En el 99, a Kevin Omland le tocó estudiar los cuervos. No, no era la cosa más divertida del mundo. Tampoco la más interesante. La ciencia de verdad no suele serlo durante la mayor parte del tiempo. Supongo que por eso a Omland se le ocurrió una idea que no sólo cambiaría lo que sabíamos sobre los cuervos, sino que está camino de explicar cómo nacieron los humanos modernos.
Popper decía que la ciencia es una sucesión potencialmente infinita de conjeturas y refutaciones. En ese sentido, Omland solo hizo una conjetura: que, aunque todo el mundo creía que el cuervo común era una sola especie, en realidad había dos. El pobre Omland no tenía ni idea del enredo en que se metía.
Su idea inicial es que lo más lógico es que hubiera un cuervo del "viejo mundo" y un cuervo del "nuevo mundo". Sin embargo, descubrió que la historia era mucho más compleja. Según parecía, en los mismos EEUU había dos linajes distintos: el cuervo "californiano" concentrado en el suroeste norteamericano y el cuervo "holártico" que vivía en Nueva Inglaterra, Alaska, Noruega y Rusia.
Tras años de trabajo, en 2012, su equipo de investigación descubrió que esos dos linajes de cuervos habían divergido hacía uno o dos millones de año. Esto era muy interesante para los biólogos evolutivos. Durante más de un siglo, la especiación, el momento exacto en que una especie se divide en dos ha sido uno de los grandes enigmas científicos.
Sin embargo, hubo un pequeño detalle que no cuadraba. Descubrieron que esos dos linajes se estaban empezando a unir de nuevo en las últimas decenas de miles de años. Fue entonces cuando se dio cuenta que el cuervo común era de todo menos común.
"El resultado final [la fusión de dos especies en una] es un proceso evolutivo natural, y probablemente se haya producido en cientos (o casi con toda certeza) miles de linajes en todo el planeta", explicaba Kevin Omland, que ahora es profesor de ciencias biológicas en la Universidad de Maryland, Condado de Baltimore (UMBC).
Un cuervo, no dos: hablamos de nosotros
No solo se trata de que "la extensa información genética revela uno de los mejores ejemplos de reversión de la especiación en dos linajes profundamente divergentes", es que "los hemos pillado en el acto", explicaba Arild Johnsen, profesor de zoología y biología evolutiva en la Universidad de Oslo, otro de los investigadores.
Para conseguirlo, Anna Kearns, autora principal del estudio e investigadora del Smithsonian Center for Conservation Genomics, integró datos de decenas de bases genéticas de todo el mundo y examinó la genética de cientos de cuervos recogidos en América del Norte. Una tarea que ha llevado casi 20 años y que ha conseguido documentar cómo dos especies distintas pueden converger en una sola de nuevo.
Parece un aburrido asunto de ornitología, pero este descubrimiento tiene más implicaciones de lo que podríamos pensar. Está hablando de nosotros. Los seres humanos modernos somos otro ejemplo de una unión de linajes. Así se explica que los genes neandertales, devinsonianos y de otros grupos que aún no conocemos sigan en nuestro genoma. Somos seres híbridos.
No es difícil imaginar nuestra historia como una forma en que distintos linajes humanos se desarrollaron por su cuenta en distintas zonas del mundo para volver a unirse en el ser humano actual. Es un bonito homenaje a Juego de Tronos que sean precisamente los cuervos los que nos traigan un mensaje para "comprender mejor cómo funciona el proceso que nos hizo ser quiénes somos".