La Policía Nacional ha informado de la Operación Saguaro, que ha consistido en la detención de un hombre en Abegondo, provincia de La Coruña. Este individuo contaba en su domicilio con un taller clandestino de impresión de armas que "fabricaba" gracias a tres impresoras 3D que se han encontrado en él. También contaba con planos para su elaboración.
Como parte de la operación, la Policía ha intervenido un subfusil AR9 en un estado casi finalizado, ensamblado con piezas impresas en 3D mediante el material incautado. Los encargados de la operación han sido agentes de la Comisaría General de Información, colaborando con la Brigada Provincial de Información de A Coruña, y dirigidos por Juzgado de Instrucción número tres de Betanzos.
Una práctica que va a más en toda Europa
Según la Policía Nacional, el número de armas de este tipo incautadas está creciendo en toda Europa. Es por ello que en mayo tuvo que celebrarse un Congreso Internacional sobre Armas de fuego impresas en 3D, organizado por la Europol. En él se compartió mucha información sobre la amenaza que suponen las armas impresas en 3D.
Volviendo a nuestro país, una operación como esta tampoco es del todo novedad. Con la operación Odilo, que tuvo lugar en septiembre de 2020, la Policía ya desmanteló el primer taller ilegal de impresión de armas fabricadas en 3D.
En el caso de la operación de Abegondo, la investigación partió de la detección a principios de año de un canal en una red social de intercambio de fabricación de armas impresas. Aunque no lo detallan, probablemente se trataba de un grupo de Telegram o WhatsApp relativamente abierto a nuevos participantes. Tras el seguimiento, la Policía detectó que uno de los miembros más activos era español y vivía en Galicia.
El sujeto detenido daba consejos y documentación a otros participantes. Para su labor de fabricación se aprovechaba de dos circunstancias. La primera era vivir en un lugar difícil de encontrar. La segunda, disponer de un lugar de trabajo que le permitía conocer a fondo la fabricación de piezas metálicas, que según se desprende del comunicado, también usaba para completar el ensamblaje.
En la casa había muchas piezas ya impresas listas para el ensamblaje, como un armazón o corredera fabricados con fibra PETG, material del que tenía gran cantidad de rollos. En cuanto al subfusil AR9, el comunicado refleja que estaba a punto de finalizarse, y que no era el único arma presente en el domicilio, aunque sí la única tan efectiva. También contaba con una ballesta tiragomas de gran potencia, una ballesta modificada junto a muchas flechas y armas de airsoft.
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