Si quieres ser como Suecia, prepárate para subir los impuestos a las rentas más bajas

Suecia impuestos clases bajas
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

¿Cuál es el secreto de los países nórdicos? Muy ricos, aparentemente eficientes, muy satisfechos con elevadas cargas impositivas. Suecia, por ejemplo, presume a menudo de soportar uno de los pesos fiscales más elevados del planeta. Lleva razón. Los suecos, en conjunto, pagan en torno al 44% de su riqueza en impuestos. A cambio, cuenta la leyenda, reciben unos servicios públicos sin parangón.

La realidad es más compleja.

Estructura. Hace algunos meses, Eurostat habilitó una herramienta para explorar las cargas fiscales que soportan los hogares europeos en función de su residencia y de su posición económica dentro de su país (divido por deciles). Las familias suecas, en efecto, pagan muchísimos impuestos. Más que la media. Pero he aquí lo sorprendente: lo excepcional no reside en la presión fiscal de las rentas altas, sino de las bajas.

Dentro gráfico.

Cifras. Las rentas altas suecas (el 20% de las personas más ricas del país) abonan al estado un porcentaje muy similar de su patrimonio (36,3%) al de las rentas altas alemanas (38%), holandesas (38%) o incluso irlandesas o británicas (33%), países menos simpáticos a los impuestos. La diferencia real reside en las rentas bajas (el 20% más pobre y el segundo quintil). En Suecia pagan hasta ¡el 37%! de su riqueza en forma de impuestos; porcentajes inferiores al resto (entre el 27,9% y el 12,1% para el primer quintil).

Contraste. Es un hecho llamativo. En materia de presión fiscal, Suecia no parece un estado demasiado progresivo. Otra comparación pertinente: España. En 2017, la carga impositiva sobre los hogares españoles más pobres se ubicaba en el 25,2%. El porcentaje bajaba al 22,35% y al 23,95% en el segundo y tercer quintil, familias teóricamente más ricas. Es una distorsión también presente en Suecia y explicada así por Fedea:

Esta singularidad se debe fundamentalmente al peso que alcanzan para los hogares situados en el primer quintil los impuestos indirectos y las cotizaciones sociales, en especial, las de los autónomos, así como a la existencia, en el primer centil, de hogares con rentas brutas negativas.

La clave. ¿Suecia es, entonces, un estado muy desigual? Todo lo contrario. Se cuenta entre los más igualitarios de Europa, al igual que el resto de compañeros nórdicos. ¿Qué sucede? Que el estado redistribuye la riqueza a través del gasto público, no a través de los impuestos. Es algo sobre lo que Fedea, entre otros think tanks económicos, lleva advirtiendo años. La mejor forma de corregir las desigualdades es mediante políticas públicas bien diseñadas, no subiendo los impuestos sólo a los ricos.

La tendencia. En España y en otros países, sin embargo, el discurso suele ir por otros derroteros, con subidas significativas de impuestos sólo a las rentas altas o directamente rebajas generales, en función de quién gobierne. Si Irlanda quisiera pagar impuestos a la sueca, por ejemplo, tendría que subir la presión fiscal un 25% y un 23% al primer y segundo quintil (los hogares más pobres), pero sólo un 2% al quinto (los más ricos).

IRPF. Es algo que podemos ver con claridad en los tramos máximos del IRPF. El sueco (57,2%) es alto, pero el noruego, un estado similar, no tanto (38,2%). En España los hay de hasta el 47,5%; en Francia y Austria alcanza al 55%; y en Estados Unidos llega al 43%. El secreto es cuándo entran, no cuánto suponen sobre el papel. En Suecia y Noruega se comienza a pagar cuando se cobra 1,5 y 1,9  veces el sueldo medio. Es decir, poco.

Historia muy distinta a la de España (2,4), Estados Unidos (9,2), Francia (16,1) o Austria (22,7). Sus tipos máximos pueden ser todo lo alto que quieran. El problema es el umbral a partir del que se aplican. Y no llegan a las clases medias, ni siquiera a las medias-altas. En Suecia sí.

El resultado. Por supuesto, el secreto de Suecia y del resto de países nórdicos es más complejo. Su presión fiscal es alta, en efecto, pero no para todos los casos. El Impuesto de Sociedades no supera el 22% (por debajo de la media de la OCDE) y su sistema impositivo es lo suficientemente complejo y equilibrado como para que gran parte del país esté satisfecho con una carga tan elevada como la que soporta.

Pero la lectura es útil para aquellos partidos que tengan a los países escandinavos como referentes. Sí, pagan muchos impuestos. Pero no porque graven más a los ricos, sino porque gravan más a todo el mundo.

Imagen: Jonathan Brinkhorst

Newsletter de Xataka

Suscríbete a "Xatakaletter", una forma distinta de informarte cada semana de la actualidad tecnológica hecha con pasión por el equipo de Xataka.
Comentarios cerrados
Inicio