Japón ha dado un paso hacia la independencia de China en tierras raras: un yacimiento de 230 millones de toneladas

  • Japón va a invertir decenas de millones de dólares para extraer del fondo marino tres millones de toneladas de tierras raras por año

  • El objetivo es convertirse en una potencia e independizarse de China

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Que hay varios países que tienen tiranteces con China (por definirlo suavemente), no es un secreto. Hay una abierta guerra tecnológica entre China y Estados Unidos con consecuencias como el veto a compañías, aranceles a productos, restricción de acuerdos comerciales y un constante miedo al espionaje. Hay un problema: China es una potencia en tierras raras, a mucha distancia del resto. Sin embargo, Japón va a empezar a minar un imponente yacimiento de 230 millones de toneladas para convertirse en una superpotencia.

¿El inconveniente? Está en el fondo del mar. Muy en el fondo.

Metales raros. Lo cierto es que el nombre de "tierras raras" es bastante confuso porque no son tierras y, desde luego, tampoco escasean. En realidad, son un conjunto de elementos químicos y metales, y ese apellido de "raros" no tiene nada que ver con su presencia en la corteza terrestre, sino con la dispersión por la misma y lo difícil que es tanto su extracción como el refinado.

Son tremendamente importantes para el desarrollo de varias industrias muy de actualidad, como la de la construcción de motores para vehículos eléctricos, imanes, fibra óptica, dispositivos médicos, los semiconductores, turbinas eólicas o instrumental astronómico. Y esa enorme importancia, sumado a que China tiene casi el monopolio de la extracción y el refinado, suele originar conflictos con otros países.

Antecedentes. Sin embargo, como decimos, Japón ha encontrado oro. O casi mejor. Hace unos meses te contamos que las autoridades japonesas habían posado la mirada en un área frente a la isla de Minami-Torishima. Se trata de un atolón situado a unos 1.900 kilómetros al sureste de Tokio, cuyo lodo marino tendría una gran concentración de estos metales o tierras raras.

Los primeros cálculos de los investigadores japoneses apuntaban a una riqueza de 16 millones de toneladas de tierras raras en una región de unos 2.499 kilómetros cuadrados. Sin embargo, anuncios más recientes estiman que el tesoro es mucho, muchísimo más jugoso.

Mina submarina. El pasado 21 de junio, la Fundación Nippon y la Escuela de Posgrado de la Universidad de Tokio confirmaron que, tras los análisis anteriores, la zona de la isla Minami-Torishima tenía unos 10.000 kilómetros cuadrados con una gran densidad de metales raros. Esta zona se encuentra dentro de la Zona Económica Exclusiva de Japón y han estimado que hay 230 millones de toneladas de recursos.

Dentro de esa gigantesca fuente de recursos, creen que puede habar 610.000 toneladas de cobalto y 740.000 toneladas de níquel, suficientes para un autoconsumo de 75 y 11 años respectivamente. El cobalto se utiliza para la creación de baterías, superaleaciones de cara a la producción de turbinas y motores de avión, así como catalizadores para la industria petroquímica o imanes de discos duros y equipos de sonido. El níquel es vital para fabricar acero inoxidable, componentes de aviones, baterías, joyería e imanes, entre otros productos.

Manganeso Así está el lecho marino de la zona explorada. Todo eso son pelotas de manganeso

No será fácil. Esta información se ha conseguido gracias al análisis de módulos de manganeso extraídos de la zona mediante un sumergible no tripulado, y están formados por manganeso, hiero, níquel, cobalto o cobre. Los investigadores creen que hay unos 23 kilos de módulos de manganeso por metro cuadrado en la zona, aunque hay otros cuadrantes en los que han observado una densidad de 30 kg por metro cuadrado.

El problema es que, como comentábamos, la extracción de estos metales y elementos no será nada sencilla, ya que ese lecho marino se encuentra a profundidades de entre 5.200 y 5.700 metros. Además de la propia extracción, habrá que realizar un concienzudo análisis para determinar el impacto medioambiental del proceso.

Sin perder el tiempo. Una vez finalicen los análisis (y se gestione todo), la idea es empezar a explotar la zona en 2025. Será entonces cuando se realizará una prueba práctica que durará tres años y con las que se esperan extraer miles de toneladas de estos módulos de manganeso al día. El objetivo es que, cuando se demuestre la viabilidad del proyecto, sea el sector privado el que pueda tomar la iniciativa del proyecto.

El coste de la operación se estima en decenas de millones de dólares (no han sido nada concretos en esto, no), pero el resultado puede ser la creación de una nueva economía para Japón, así como el desarrollo de una industria que, ahora mismo, no tienen.

Independizarse de China. Con una extracción de tres millones de toneladas anuales de estos metales raros, desde Japón esperan convertirse en un país rico en recursos para apuntalar la seguridad económica del país. Y un aliciente para realizar esta operación es dejar de depender casi al completo de China, país del que ahora mismo importan los materiales que necesitan y que son fruto del procesado de las tierras raras por parte del gigante asiático.

Es algo en lo que otros países del mundo también están interesados y la propia Europa ya tiene ambiciosos objetivos de cara a 2030 para dejar de depender -tanto- de China. El problema de esos países que no son China se llama, precisamente, medio ambiente. Las leyes chinas son algo más laxas en este terreno y procesar las tierras raras es un proceso tremendamente contaminante que puede afectar a los planes europeos, norteamericanos y, ahora, japoneses. Y veremos qué pasa con Groenlandia.

Imágenes | TNFSA

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