AstraZeneca vuelve a estar de actualidad. Según Reuters, la farmacéutica anglosueca acaba de comunicar a la Unión Europea que entregará menos de la mitad de las vacunas conta el Covid-19 que se acordaron para el segundo trimestre. Un retraso que se suma al que ya se anunció para el primer trimestre y que provocó la "crisis de las vacunas" de hace unas semanas.
Esto ha hecho temer que el objetivo de la UE de vacunar al 70% de la población para verano se vea comprometido; sin embargo, a medida que vacunas como la de Johnson&Johnson, Curevac o Novavax se acercan a su aprobación, ese miedo parece infundado. Lo interesante de AstraZeneca empieza a ser otra cosa: un ejemplo nítido de cómo las reacciones sociales, políticas y mediáticas en torno a una vacuna pueden acabar por dinamitar la confianza que el público tiene en ella.
Y es que, en muchas partes de Europa, la confianza en la vacuna de Oxford se ha desplomado sin que haya razones sólidas detrás.
¿Qué pasa con AstraZeneca?
El caso más visible es Alemania. En todo el país, según los datos del Instituto Robert Koch, solo se han utilizado 87.000 de las 736.800 dosis de vacuna AstraZeneca entregadas hasta la fecha. En España, para hacernos una idea, se han puesto 141.258 de las 418.000 que ha recibido.
Esto, en parte, se explica por las características de la vacunación con AstraZeneca: al restringirse a personas con menos de 65 años, los esfuerzos tienden a concentrarse en las capas más vulnerables de la población. No obstante, esto no da cuenta de todo el problema. Hace unos días, la radio pública alemana, Deutsche Welle, publicaba un reportaje en el que se alertaba de que la vacuna de AZ seguía siendo muy poco popular.
Explicaba que, entre el personal sanitario, se había vuelto habitual rechazar la vacuna alegando que era poco efectiva o incluso insegura para nuevas cepas. Aunque siempre es difícil establecer una relación directa, esto parece indicar que es el reflejo directo de la polémica de los últimos meses. No hay que olvidar que fue precisamente la prensa alemana la que publicó la exclusiva falsa de que la eficacia de la vacuna estaba era del 8% en mayores de 65 años y que las noticias sobre la "paralización" de esta misma vacuna en Sudáfrica han gozado de mucho eco en el país.
El nacimiento de una 'Leyenda Negra'
Sin embargo, la realidad es que la "leyenda negra" de AstraZeneca ha ido mucho más allá de donde permiten los datos. En la misma Alemania, numerosos expertos como el virólogo Christian Drosten o el inmunólogo Carsten Watzl han denunciado la desinformación y han aclarado que "decir que la vacuna AstraZeneca es de segunda categoría está completamente fuera de lugar, tanto científicamente como en términos de efectos reales".
Como hemos explicado en varias ocasiones, las cifras de eficacia que manejamos dependen de los ensayos clínicos y compararlos es una tarea casi imposible. De hecho, lo que nos estamos encontrando en algunos datos preliminares (como los de Escocia) es que con un buen diseño de la campaña de vacunación los resultados de AstraZeneca pueden ser mejores que las de las vacunas de ARNm.
Está claro que las reticencias sociales son razonables. Durante meses hemos reflexionado sobre la dificultad de sostener al mismo tiempo que habíamos conseguido muy rápido las vacunas y que era perfectamente seguras. No obstante, los datos hablan por sí mismos: ya se han puesto 200 millones de vacunas, los datos de seguridad y eficiencia empiezan a ser abrumadores y, afortunadamente, el escepticismo cada vez es más difícil de sostener.
Historia de una crisis anunciada
Lo más interesante de todo esto es que no podemos decir que sea una sorpresa. En octubre de 2013, cuando una de las grandes revistas médicas del mundo, el BMJ, publicó un par de estudios que sugerían que los efectos secundarios de las estatinas (un fármaco contra el colesterol) podían superar a los beneficios. Tras meses de debate soterrado, el miedo estalló en marzo de 2014 con titulares como "Por qué he abandonado las estatinas para siempre" (The Daily Telegraph).
Lo curioso es que, aunque la mayoría de los medios publicaron los estudios con reservas ("El miedo de los médicos a las estatinas puede costar vidas, dicen los investigadores", dijo 'The Guardian'; "Las estatinas NO tienen efectos secundarios mayores", tituló Daily Mail), los efectos de la polémica fueron dramáticos: entre un 11-12% de las personas que tomaban estatina (y la necesitaban) dejaron de hacerlo como consecuencia de ella.
Durante estos meses de pandemia estamos aprendiendo mucho sobre cómo interaccionan actitudes sanitarias, medidas políticas y polémicas mediáticas. En lo que hemos visto novedades es en este tipo de mecanismos que convierten la confianza en un "recurso no renovable"; algo que es difícil de construir, pero que se disuelve rápidamente y genera enormes problemas sociales después.
Imagen | Ivan Díaz
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