Mesut Özil lleva desde el pasado mes de octubre sin vestir la camiseta del Arsenal, el club que le paga su generoso salario, en un partido oficial. El motivo oficial es común a muchos otros futbolistas: está lesionado. Pero el juicio moral que le rodea no lo es tanto. El pasado fin de semana el Daily Star, diario sensacionalista londinense, le acusaba de un extraño vicio: utilizar su baja para pasar horas y horas jugando al Fortnite.
Es el nuevo problema de disciplina entre los atletas profesionales.
Lesión agravada. Al parecer, Özil dedica una media de cinco horas al día al juego, abrumadoramente popular en todo el mundo. Bild, el periódico alemán de mayor tirada y menor reparo deontológico, utilizó la historia del Daily Star para cargar aún más las tintas: según un "experto médico", el vicio de Özil podría afectar negativamente a su recuperación.
Es incierto hasta qué punto lo publicado por Bild es cierto, pero sí ha servido para socavar aún más la reputación de Özil en Alemania y Reino Unido. Hace algunos meses, dejó la selección acusando de "racismo" a los medios y a la propia federación alemana.
La fiebre. Más allá de Özil, Fortnite se ha convertido en un elemento central a la vida de muchos deportistas profesionales. Su preponderancia en el universo futbolística es abrumadora. Griezmann celebra los goles con bailes del videojuego; Delle Alli y Harry Keane retransmiten sus partidas conjuntas en Twich; e incluso figuras más veteranas como Ibrahimovic se han apuntado a la fiebre. Es ineludible.
Los problemas reales. También en otros deportes. Diversos directivos, jugadores y entrenadores de las ligas profesionales americanas (NHL, NBA, MLB) han expresado su preocupación por la dinámica. Según The Washington Post, algunos clubes monitorizan las horas de juego de sus jugadores, y algunas estrellas en ciernes han perdido contratos por su conocida adicción. Fortnite es el nuevo gran problema de disciplina profesional.
Se acabó el salir de fiesta. La preocupación de los entrenadores hoy es que sus atletas no hayan dormido lo suficiente tras una noche de éxtasis en Fortnite.
La adicción. Fortnite acumula ya más de 125 millones de usuarios, con picos de ganancias mensuales de casi $300 millones de dólares. Son frecuentes los testimonios de padres y expertos pedagógicos sobre su carácter adictivo, y comienzan a brotar historias de niños en rehabilitación tras maratones de diez o doce horas frente a la pantalla. La OMS incluyó a los videojuegos como una posible adicción en su listado de "desórdenes".
La evidencia científica disponible no es concluyente al respecto. Pese a que algunos estudios avalan la tesis de la OMS, otros con más de 19.000 participantes hallaron tan sólo entre una o tres personas enganchadas a los videojuegos. Un porcentaje marginal.