Una pareja de jubilados de 88 y 81 años de Eure-et-Loir, al suroeste de París, había decidido vender su casa de vacaciones en Gard, al sur de Francia. Hace dos años, cuando se encontraban limpiando la vivienda antes de firmar la venta, se encontraron con una máscara de colmillos procedente de Gabón, África. El objeto había sido traído por el abuelo del marido, quien había sido gobernador colonial en África a principios del siglo XX.
Si bien la mayor parte del contenido de la casa y los muebles se vendió conjuntamente, decidieron vender la máscara a un anticuario local, quien acordó comprarla por 150 euros en 2021. Meses más tarde, leyendo el periódico los dueños descubrieron que su máscara acababa de ser vendida por 4,2 millones de euros en una subasta especializada en Montpellier. Al parecer, se trataba de una rara reliquia utilizada en los rituales de una sociedad secreta africana.
El catálogo de la subasta explicaba que la máscara había sido "recolectada hacia 1917, en circunstancias desconocidas, por el gobernador colonial francés René-Victor Edward Maurice Fournier (1873-1931), probablemente durante una gira por Gabón". La venta despertó el interés de algunos compradores y expertos de arte y un responsable de la casa de subastas le dijo a la televisión francesa que este tipo de máscara era "incluso más rara que una pintura de Leonardo da Vinci".
Como era de esperar, la pareja ha demandado al comerciante que les compró la máscara y le piden 5,5 millones de euros. Argumentan en su demanda que el comerciante sabía el verdadero valor del objeto cuando se lo compró y les ocultó ese conocimiento. De hecho, el anticuario no exhibió la máscara en su tienda y, en cambio, se puso directamente en contacto con las casas de subastas Drouot Estimation y Fauve Paris, que estimaron que valía entre 100 y 120 euros y entre 400 y 600 euros, respectivamente.
El comerciante quería una tercera opinión y acudió a otra casa de subastas especializada en objetos africanos en Montpellier. Después de ordenar un análisis mediante datación por carbono 14 y espectrometría de masas, se fechó la máscara en el siglo XIX y la evaluación experta de un etnólogo reveló que fue utilizada para ritos de purificación por la sociedad Ngil, una sociedad secreta que operó dentro del grupo étnico Fang en Gabón hasta la década de 1920.
La casa de subastas puso a la venta la máscara con un precio estimado de entre 300.000 y 400.000 euros y se acabó vendiendo por 4,2 millones de euros en marzo de 2022. "Esta pieza de madera recubierta de caolín es excepcional en términos de su rareza, ya que sólo se sabe que existen alrededor de una docena de especímenes de referencia en todo el mundo, en museos y colecciones occidentales", indican los registros judiciales.
La pareja empezó presentando el caso ante un tribunal judicial de Alès solicitando una orden judicial para embargar el producto de la venta, así como una indemnización por daños y perjuicios. El tribunal de Alès autorizó inicialmente el embargo, pero terminó posicionándose del lado del anticuario y levantó la orden, devolviendo los fondos al comerciante.
El anticuario llegó a ofrecerle entonces a la pareja un acuerdo extrajudicial para pagarles 300.000 euros, de manera que todas las partes ganaran, pero los hijos de la pareja se opusieron y siguieron adelante con su denuncia.
La pareja apeló la sentencia ante el tribunal superior de Nimes en noviembre. "El demandado es un comerciante de segunda mano que ofrece inequívocamente un servicio de tasación en su sitio web. Sólo una persona con un perfecto conocimiento del mercado del arte es capaz de organizar una venta a través de una casa de subastas, después de haber solicitado un examen de carbono 14 y contado con la ayuda de un experto en máscaras africanas", afirmaba la pareja, según los documentos judiciales. Incluso alegan que el comerciante también se acercó a su jardinero para obtener más información sobre su familia y su ascendencia para deducir la autenticidad de la pieza.
"Mis clientes se cayeron de la silla", explicaba el abogado de la pareja, Frédéric Mansat-Jaffré, a franceinfo. "Hay que ser de buena fe y honesto; Mis clientes nunca habrían renunciado a esta máscara a ese precio si hubieran sabido que era un objeto extremadamente raro", decía el letrado, quien se muestra confiado en que pueda cancelarse la venta.
Citaba otros casos como el de los propietarios de cuadros de Nicolas Poussin que fueron atribuidos erróneamente a un pintor menos conocido antes de ser autenticados posteriormente, lo que provocó la anulación de esos contratos y la obtención de la restitución por parte de los propietarios.
La defensa, por su lado, argumentó que el comerciante "es un marchante de segunda mano y no un anticuario y no puede ser considerado un profesional de tasación. No tiene ningún conocimiento del arte africano". De momento, la mascara, que supuestamente inspiró a Picasso y Modigliani, permanece en manos de su último comprador. Se espera que en diciembre se tome una decisión judicial sobre cómo se destinarán las ganancias.
Patrimonio cultural africano
Para añadir más leña al fuego, miembros de la comunidad de Gabón se han manifestado diciendo que la máscara debe ser devuelta a Gabón. "Es un insulto a nuestro pueblo. Esa máscara fue robada en la época de la colonización... Todas estas obras de arte y tantas que vemos en los museos fueron tomadas a la fuerza, y a las personas que las hicieron se les dijo que eran obra del diablo y que, en cambio, debían creer en la Biblia. Y a partir de ese momento, estos artefactos han aparecido en Europa, enriqueciendo a personas que han ganado dinero con ellos durante décadas", señalaba Solange Bizeau, del Collectif Gabon Occitanie.
El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió que se devolvieran este tipo de obras de arte de los museos franceses en 2017: "No puedo aceptar que una gran parte del patrimonio cultural de varios países africanos esté en Francia". Recordemos que en el país galo hay unos 90.000 objetos africanos, la mayoría procedentes del África subsahariana. En 2020, el parlamento francés votó a favor de devolver a Senegal y Benín valiosos artefactos que fueron saqueados durante la época colonial.
Imagen: Pascal Guyot
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