La compañía aérea Japan Airlines acaba de actualizar su sistema de reserva de asientos para informar a los pasajeros de cuántos bebés hay a bordo del viaje. Lo que para algunos clientes es una buena noticia en términos de comodidad para otros es un atraso desde el punto de vista de la tolerancia. A pesar de que la medida ya está en marcha, en Twitter se ha debatido como si pudiese ser revertida.
Un mapa de bebés. Esta actualización está presente en la reserva de vuelos a través de la web de la compañía. A la hora de elegir asiento, los pasajeros podrán ver dónde hay un bebé sentado y, así, elegir la ubicación que más les interese teniendo en cuenta este factor. Del mismo modo que en el mapa de asientos se indican las salidas de emergencia o la zona business, ahora, también aparecerán unos iconos de bebé para señalizar su situación.
¿Por qué esta medida? Básicamente porque, en los vuelos, los niños lloran y se quejan. Y como consecuencia esto es algo que molesta a una parte de los adultos. Así y como solución para mediar entre ambas partes, Japan Airlines ha decidido informar sobre la presencia de niños y bebés para que, en la medida de lo posible, aquellos pasajeros a los que nos les gusten los niños también puedan viajar cómodamente. Aun así, la compañía se cubre igualmente las espaldas y matiza que no pueden asegurar al 100% que no haya un bebé cerca del pasajero ya que la actualización no recoge los cambios de última hora.
Polémica. En Twitter el debate ha dividido opiniones entre aquellos que recuerdan que un día fueron niños que también lloraban y los que están tan a favor de este tipo de medidas que ya las piden a otras compañías: "Gracias Japan Airlines por advertirme sobre los bebés que planean gritar y llorar durante un viaje de 13 horas. Esto debería aplicarse a otros ámbitos. Por favor, Qatar Airways, tomad nota. Hace dos semanas tuve que viajar al lado de tres niños que gritaban en mi vuelo JFK-DOH (Nueva York-Doha)", se queja este inversor.
Thank you, @JAL_Official_jp for warnings me about where babies plan to scream and yell during a 13 hour trip. This really ought to be mandatory across the board.
— Rahat Ahmed (@dequinix) September 24, 2019
Please take note, @qatarairways: I had 3 screaming babies next to me on my JFK-DOH flight two weeks ago. pic.twitter.com/kQYQFIqqCD
En el lado opuesto de testimonios como los de Rahat Ahmed, son varios los tuiteros que le responden aludiendo a que debería ser más tolerante ante este tipo de situaciones: "Soy padre, pero viajo mucho por trabajo y es muy molesto cuando los niños lloran. Pero no lo hacen para molestarte a ti o a sus padres (los cuales generalmente odian que los niños lloren). Como adulto, si no puedes tener algo de tolerancia y darte cuenta de que no puedes controlar al resto de la gente, el problema eres tú", opinó Tim Hillier al hilo del debate.
I am a dad, but travel a lot with work and it is annoying when babies cry. BUT, they aren’t doing it to spite you and the parents (generally) hate it when their kids cry. As an adult, if you can’t have some tolerance and realise you can’t control other people, the problem is you
— Tim Hillier (@timmyhillier) September 26, 2019
Pero, ¿por qué lloran? Según un estudio publicado por Paediatr Child Health, los niños pequeños y, más comúnmente, los bebés lloran porque no saben aliviar la presión de sus oídos. La razón principal se debe a que su trompa de Eustaquio no funciona igual que en los adultos. Este tubo que tenemos presente en el oído medio se encarga de controlar la presión interna para que se iguale con la del exterior. Por eso, cuando la presión cambia de forma muy brusca tal y como sucede en los aviones, los oídos se taponan.
Mientras que la presión se iguala rápidamente en el oído adulto, en los bebés no sucede así y, además, tampoco son capaces de solucionar esa molestia por sí solos. Un adulto sabe que si bosteza o mastica chicle durante el viaje podrá evitarlo, pero un bebé no. Algunas de las soluciones para minimizar los efectos de este cambio de presión pasa por dejarles chupar una botella y mantenerlos despiertos durante el aterrizaje y el despegue. De esta forma, el cambio de presión no les despertará del sueño con dolor.
¿Qué hacen otras compañías? Casi todas las compañías tienen una política específica para gestionar la presencia de bebés en los aviones, la diferencia es que hasta ahora todas las medidas estaban enfocadas a garantizar la comodidad y seguridad de los pequeños. Por ejemplo, la gran mayoría solicita que los menores de dos años viajen sentados sobre un adulto y asegurados con un cinturón especial que, a su vez, se engancha al de su progenitor.
Pero las compañías aéreas no solo han tenido que desarrollar y perfeccionar la gestión de niños y bebés, sino también la relativa a los animales. Por ejemplo, los perros guía por lo general (y como es lógico) pueden viajar con su amo en la cabina del avión y aquellos gatos o perros que pesen menos de 8 kilos también. El resto deberán viajar en la bodega del avión cumpliendo las directrices de la normativa de cada compañía.
Imagen: Joffi/Pixabay