Hace unos meses, una noticia circulaba por los medios como la pólvora: mientras ciudades medianas como Málaga o Santander habían aumentado sus habitantes durante la pandemia, otras como Barcelona o Madrid habían perdido población. Como vimos, la noticia tenía truco, pero se suscribía a una línea de pensamiento común en la España del coronavirus: si puedo teletrabajar, quizá sea hora de abandonar la gran urbe.
¿Por qué? No sabemos si la tendencia sobrevivirá al futuro post-pandémico (lo más probable es que no), pero sí sabemos que las condiciones materiales que hicieron de la huida algo tan atractivo hace un año siguen ahí. Este informe del Banco de España sobre el coste de vida en las grandes áreas urbanas españolas: Madrid y Barcelona fueron un 20% más caras en 2020 que las demás, un sobrecoste atribuible casi en exclusividad a la vivienda. El alquiler está desangrando el sueldo de sus residentes.
Los datos. El informe pondera diversos aspectos de la vida diaria de los españoles (enseñanza, sanidad, restaurantes, agua y luz, comunicaciones, cesta de la compra, etcétera), los pone en una balanza y los compara. El factor crítico es la vivienda, un "25%" del gasto de las familias en promedio nacional. En Madrid y Barcelona, explica el Banco de España, el alquiler en áreas urbanas es un 82% mayor que en el resto. Todos los demás costes (alimentación, transporte, ocio y cultura) son muy parejos.
Como este gráfico ilustra, la disparidad se explica sólo por la vivienda.
Evolución. Si nos vamos a los polos opuestos, el coste de vida en Madrid/Barcelona es un 31% más caro que en el área urbana más económica recogida por el informe, Elda-Petrer. Bajo cualquier parámetro la distancia entre las ciudades está creciendo: en 2004 la diferencia entre Madrid/Barcelona y la ciudad más económica era del 22% (frente al 31% ya mencionado), mientras que la diferencia entre el percentil 75 (Zaragoza, Sevilla) y el 25 (Badajoz, Albacete) era del 4,4% (frente al 7% de 2020). La competencia interna entre ciudades se ha agudizado.
¿Cobran más? Respuesta corta: sí. Respuesta larga: pero no lo suficiente. Madrid y Barcelona no disfrutan de una "prima salarial" equivalente a la de Londres o París, en no poca medida por la ausencia de competencia en el resto del país (las empresas no te ofrecen más dinero por trasladarte a Madrid porque saben que no vas a ir a encontrar un trabajo equivalente en ningún otro sitio). Con todo, los sueldos allí del sector privado son un 45% más altos que en otras ciudades españolas... Hasta que son devorados por el coste de la vivienda, lo que reduce la prima al 21%.
Relativizando. ¿Sale a cuenta entonces mudarse a las dos capitales? El cálculo es personal, pero la diferencia de sueldo no es tan generosa. De media y en toda España un aumento del 10% en los salarios equivale a un coste de vida extra del 1,9%... Excepto en Madrid/Barcelona, donde se dispara. Los gráficos de más arriba ilustran el efecto igualador que la vivienda tiene en los sueldos de Madrid/Barcelona: su relación entre "salarios nominales" y "reales" en 2018 era la más baja de todas.
Es allí donde tu nómina mensual tiene menos relación con tu poder adquisitivo real, donde es menos informativa.
Cambio de cálculo. Es aquí donde entra el teletrabajo: la desproporción de costes es tan elevada que cuando algunas empresas permitieron a sus empleados desempeñar sus labores desde casa, muchos se mudaron. La Comunidad de Madrid (proxy para Madrid) perdió 20.000 habitantes durante el año pasado. El dato rompía con diez años de crecimiento ininterrumpido. Madrid ya no sólo atraía a la población de provincias y capitales pequeñas, estaba captando ya a los residentes de las ciudades españolas de segundo orden. ¿El motivo? El trabajo estaba allí, solo allí.
La deslocalización cambia el cálculo. Y la clave está en la vivienda.
En la imagen de portada, el mapa de las áreas más baratas (verdes) y más caras (rojo) de España. Elaboración: Banco de España