El turismo es una industria al alza. Lo saben bien los tradicionales campeones en la materia, Estados Unidos, España y Francia, que suman más de 80 millones de vistias anuales cada uno, pero también los países emergentes. La democratización de la aviación comercial y el interés por explorar zonas remotas, exóticas y no atestadas de otros turistas ha abierto nuevos mercados. El ejemplo más nítido es China: poco a poco, está devorando el turismo internacional.
Ahora bien, viajar no es siempre un negocio seguro. La apertura de nuevos destinos también conlleva ciertos riesgos antaño inexistentes. Países como Italia o España disfrutan de una infraestructura del turismo labrada en el tiempo, y pese a sus peculiares desastres políticos o económicos, son muy seguros y estables. Lo mismo puede decirse de la mayor parte de los países occidentales, tengan o no mucho turismo.
En Asia, África y parte de América Latina la situación es muy distinta. Para ponderar bien el riesgo que supone viajar, pongamos, a Kazajistán, International SOS y Control Risks han lanzado Travel Risk Map: un mapa interactivo que permite observar de un plumazo cuáles son las regiones y los países del mundo más peligrosos. Aquellos a los que, si tienes previsto viajar al año que viene, deberías hacerlo tomando todas las precauciones posibles.
Travel Risk Map incluye tres niveles de medición: por un lado, la peligrosidad en sí misma. Es el elemento más llamativo y también el más simple. Incluye cuestiones cruciales como la seguridad (cuál es la probabilidad de que te atraquen o asesinen en una ciudad) y como la situación política de país (si hay una guerra civil, brotes de violencia popular, inestabilidad, golpes militares, revoluciones o grupos terroristas actuando a gran escala).
A partir de ahí, colorea el mundo en cinco colores distintos. Los países en verde son los hiperseguros: aquellos donde es prácticamente imposible que tengas percance de algún tipo. Hay pocos afortunados en este listado y están todos en Europa: Finlandia, Luxemburgo, Noruega, Dinamarca, Suiza, Eslovenia y, si tienes a bien llegar hasta allí, Groenlandia. El resto del continente y de América del Norte queda clasificado en el segundo nivel.
¿Por qué? El mapa no incluye descripciones individuales, pero los índices de criminalidad o la posible amenaza terrorista influye. Todos los países grandes están en nivel amarillo, pese a que como España o Alemania, sean extremadamente seguros.
En naranja aparecen los países a mitad de camino entre ambos mundos. La inseguridad y la violencia no es habitual, pero el estado no cuenta con un adecuado nivel de respuesta ni proporciona el suficiente amparo a sus ciudadanos y turistas. Es decir, Ucrania (el Donbass aparece en color rojo oscuro), Turquía, Kosovo, Rusia, Brasil o la mayor parte de Colombia, además de la práctica totalidad de los países africanos y asiáticos.
En rojo y rojo oscuro están las zonas peligrosas y extremadamente peligrosas. Estas últimas viven situaciones de abierto enfrentamiento bélico. Traducido: ni te acerques a Siria, Yemen, Irak, el norte de Nigeria, el Congo, Libia, buena parte de Sudán, el norte de Mali o Somalia. Lo dicta el más elemental sentido común, pero nunca está de más verlo en un mapa.
¿Y las rojas? Tampoco es recomendable acercarse. Ya sea por su situación próxima a otros conflictos (muchas regiones internas de otros países están coloreadas en rojo por su carácter fronterizo) o porque la violencia sea habitual (que no permante), no son regiones seguras. Pakistán, parte de Arabia Saudí colindante con Yemen, Venezuela, las zonas interiores de Colombia, casi todo el África subsahariana, gran parte de la India, Myanmar, Papúa Nueva Guinea al completo, amplias zonas de México y países como Honduras o El Salvador.
El mapa, además, incluye otros dos apartados: la seguridad médica y el estado de las carreteras/infraestructuras. Este último correlaciona casi a la perfección con el nivel de desarrollo del país, y es muy útil si vas a alquilar un coche. ¿Europa y América? En general guay, aunque Brasil, Bolivia y Paraguay no cuentan con las mejroes vías. En el Este de Europa el nivel de riesgo es bajo, pero no tan bajo como en Europa occidental (otra brecha más).
Partiendo de esta base, es mala idea conducir por la totalidad de África y casi todo Asia (incluyendo Rusia y China). Pocas excepciones (una sorprendente India y Pakistán, además de Uzbekistán; Afganistán parece tener buenas carreteras, pero de poco sirven si están plagadas de comandos talibanes).
A nivel médico, el mapa analiza no sólo las infraestructuras sanitarias disponibles, sino también la probabilidad de que te atiendan con eficiencia y de que una mera infección no termine con tu vida. En este caso la visualización es de extrema utilidad. Puntos negros: Afganistán, Libia, Níger, la costa guineana de África (ébola), Venezuela o Corea del Norte. En gran parte del mundo, explica el mapa, las condiciones son variables. Lo ideal, ir al verde.
Elegir tus destinos en 2019 ya es más sencillo.