He estado a punto de dejarlo muchas veces. Sobre el papel, era algo sencillo: solo tenía dibujar una radiografía actual de la industria del tabaco, hablar de sus errores, de sus intentos de redención, de su futuro si es que aún tenía alguno. Pero resultó que este no era un reportaje más.
Se trata más bien de la crónica y la confesión de un fracaso que me persigue desde hace meses. Los meses que he pasado sumergido entre estudios científicos y novedades tecnológicas; las horas que he dedicado a hablar con ejecutivos, investigadores y activistas; las páginas de informes, libros y periódicos que he estudiado para entender algo de todo esto.
En vano, he de decir. He aprendido que la industria tabacalera tiene, al menos, dos caras. Caras muy distintas, casi irreconciliables. Pero he fracasado estrepitosamente en determinar si son dos 'almas' que luchan dentro de ella, si son las cicatrices (y los traumas) de sus pecados pasados o si una de ellas es una simple y vacía campaña de publicidad.
No traigo un thriller de sobornos y espías industriales, sino la historia de una industria marcada por su pasado, cuestionada por su presente que dice buscar su futuro en la tecnología y la investigación. Esto es lo que he aprendido sobre la industria tabacalera actual y, sobre todo, estas son las preguntas que no he conseguido responder.
Algo está cambiando en la industria del tabaco
Empecemos por los hechos: vivimos en el año 2018 y hay gente que fuma. Es más, según todas las estimaciones que disponemos, más de mil millones de personas fumarán en el futuro cercano. Sobre ese dato, solo sobre ese dato, se articula el discurso, los planes y el futuro de toda la industria tabacalera.
Eso es mucho dinero. Fueron 62.270 millones de dólares en 2015, si combinamos las ganancias de las mayores compañías tabacaleras del mundo. También son muchos muertos. Siete millones en 2016, de los cuales, al menos 884.000 eran fumadores pasivos.
Es decir, mil millones de fumadores son, a la vez, un enorme nicho de mercado y una no menos grande responsabilidad. Ahí está todo porque esa es la disyuntiva clave sobre la que se asienta el futuro de la industria. ¿Cuál es la responsabilidad de las grandes tabacaleras en todo esto? ¿Qué papel tendrían que asumir?
La cara A

André Calantzopoulos, el CEO de la mayor empresa tabacalera del mundo, Philip Morris, lo tiene claro: "Nuestra ambición declarada es convencer a todos los fumadores adultos que quieren seguir fumando que se cambien a productos libres de humo tan pronto como sea posible". ¿Por qué? Ainhoa Capdevila, su directora de comunicación para España, nos explicaba que la prioridad de la compañía es conseguir que todo aquel que quiera seguir fumando deje el cigarrillo, la pipa o el puro y adopte sistemas de riesgo reducido.
"Sabemos desde hace años que el problema es humo" nos explica Dave Sweanor, profesor de la Universidad de Ottawa. "El mejor ejemplo de esto quizás sea Suecia, el país europeo con menor número de fumadores y, a la vez, el menor número de cánceres orales y faríngeos". Y no porque no consuman tabaco, sino porque lo consumen de otra forma: mediante 'snus', una especie de bolsita de té rellena tabaco que se pone entre el labio superior y la encía.
Para entender este movimiento debemos coger algo de perspectiva. Sobre todo, porque los primeros cigarrillos sin combustión, los Premier de R.J. Reynolds datan de 1988 (y la primera patente de "cigarro electrónico" del 63).
Durante la primera década del siglo XX, pasan dos cosas fundamentales que obligan a la industria a repensarse si quieren sobrevivir. El 22 de septiembre de 1999, el departamento de Justicia de EEUU denunció a nueve tabacaleras y dos asociaciones de productores por un delito continado de conspiración y fraude para engañar a la opinión pública sobre los efectos del tabaquismo, el humo ambiental, la adicción a la nicotina y los beneficios para la salud de los cigarrillos "light".
El juicio se inició en 2004 y, como resultado, el Tribunal encontró probado que desde 1953 las compañías se confabularon para "negar, distorsionar y minimizar" los efectos de tabaco que "reconocían en documentos internos". Las tabacaleras esquivaron una bala (no tuvieron que hacer frente a los 280.000 millones de dólares que pedía el Departamento de Justicia), pero su imagen pública estaba destrozada.
"Había pasado antes", pensaron muchos directivos. Sin embargo, en 2003 había ocurrido algo. Un farmacéutico chino, Hon Lik, patentó y empezó a comercializar el primer cigarrillo electrónico con nicotina. La tecnología estaba a punto y durante los siguientes diez años el crecimiento del 'vaping' y los ecigarrettes se disparó.
En este contexto, numerosas empresas tabacaleras (grandes y pequeñas) decidieron apostar por la tecnología. Desde 2008, PMI ha contratado a más de 400 investigadores y ha invertido más de 3.000 millones de dólares en la creación de dispositivos de riesgo reducido. Y el Global Forum on Nicotine que se celebra cada año reúne decenas de pequeñas empresas, investigadores e inversores para discutir el futuro de la nicotina.
La sombra de Hon Lik planea sobre la industria porque, como no se cansa de decir el farmacéutico chino, "nos quedan cinco años para la próxima gran revolución de la tecnología del cigarrillo". ¿Qué ocurrirá si tiene razón? ¿Llegará la famosa 'disrupción' y revolucionará el sector como lo ha hecho tantas veces ya?
El problema de la nicotina y todo lo que conlleva

