Tras meses de amenazas veladas, TikTok parece tener un futuro asegurado en Estados Unidos. Oracle adquirirá la sucursal estadounidense de la compañía, sorteando así el cierre planteado por la administración Trump a partir de septiembre. En el camino quedará Microsfot, cuyos planes intervencionistas para con la aplicación no resultaban atractivos para ByteDance, la matriz de TikTok. El movimiento, en teoría, satisface a todas las partes implicadas.
O a casi todas.
El contexto. El gobierno llevaba tanteando la prohibición de TikTok más de dos meses. A mediados de agosto, Trump firmó una orden ejecutiva que obligaba a ByteDance a cerrar sus operaciones en el plazo de 90 días. Sospechas legítimas sobre el tratamiento de los datos personales, entrelazadas con intereses contrapuestos a los del gobierno chino, motivaron la decisión. La empresa afrontaba así un dilema en apariencia irresoluble: o abandonar uno de sus principales mercados o abrirse a inversores locales, perdiendo el control.
Oracle. Optó por lo segundo. El abanico de candidatos ha sido amplio y ha incluido a sospechosos tan improbables como Twitter. Microsoft sintetizó su interés en una oferta de compra, oferta que pasaba por profundas reformas en el funcionamiento de la plataforma y por la apertura de su exitoso algoritmo. Eran condiciones demasiado onerosas para ByteDance. Su oferta ha sido rechazada. En su lugar, TikTok (versión estadounidense) quedará bajo el control de Oracle.
No es una "adquisición", según The Wall Street Journal, sino una "asociación". En cualquier caso, es un cambio crítico.
¿Qué es Oracle? Uno de los principales proveedores de servicios informáticos de Estados Unidos. Fundada a finales de los setenta por su actual CTO (director tecnológico), Larry Ellison, a la sazón uno de los diez hombres más ricos del mundo, Oracle desarrolló con rapidez algunas de las bases de datos más utilizadas en los ordenadores y sistemas de todo el mundo. La compañía se ha expandido lo suficiente como para convertirse en una de las más importantes de la industria, adquiriendo en el camino programas antaño tan ubicuos como Java.
Las claves. Oracle no es sólo eso. También es una empresa que goza de las simpatías de Donald Trump. Safra Catz, su CEO, formó parte del equipo de transición republicano en su llegada a la Casa Blanca. Y Ellison jamás ha mostrado el mismo desdén por el presidente que otros pesos pesados de la industria tecnológica. En febrero, de hecho, organizó una recaudación de fondos a su favor en una de sus propiedades en Texas. Ellison no donó dinero ni acudió al evento, pero sí facilitó que otros interesados lo hicieran (por un mínimo de $100.000).
El evento provocó que centenares de trabajadores de Oracle se manifestaran contra Ellison.
Afinidad. Cuestionado por la posibilidad de que Oracle adquiriera la sucursal estadounidense de ByteDance, Trump se mostró muy optimista. "Es una buena empresa", declararía, un elogio esquivo para otras compañías de Sillicon Valley. Ellison y Trump parecen compartir amigos y enemigos comunes. Uno de ellos es Jeff Bezos. Oracle y Amazon compiten por el desarrollo de servicios en la nube. Ellison, en concreto, ha torpedeado con éxito un contrato de Amazon con el departamento de Defensa.
El desdén de Trump hacia Bezos, por su parte, es público y conocido.
Más barreras. Oracle se convierte así en el socio ideal para todas las partes implicadas, ya sea una administración estadounidense recelosa del resto de grandes tecnológicas o un ByteDance reacio a abrir su algoritmo. La última palabra la tiene China, no obstante. Pekín no tiene interés en que uno de sus productos tecnológicos más valiosos, TikTok, quede en manos de Estados Unidos. El gobierno prepara una regulación que impediría a sus empresas vender inteligencia artificial (el algoritmo) a terceros.
La decisión obedecería a una cuestión de interés y defensa nacional, idénticos argumentos a los esbozados por Estados Unidos para la prohibición de ByteDance dentro de sus fronteras. Y torpedearía la asociación de Oracle con TikTok.