«Mi trabajo es el más importante del mundo», así de pancho se queda Åsmund Asdal cuando habla de su trabajo como "Guardián de la Cripta". No es para menos cuando su puesto de coordinador le hace viajar seis veces al año a unas islas remotas a 1300 kilómetros del Polo Norte, donde residen millones de semillas de más de cinco mil especies vegetales como último recurso de la humanidad: el Svalbard Global Seed Vault.
Svalbard, un archipiélago dependiente de Noruega de poco más de dos mil habitantes en pleno Círculo Polar Ártico, fue el escenario escogido hace una década para albergar uno de los proyectos más ambiciosos (y sensatos) que ha asumido la humanidad: preservar los alimentos vegetales del mundo para que no se pierdan y poder seguir tanto investigando como cultivándolos.
En las últimas décadas la preocupación por el sostenimiento del planeta a nivel alimentario ha crecido, y es uno de los debates constantes del FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. En 2004 entró en vigor el Tratado internacional sobre los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura, entre cuyos motivos estaban la preocupante erosión de los recursos del sector.
Este tratado tiene como objetivo principal la «conservación y utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura» en una época en la que los transgénicos, fitosanitarios y similares son vitales para el cultivo y que la falta de sostenibilidad puede llegar al colapso del agro.
Así que fruto de esta preocupación se asentaron las bases para la construcción de un gran banco de semillas que albergara la mayor cantidad de alimentos posible para así poder preservar cualquier cultivo en caso de amenaza de extinción. Como siempre, las intenciones son buenas, pero se suelen quedar en agua de borrajas. Afortunadamente no fue así y poco después se propuso a Noruega albergar este banco.
Bienvenidos a la ciudad más septentrional del mundo
El Ministerio de Agricultura y Alimentación del Reino de Noruega se puso manos a la obra junto con el Nordic Gene Resource Centre y el Global Crop Diversity Trust para montar las obras y todo lo que hiera falta para crear el Svalbard Globale frøhvelv. Concretamente en los alrededores de Longyearbyen, en la isla de Spitsbergen, la principal del archipiélago de Svalbard y habitada por poco más de 2000 habitantes.
¿Por qué Noruega y más concretamente unas islas "alejadas de la mano de Dios"? Pues porque está lejos y hace frío. Dos características que parecen dichas a voleo pero que son fundamentales a la hora de impulsar un proyecto como este.
Está lejos: El ser unas islas remotas implica que queda algo a desmano del grueso de la población, para bien y para mal. Pero lo importante es que está a miles de kilómetros de cualquier otro banco de semillas o banco genético, por lo que en caso de que haya una catástrofe que afecte dichas instalaciones, no llegaría tan lejos. Es más, desde su puesta en marcha Svalbard ha proporcionado semillas de refuerzo a bancos e instituciones afectados por guerra o incendios (como es en el caso de las reservas de semillas de Filipinas afectadas por inundaciones no hace mucho).
Hace frío: La capa de permafrost (esa capa de hielo permanente que se establece en una región) es idónea para albergar un proyecto en el que el frío sea imperativo para la conservación. Cary Fowler, responsable de la construcción y una de las principales cabezas del proyecto asegura que en caso de fallo eléctrico el refugio tardaría dos siglos en calentarse hasta llegar a una temperatura "preocupante".
Otra característica es el hecho de que se encuentren en una zona tectónicamente estable, por lo que las probabilidades de terremotos y otros eventos sísmicos sean lo suficientemente bajas como para que el riesgo de una hecatombe de estas características sea prácticamente nulo.
Poco menos de dos años tardó el Gobierno de Noruega en plantarse en Svalbard y construir este complejo excavado, completamente, en permafrost y roca. Desde el exterior sólo se ve un portal, pero por dentro hay tres túneles, unas dependencias para el personal y tres criptas en cuyo interior se pueden llegar a conservar 4.5 millones de muestras a -18ºC.
El backup del mundo
"Lo que hace único al Refugio es la complejidad y el hecho de que nos encontremos con la colección más completa de diversidad genética vegetal en el mundo"
El 26 de febrero de 2008 se inauguró finalmente el Svalbard Global Seed Vault, recibiendo sus primeros paquetes de semillas. Desde entonces cobija más de ochocientas mil muestras, cuyo contenido típico es de medio millar de semillas. Aunque algunas vienen mucho menos pobladas, como las de algunas especies raras de arroz, cardos o habas, que apenas llegan a la media docena. En contraposición, como os podéis imaginar, de lo que más hay es de lo que más se cultiva (sobre todo en Asia): arroz, mijo, sorgo...
El Seed Vault funciona como el depósito de un banco: Las instalaciones son suyas pero el material depositado es tuyo. Esto es un punto vital cuando los "clientes" del banco son instituciones nacionales/regionales dedicadas a la preservación de los recursos propios. Así dichas instituciones llegan a un acuerdo con Svalbard para que tengan ahí duplicados, dato importante ya que un requisito es tener depositada una muestra del mismo material en un banco genético y que sea apto para cultivo (y que se esté cultivando actualmente).
De hecho podríamos hablar de que estamos ante un backup de material genético enorme, estimado en dos tercios del total de especies que existen. Esto implica dos cosas: Primeramente está el hecho de que la función del Seed Vault sea sólo la de almacenamiento. No se trabaja con esas semillas, simplemente se mantienen en pro de preservarlas. Y (segundo), los depositarios pueden pedir al almacén su "copia de seguridad" en caso de pérdida de semillas para así una vez recuperado el material poder volver a depositar otra muestra en Svalbard.
La misión de este refugio de semillas es clara: preservar la biodiversidad de los cultivos. Una biodiversidad que se ha ido perdiendo durante siglos, en torno a un 75% de pérdidas a lo largo de la historia estima la FAO. Como ejemplo tenemos el arroz, que llegó a tener más de cien mil variedades, o mismamente las manzanas, que han pasado de tener miles a poco más de un centenar.
Por eso no me extraña que cuando he hablado con el Coordinador del Global Seed Vault, este se muestre tremendamente orgulloso de su trabajo, hasta el punto de que para organizar diversas exposiciones lo llamen "La sala más importante del mundo". En un mundo en el que la sostenibilidad alimentaria está al filo de la hecatombe, se necesitan proyectos sensatos como este.
Actualización a 23 de febrero de 2017:
El Svalbard Global Seed Vault ha recibido ayer mismo una nueva remesa de semillas, 50.000 nuevas muestras que se añadirán a su archivo de casi un millón de ejemplares, siendo ahora exactamente 930,821 las especies que recogen. La nueva incorporación hes crítica para la preservación de la biodiversidad, ya que las semillas ahora añadidas provienen de fuentes alimentarias básicas para la humanidad, como el trigo, las lentejas, la cebada, el arroz cultivado y más de 86 especies distintas de patata. De esta forma, ya está más que asegurado el éxito del proyecto.
Entre los países que han añadido semillas a la instalación ahora están Benin, India, Pakistán, Líbano, Marruecos, Holanda, Estados Unidos, México, Bosnia y Herzegovina, Bielorrusia y Reino Unido.
Como explicamos, el Seed Vault funciona como depósito de seguridad alimentaria en caso de emergencia agrícola, y precisamente en esta nueva remesa también retornan las semillas de un país que necesitó el backup de este banco: Siria. En 2015 el país solicitó unas muestras para reemplazar una colecta que se vio dañada por los efectos que la guerra civil causó en su territorio. Dos años después devuelven las simientes que habían tomado prestadas para paliar la crisis.
Imágenes | Flickr Oficial de Svalbard