanzamientos.

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