¿Qué tal le está yendo al populismo europeo durante el coronavirus? No demasiado bien

Salvini
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En tiempos de crisis y ansiedad social, uno podría imaginar que los partidos más belicosos con el sistema gozarían de una mayor popularidad entre el electorado. Pero resulta que no es así. Una reciente encuesta de YouGov en distintos países europeos ilustra hasta qué punto el coronavirus no ha servido de trampolín para las formaciones populistas, sino, de algún modo, al contrario.

Creemos más en la ciencia y en las instituciones.

Los datos. Los recopila The Guardian en este artículo. Los investigadores plantearon diversas preguntas en clave populista (es decir, fundamentadas en una dicotomía entre la gente común, el pueblo, y las élites) y compararon las actitudes de los encuestados respecto a años precedentes. Preguntados sobre si "el poder de una unos pocos intereses elitistas previenen a nuestro país de progresar", todos los países se mostraron bastante más escépticos al respecto que en 2019.

Dinamarca pasó del 33% de respuestas afirmativas al 22%, una caída de 11 puntos. Similares descensos se registraron en Reino Unido (9 puntos), Alemania (9 puntos), Francia (8 puntos), o Italia y España (6 puntos). Estos últimos dos países, por cierto, eran los más proclives a compartir postulados populistas en 2019 y lo siguen siendo en 2020, aunque en un porcentaje menos significativo (del 80% al 69%).

En profundidad. Hay más datos que corroboran la tendencia. En Dinamarca y Alemania, por ejemplo, la noción de que las élites "ocultan información deliberadamente a la opinión pública para sus propios intereses" ha caído 20 puntos. En Italia y Francia la idea de que "mi país está dividido entre personas ordinarias y élites corruptas" ha descendido 7 y 5 puntos respectivamente, 11 y 9 en el caso de Dinamarca a Alemania.

Esto, conviene aclararlo, no significa que una mayoría acepte los postulados populistas en los países analizados. El 66% de los españoles, por ejemplo, sí cree que exista una brecha entre la "gente común" y la corrupta élite. La diferencia aquí es la tendencia: cae en todos los países, al margen de lo extendidas que estén estas ideas entre la población.

Las explicaciones. En general, los electorados europeos creen menos en el marco élites vs. pueblo que tantos réditos ha entregado a los partidos populistas, la mayoría, pero no todos, de extrema derecha. ¿Por qué? Porque se han revertido ideas largamente asentadas en el imaginario popular. Los expertos, tan detestados antaño, son hoy críticos para fiscalizar la respuesta de los gobiernos al coronavirus. En tiempos de crisis sanitaria y epidémica, confiar en científicos y médicos parece una buena idea.

Contraste. En muchos sentidos, la opinión de la comunidad científica ha servido como herramienta de fiscalización a la competencia de cada gobierno. Seguir las recomendaciones técnicas, como este pequeño ejercicio comparativo de The Economist ilustra, se ha convertido en la prueba del algodón para evaluar si un país lo ha hecho bien o mal. Así, gobiernos como el alemán, percibidos como muy comprometidos con una respuesta científica al virus, gozan de mayor popularidad.

Rally 'round the flag! Otro factor quizá decisivo en el retroceso del populismo: el efecto lealtad hacia el gobierno/líder de la nación en tiempos de crisis. En la ciencia política, este proceso se conoce como "rally 'round the flag", y sirve para explicar los repuntes de popularidad de gobernantes situaciones extremas, como una guerra. Descontando a Pedro Sánchez y otros presidentes, esta fue la tónica general durante los primeros meses de la epidemia. Conti o Merkel se volvieron más populares. La gente necesitaba estandartes que unieran en la adversidad.

No tan rápido. ¿Podemos extraer grandes conclusiones de la encuesta? Conviene tomarla con cautela. Ningún gran país europeo ha celebrado elecciones nacionales durante el último año, por lo que el impacto electoral de la epidemia aún es incierto (en Estados Unidos, eso sí, sabemos que las fuerzas populistas han salido perjudicadas; en Europa ninguna controla el gobierno). Y conforme la crisis se extiende, también lo hace el cansancio. La fatiga. El descontento.

La probabilidad de acudir a partidos que exploten la incompetencia de las élites o, directamente, teorías de la conspiración.

Don't believe the truth. Otros ensayos han cuestionado los supuestos "nuevos consensos" que ha generado el coronavirus, como el refuerzo de lo público, el repliegue proteccionista o el renovado protagonismo del estado en las cuestiones públicas. Los partidos populistas aún tienen una ventana de oportunidad para explotar la crisis y llevarla a su narrativa. Sabemos que las teorías conspirativas han ganado terreno durante los últimos meses, caldo de cultivo para abigarradas ideas populistas.

Así que tenemos que esperar. Pero la epidemia parece haber modificado otra tendencia, la del escepticismo en torno a "los expertos". Hoy no nos queda mucho más remedio que creer en ellos.

Imagen: Remo Casilli/GTRES

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