Una versión de este artículo fue publicada en 2018.
Hay muchas formas de contar e interpretar el mundo. La más elemental es a través de un mapa político: aquí se encuentran los países, aquí sus capitales, así se relacionan entre ellos. Como sabemos, esto sólo ofrece una visión elemental del planeta que habitamos. Hay naciones dentro de otras naciones; hay lenguas que superan, con mucho, el alcance de un país; y hay un universo infinito de posibilidades fronterizas en base a la historia, la población o la economía.
Las hay más complejas o menos elementales. Podemos pensar en los libros, en los lazos comerciales, en los ferrocarriles o en la geografía, apartado a su vez plagado de posibilidades. Una de las más sugerentes la plantean los ríos y más en concreto sus cuencas hidrográficos: ¿y si debiéramos pensar el mundo político y físico no en base a las fronteras que conocemos sino en base a las cuencas que vertebran los continentes? La pregunta abordó en su día al cartógrafo aficionado Robert Szucs. El resultado fueron estos mapas donde se realza la naturaleza de cada una de ellas.
Su planteamiento es bastante sencillo es simple y su resultado, cuanto menos, llamativo: el mundo ordenado por sus ríos generaría naciones diminutas circunscritas a cursos fluviales con escasos afluentes que nacen y mueren a pocos kilómetros de la costa; y gigantes continentales que se expanden de norte a sur, de este a oeste, en forma de enormes sistemas de ríos conectados entre sí. Esto es especialmente evidente en Estados Unidos, pero también en el continente europeo.
¿Cómo los ha hecho? Esto nos cuenta: "Pasé años buscando y recopilando datos, tratando de no volverme loco, y trabajando durante semanas y semanas corrigiendo la información. Dediqué más de un día a exportar el mapa, pero valió la pena". En total son más de nueve millones de líneas. Una tarea titánica y fruto de una motivación sostenida en el tiempo: "Siempre supe que quedaría espectacular, pero que también sería educacional. Esperé y trabajé con paciencia, sabiendo que tardaría semanas o años, pero que lo lograría terminar".
El cartógrafo se declara un amante de los ríos y del sinfín de actividades que el ser humano despliega sobre ellos, como la natación o el remo. "Quería hacerles justicia con mis mapas". Lo hizo, sin duda. Su aportación más valiosa es sin duda la capacidad de explicar gran parte de las realidades políticas a través de la geografía. Lejos del determinismo, a través de sus mapas es posible intuir el Imperio Austrohúngaro, el Congo o las diversas regiones culturales que componen macropaíses como China, Rusia o la India.
He aquí su colección.