Minuto seis del primer cuarto del primer partido de temporada. Gordon Hayward, el alero del equipo Boston Celtics, acaba de dejar caer todo su peso sobre su tobillo. Diagnóstico: dislocamiento y fractura de tibia total. Fuera de toda duda que el deportista queda lesionado para el resto del año y está por ver qué será de él en el futuro. Retrasmisión en directo por la que ha sido absolutamente inevitable filmar la violentísima fractura y que ahora, en los minutos en los que va a tardar en sacar al herido el equipo médico, va a tener que mantener la emisión para todos los espectadores.
¿Y tú, si fueses el responsable de la realización del partido, qué harías?
Son momentos de mucha tensión donde hay que pensar en tiempo real cómo tratar unas imágenes dolorosas y con un importante conflicto ético detrás. Como explican los comentaristas españoles de Movistar, hay incluso que repetir el video de la jugada del pase a canasta que se ha llevado por delante buena parte de la carrera de Hayward. No sabemos quién estuvo a los mandos de las cámaras del Quicken Loans Arena, pero sí sabemos que supo hacer bien su trabajo.
La lesión de Hayward, terrible, gravísima, incluye la mejor realización del año. Cero morbo y repes; sólo rostros. pic.twitter.com/MvyzYfjCiW
— Paco Polit (@pacopolit) October 18, 2017
Primero se dio instrucción a todos los cámaras de la pista de no volver a enfocar la brutal lesión de Hayward. En sustitución se enfocan las reacciones de todos los presentes. Asistentes, técnicos y equipo amigo y rival, los Cleveland Cavaliers, están asombrados y tristes por lo ocurrido. Los del Celtics hacen incluso piña para recomponer la confianza. Entendemos, por sus rostros, que les duele la herida de su amigo, pero también sobrevuela en sus mentes la frágil naturaleza de su profesión. LeBron James se inclina tapándose la cara y pensando en lo sucedido.
Pasan los segundos, los minutos, y siguen sin enfocar la pierna de Hayward, sólo planos generales de la pista donde le vemos tumbado y un fuera de plano que se convierte en sí mismo en el protagonista. El equipo de imagen ha conseguido una cámara lenta de la jugada que le ha lesionado, y el clip consigue mostrar perfectamente el juego pero cortando antes de que veamos el desgarro.
Minutos después, en un estadio que había permanecido en un inusitado silencio, los paramédicos se llevan al jugador y la gente arranca en vítores de ánimo hacia el chico.
Protegiendo el honor de la víctima y evitando violencia gráfica innecesaria: deontología en 5 minutos
Este video podría servir perfectamente como ejemplo ilustrativo de proceder ante situaciones de violencia gráfica similar. Cualquier código deontológico sobre la profesión periodística indica pautas que cumplen con lo que hemos visto, con el añadido de que esto era, no olvidemos, un directo, un momento donde es dificilísimo saber qué hay que hacer.
Primero, saber que ante un accidente hay que mantener la privacidad de los afectados. En este caso es natural pensar en el dolor y el honor de Hayward, que es muy posible que no quiere que millones de personas le vean en una situación así.
Como explican desde FAPE, "sin perjuicio de proteger el derecho de los ciudadanos a estar informados, el periodista respetará el derecho de las personas a su propia intimidad e imagen, teniendo presente que las restricciones sobre intromisiones en la intimidad deberán observarse con especial cuidado cuando se trate de personas ingresadas en centros hospitalarios o en instituciones similares". Al deportista aún no le habían ingresado, pero es natural que, ante una lesión, debamos protegerle.
Como cuenta también el profesor de ética periodística César Coca, hay que renunciar a las "imágenes impactantes de víctimas de hechos violentos, para no invadir su intimidad personal, aunque otros no lo hacen, con lo que alcanzan mayores audiencias".
Por último, también hay que pensar en los espectadores. No es sólo cosa de estar informado, cosa que con la grabación de las caras de los presentes y el audio de los comentaristas se estaba cumpliendo (el evento había cambiado súbitamente de un partido de baloncesto a la retransmisión de un accidente), sino que hay que informar sin agredir sensibilidades de forma innecesaria salvo una única excepción, que busquemos con nuestra imagen gráfica remover conciencias.
Es lo que se debatió con las imágenes de Barcelona o la foto del cadáver del niño sirio Aylan Kurdi. Aquí no podríamos haber educado al espectador en ningún tema, no es gráficamente una información relevante ni presenta una situación o describe una injusticia como ha expuesto en varias ocasiones el periodista alemán Simon P. Balzert. La próxima vez que veas una imagen explícita de un accidente en algún medio, sólo por el hecho de que sea morbosa, acuérdate de cómo lo hicieron desde TNT con la lesión de Haywart.