Durante los primeros días de confinamiento, cuando millones de europeos afrontaban una incierta temporada sin pisar la calle, una fiebre se apoderó del continente: la del pan artesanal. Miles de aficionados vaciaron de harina los estantes de los supermercados para fabricar sus propias hogazas. La levadura se convirtió en un bien escaso. La desesperación se apoderó de muchos.
Un molino. Tan crítica situación motivó un regreso inesperado en Dorset, al sur del Reino Unido: el de un molino medieval que hacías las veces de museo tras un milenio de actividad productiva. Sturminster Newton Mill apareció en los registros británicos tan pronto como en el año 1086. Su misión ancestral consistía en abastecer de harina y levadura a las poblaciones vecinas.
En 1970 cerró para convertirse en un museo. Hasta hoy.
El regreso. Hace una semana sus dueños decidieron cerrar el museo y reanudar la producción de harina. Como explican a la BBC, era una actividad que desempeñaban al menos dos días al mes, para abastecimiento propio. La repentina escasez de harinas y levaduras, fruto de la fiebre por el pan casero, les llevó a reabrir las puertas. Pero no como museo. Sino, de nuevo y mil años después, como molino.
Cantidades. En condiciones normales, la instalación produciría en torno a una tonelada de harina al año. En apenas diez días ya ha superado la cifra, repartiendo unas doscientas bolsas (a razón de 14 kilos de harina cada una) entre la comunidad. "Sin turistas, estaríamos sufriendo, pero esto nos está ayudando un poco a recuperar los ingresos perdidos", explican sus dueños.
Vuelta a casa. Dos factores se han entrelazado para disparar la demanda de harina y levadura. Por un lado, obvio, el confinamiento: tenemos más tiempo libre que nunca para cocinar y experimentar. Por otro, una tendencia asentada ya en el largo plazo que busca recuperar los panes y la repostería de antaño, sin azúcares o técnicas industriales. Más hogareño, más sano, más reconfortante.
Resultado. En marzo, las ventas de máquinas para amasar se habían disparado un 652%. En España, toparse con una bolsita de levadura en cualquiera de los supermercados se ha convertida en una tarea sólo reservada para los héroes. Durante dos semanas consecutivas las ventas de harina se dispararon un 147% y un 196%. Una tendencia mimetizada en otros países. Y que en Reino Unido, al menos, ha motivado el regreso de un molino milenario.
Imagen: Geograph