En otoño de 2020, la situación fue más precaria de lo que imaginamos. No teníamos vacunas para el COVID, la tercera ola de la enfermedad empezaba a verse en los informes de Sanidad y la gripe amenazaba con dar la puntilla a un sistema sanitario que llevaba ya muchos meses trabajando por encima de sus posibilidades. Por suerte, las mascarillas, la distancia social y el resto de medidas que se pusieron en marcha consiguieron contener a esta última e hicieron que la gripe desapareciera a efectos prácticos.
Nadie espera que eso se vuelva a repetir. Y cuando digo "nadie" pienso precisamente en el Gobierno central que, pese a que ya dicho que no va a retirar la obligatoriedad de la mascarilla en los próximos seis meses, lleva semanas buscando estrategias para conseguir llegar a tasas de cobertura vacunal cercanas a las que recomienda la OMS.
Muchas esperanzas, pero también muchas dudas
Y es precisamente eso lo que convierte a esta campaña de campaña de vacunación en algo lleno de incógnitas. Basta recordar que, según la OMS, la cobertura de colectivos como la tercera edad, las embarazadas y el personal sanitario debería estar en el 75%. Pero, en 2019, solo dos comunidades consiguieron vacunar a más del 60% de los mayores de 65 años: La Rioja (64,6%) y Castilla y León (61,1%). Tampoco conseguimos buenas cifras en embarazadas (la comunidad con mayor tasa de vacunación fue Cantabria con un 54,4%) y si miramos los porcentajes del personal sanitario veríamos que estos rondaban un 30%.
Desde el Ministerio de Sanidad reconocen que no está claro qué pasará ahora. Sobre todo, porque la tercera dosis del coronavirus ya está aquí. Y la política generalizada en el país (Madrid, Andalucía, País Vasco o Navarra) es usar el despliegue de recursos de la campaña de la gripe para poner un recuerdo de la vacuna del coronavirus en, al menos, mayores de 75 años.
La esperanza es que la vacunación del COVID (la intervención de salud pública más grande y exitosa en décadas) haya cambiado la visión del público sobre las campañas de vacunación y este año, por fin, se consigan alcanzar mejores coberturas vacunales. Sin embargo, es complicado hacer predicciones. En ese sentido los próximos meses van a ser una buena medida de cómo la pandemia ha cambiado (o no) la forma en que nos tomamos la salud pública y las estrategias de los gobiernos para trabajar con ella.
Imagen | Mat Napo
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