Las aplicaciones de los superconductores son numerosas. Podemos encontrarlos en los reactores experimentales de fusión nuclear, en los trenes de levitación magnética, en las máquinas de resonancia magnética nuclear o en los aceleradores de partículas, entre otros ingenios de vanguardia. Cuando un material adquiere la propiedad de superconductividad consigue conducir la corriente eléctrica sin resistencia y sin que se produzca ningún tipo de pérdida de energía.
Suena muy bien, pero hay un problema: para que esta propiedad emerja es necesario someter al material candidato a una temperatura crítica extremadamente baja. Las bobinas que forman parte del motor magnético del reactor experimental de fusión nuclear JT-60SA, que está ubicado en Naka (Japón), han sido refrigeradas con éxito en las primeras pruebas para que alcancen 4,8 kelvin (-268 ºC).
Otro ejemplo: los imanes de niobio y estaño (o niobio y titanio) de ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor) tendrán que ser enfriados con helio supercrítico para adquirir la ansiada superconductividad. No obstante, esta propiedad no está ligada únicamente a una temperatura extremadamente baja; también está condicionada por la presión a la que está sometido el material. Y, como podemos intuir, trabajar con superconductores en estas circunstancias no es fácil. Ni barato.
Este es el contexto en el que el reciente anuncio de los investigadores surcoreanos Sukbae Lee, Ji-Hoon Kim y Young-Wan Kwon ha irrumpido como un trueno en el seno de la comunidad científica. Su promesa lo justifica. Y es que, como os contamos la semana pasada, en el artículo preliminar que estos científicos han publicado en arXiv aseguran haber puesto a punto una estructura de apatita de plomo dopada con cobre llamada 'LK-99' que adquiere la superconductividad con una temperatura crítica igual o superior a 400 kelvin (127 ºC) y a presión ambiental.
Algunos de los mejores laboratorios del mundo ya intentan replicarlo
Es difícil no dejarse llevar por el entusiasmo ante un anuncio que nos promete poner sobre la mesa, ni más ni menos, un superconductor insultantemente accesible tanto desde un punto de vista económico como práctico. Sin embargo, no debemos pasar por alto algo fundamental: el artículo que han publicado en arXiv Lee, Kim y Kwon es una prepublicación, y su experimento todavía no ha sido replicado con éxito de forma fehaciente ni revisado por pares. Esto no significa necesariamente que sea un fraude, pero nos invita a adoptar una postura razonablemente escéptica.
El Laboratorio Nacional Argonne y la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong son dos de las organizaciones que están intentando replicar el experimento
Sea como sea es probable que nuestras dudas se disipen pronto. Y es que los científicos de algunos de los mejores centros de investigación del planeta están intentando replicar el experimento de estos investigadores surcoreanos. Dos de ellos son el Laboratorio Nacional Argonne, en Estados Unidos, o la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong, en China. Ya han visto la luz algunos experimentos que prometen haber conseguido repetir el resultado obtenido por Lee, Kim y Kwon, pero por el momento todos ellos arrojan dudas tanto acerca de las condiciones en las que se ha recreado el hallazgo como del resultado que han obtenido.
Como os anticipamos la semana pasada varios expertos se han pronunciado acerca del artículo preliminar elaborado por los investigadores surcoreanos, y todos ellos son, por el momento, saludablemente escépticos. Leni Bascones, que es doctora en física e investigadora del CSIC en el ámbito de los superconductores, ha señalado que el resultado del experimento no es lo suficientemente convincente y el análisis de los datos le parece osado. El profesor Francis Villatoro también sostiene reservas razonables acerca de las conclusiones a las que han llegado los científicos surcoreanos, y otros expertos tanto españoles como extranjeros han optado por mantener la cautela.
En cualquier caso no tenemos por qué tirar la toalla. Las reservas que están exponiendo muchos expertos forman parte del escrutinio al que debe ser sometido cualquier hallazgo científico, especialmente si es tan ambicioso y a priori relevante como este. Con toda probabilidad tendremos que esperar varias semanas hasta que los centros de investigación que están intentando replicar el experimento den a conocer su valoración. Y después sus resultados tendrán que ser revisados por pares. Si finalmente se confirma que lo que defienden Sukbae Lee, Ji-Hoon Kim y Young-Wan Kwon es fidedigno, estaremos de enhorabuena. Todos nos beneficiaremos de su hallazgo y el premio Nobel no se les escapará. Crucemos los dedos.
Imagen de portada: CERN
Más información: arXiv
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