Los tres amigos: de dónde viene el éxito de los mexicanos en los Oscar de los últimos años

Los tres amigos: de dónde viene el éxito de los mexicanos en los Oscar de los últimos años
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Los mexicanos tienen mucho de qué enorgullecerse. De cinco años, cuatro que algún director de origen mexicano se lleva el gato al agua en los Oscar: 2014 para Cuarón (Gravity), 2015 y 2016 para Iñárritu (Birdman, El Renacido) y este año también para Guillermo del Toro (La forma del agua). Eso sin contar los premios a cortos, a dirección de fotografía o incluso a películas de animación que reflejan su cultura. El talento mexicano está arrasando en Hollywood.

Pero la cosa no se limita a los Oscar: aunque hayan ganado catorce estatuillas en el Dolby Theatre en este último lustro, también han arrasado en los Globos de Oro, en el festival de Cannes, en San Sebastián, Berlín y Venecia. Cineastas mexicanos como Carlos Reygadas, Michel Franco, Alonso Ruizpalacios, David Pablos o Amat Escalante también han dado la vuelta al mundo.

Éxito de crítica y público, pero también de industria: si en el año 2000 se produjeron 12 películas en el país americano, 2016 se saldó con 162, cifra tan saludable como las que tenían en los gloriosos años 60. Todo ello ha sido gracias a herramientas de estímulo fiscal (Eficine, Foprocine y Fidecine) y al esfuerzo constante y progresivo de varios productores a lo largo de todos estos años.

Aunque no es oro todo lo que reluce: puede que el país esté haciendo crecer a grandes cineastas y que produzcan más cine propio que en el último medio siglo, pero eso no se está transformando en beneficios nacionales. Su problema es doble, un tratado que entró en vigor en 1993 y por el que se desbloqueó la obligatoriedad de exhibir al menos un 30% de películas propias… y una población muy reacia a consumir el cine mexicano.

¿Consecuencias? Un 90% de la cartelera ocupada por el cine norteamericano (en España ronda el 70%) y una mayoría de espectadores que sólo ven una o dos películas mexicanas al año. Por la imposición de las dos grandes cadenas distribuidoras a veces ni ellos mismos son capaces de ver las películas aclamadas por los grandes festivales. Los estudiantes de cine del país ya saben que su única alternativa es adaptarse al sistema de cine estadounidense.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? México es el cuarto país del mundo en cantidad de entradas de cine vendidas (sólo por detrás de China, India y Estados Unidos) y es el décimo país con mayor recaudación en taquilla. Para Hollywood es difícil crecer en China, por las cuotas en vigor en ese país, y la industria y cultura cinematográfica india no le pone fácil la conquista de su territorio, así que para los estadounidenses es muy importante el mercado mexicano.

Exiliarse… y hacer cine estadounidense. Porque Cuarón, Iñárritu y Del Toro son el trío de oro conocido como Los Tres amigos, fundadores de la compañía Cha Cha Cha Films que ha ido apoyando sus producciones en la última década y que les ha ayudado a llegar a donde están, pero ellos mismos y el mote que se pusieron hablan más de un tipo de cine fácilmente exportable que se ha desvinculado de la esencia y folclore de su país. Estos cineastas que desde hace años llevan a la gran pantalla propuestas de cientos de millones de dólares con estrellas norteamericanas llevan desde hace eones sin dirigir ni una sola película en México (aunque Cuarón estrenará dentro de poco una película que ha rodado hace un par de años allí).

¿Entonces Los tres amigos no hacen cine mexicano? Podemos tomar como referencia lo que contó el crítico Saúl Arellano Montoro: “en las películas que han hecho en Estados Unidos hay pequeños chispazos, pero eso lo hace cualquiera. Hay guiños como la de Hellboy cuando se emborracha con Tecate Light, pero no va más allá. Al final Hollywood es una aldea global. Ellos ya pertenecen a Hollywood, y eso no es malo. Quizás sus películas no representan el cine mexicano pero sí al cineasta mexicano que puede decir algo fuera de las fronteras”.

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