Limpio… de momento. Ese es el veredicto de lo ocurrido durante el último juicio sobre abusos sexuales de entre los varios que pesan sobre Kevin Spacey. La desestimación de este miércoles por parte de la fiscalía de Nantucket es el mayor triunfo al que podía aspirar el actor, y le libera judicialmente de su acusación más seria, el único caso penal que maneja. Es inocente (o no culpable, para gustos).
El origen del caso: el acusador es el hijo de una antigua presentadora de televisión de Boston, Heather Unruh. La presunta víctima, de 18 años, mintió a Spacey acerca de su edad para poder beber alcohol con él. Una vez bebiendo en una cena, el actor le habría acosado sexualmente e invitado a ir a su casa. Unruh se escabulló aprovechando una pausa para ir al baño de Spacey.
Y por qué se ha desestimado: de entre las pruebas principales, era muy importante el historial de mensajes telefónicos del chico. La defensa alegó que en las pruebas presentadas se notaba que se habían borrado mensajes y personas en los grupos de chat, y el juez permitió que se solicitase una examinación forense del dispositivo. El abogado de la acusación dijo entonces que el móvil había desaparecido, y en repetidas intervenciones del joven, éste se acogió a la quinta enmienda para no declarar nada sobre la posible manipulación del dispositivo. En el juicio la madre reconoció haber borrado mensajes.
La acusación particular retiró sus cargos civiles mientras dejaba que los fiscales mantuviesen los penales, pero entonces los fiscales desestimaron la causa por falta de testimonios.
Los otros juicios pendientes: las acusaciones dieron comienzo en octubre de 2017, cuando un joven dijo que fue acosado por Spacey cuando él tenía 14 años y el intérprete 26. Desde aquel momento casi una cuarentena de personas (mayoritariamente chicos jóvenes) denunciaron conductas inapropiadas en distinto grado de gravedad. Oficialmente sólo hay dos causas pendientes. Una es de la policía británica, que aún no ha presentado cargos pero cree que hay motivos para indagar lo sucedido con seis jóvenes entre 1996 y 2013. La otra la denuncia civil de un masajista por intentar obligarle a practicar actos sexuales en 2016.
El alto precio de las acusaciones para Spacey: semanas después de las acusaciones, Netflix se cepilló a su personaje principal de House of Cards para la siguiente temporada, dejando un ineludible hueco, aunque no tan llamativo como en la película Todo el dinero del mundo, en la que el actor ya había grabado todas sus escenas y que costó 10 millones de dólares en nuevas contrataciones y retocados digitales. También se le denegó un Emmy honorífico y Netflix enterró en un cajón otra película en la que estaba trabajando en la que el prestigioso actor interpretaba a Gore Vidal.
Su carrera ahora mismo está bastante muerta, y puede que no sólo por las acusaciones, sino porque muchos de los hechos denunciados eran vox populi según la élite hollywoodiense, digan lo que digan las sentencias pendientes.
El no tan alto precio: sin embargo, la carrera del oscarizado astro podría no haber llegado a su fin. Otras figuras de primera línea se han sobrepuesto de denuncias por abusos sexuales, con o sin sentencia condenatoria. El ejemplo más notorio sigue siendo Roman Polanski, que violó a una menor de edad en 1977 y sigue dirigiendo películas, pero hay otros ejemplos (con denuncias de conductas inapropiadas mucho menos traumáticas) en Cassey Affleck, Aziz Ansari, Louis C.K., James Franco, John Lasseter o Michael Douglas, entre otros.