Estuvimos en el último Foro Global celebrado en Polonia para comprobarlo y allí pudimos ver todas las batallas que le quedan a la industria: el problema de los e-liquids, líquidos que, como nos decía Jaydene Halliday de EL Science, "en su inmensa mayoría no son seguros"; el problema de cómo diseñar "productos que no sirvan de puerta de entrada a prácticas más peligrosas y dañinas", como nos explicaba el Doctor Peter Lee; pero, sobre todo, el problema de la nicotina.
Una constante cuando hablas con personas de la industria es el discurso de que tenemos que separar el daño del cigarrillo de la adicción a la nicotina. Es una cuestión central para justificar seguir vendiendo tabaco a esos mil millones personas. Pero, ¿Hasta qué punto una adicción es inocua? Es decir, ¿No hay mayor problema en ser adictos a una sustancia que no produzca casi daños o de todas formas habría objeciones desde el punto de vista sanitario y psicológico?
Hemos hablado con José César Perales, profesor de la Universidad de Granada y uno de los mayores expertos del país en neuropsicología de la adicción. "Una adicción no es inocua, pero eso no quiere decir que la mejor estrategia sea perseguir la abstinencia completa".
Es lo que llamamos reducción de daños. "La idea de que hay que intentar reducir el coste social y sobre la salud de los adictos y de las personas que les rodean. Y siempre será mejor tratar la adicción como un trastorno crónico que perseguir un objetivo difícilmente alcanzable".
"Lo que pasa es que esto entra en contradicción con una visión moralista, religiosa o excesivamente ideológica del problema". Pero los resultados son bastante claros. "En el caso del tabaquismo, por ejemplo, se ha visto que el cigarrillo electrónico es un sustitutivo que reduce enormemente los riesgos para la salud".
"Eso no quiere decir que la abstinencia no sea deseable, pero debe ser una decisión de la personal", se apresura a decirnos. "Considero un enorme error poner el cigarrillo electrónico al mismo nivel de peligrosidad que el cigarrillo, simplemente porque todo indica que es muchísimo menos dañino".
En ese sentido, la reducción de daños tiene sentido. Pero "hay que tener cuidado, porque algunas veces la industria vende como política de reducción de daños algo que en el fondo es simplemente ignorar el daño". Esto se ve muy bien en agentes adictivos legales como el tabaco, "en cuanto defiendes la más mínima limitación a la accesibilidad, el incremento de precios o la reducción de la publicidad, se te echan encima y dicen que eres un moralista, que estás en contra del libre mercado y cosas así". Está claro que "nadar entre dos aguas es muy complicado", pero la evidencia nos dice que para conseguir los mejores resultados hay que hacerlo.
La cara B

Y no siempre se sabe hacer, esta es la cara B. Los primeros años de esta revolución tecnológica fueron interesantes, pero llegó la crisis financiera internacional. Y la crisis mostró algo que sorprendió a muchos: contra todo pronóstico, no fueron los pobres los que dejaron de fumar, fueron los ricos. Esto planteó dudas sobre el futuro de la estrategia tecnológica.
El resultado es que, como señala la Sexta edición del Tobacco Atlas, la industria tabacalera está cada vez más dirigida a poblaciones vulnerables en mercados emergentes como África, Asia y Medio Oriente, donde las personas no están protegidas por fuertes regulaciones de control antitabaco. Este informe, elaborado por la Sociedad Americana del Cáncer y Vital Strategies, es una pequeña joya que describe legislaciones, estrategias, productos y tácticas comerciales a lo largo de todo el mundo.
Lo más interesante del Atlas es su análisis sobre cómo las grandes tabacaleras han puesto su objetivo en países que carecen de leyes de control del tabaco. Las cifras hablan por sí solas: en el África Subsahariana, el consumo aumentó en un 52% entre 1980 y 2016 (a día de hoy se consumen más de 250 mil millones de cigarrillos al año). Y la clave de ese crecimiento es eminentemente poblacional y la comercialización agresiva. En una década Lesotho ha pasado del 15% al 54%. Algo similar ha pasado en Etiopía, Nigeria y Senegal.
Y no es un hecho vinculado al crecimiento económico. Países como Ghana o Madagascar han demostrado que el crecimiento del tabaquismo se puede controlar con medidas políticas y de control que regulen cosas como la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco. Burkina Faso ha introducido mensajes en las cajetillas, Sudáfrica ha aumentado los impuestos sobre el tabaco, Kenia está tratando de frenar el contrabando y el comercio ilegal.
Saliéndonos de África el mejor ejemplo de estas medidas es Filipinas que en 2013 introducen un fuerte impuesto y consiguió sacar a más de 1 millón de habitantes del tabaquismo. La estrategia integral de control del tabaco de Turquía redujo la prevalencia del tabaquismo del 39,3% en 2000 al 25,9% en 2015. O Brasil, que según la OMS, conseguirá reducir tres millones de fumadores con una sola medida: prohibir los saborizantes en el tabaco.
Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha
Ante esto (y muchos otros datos) la verdad es que, como decía al principio, no tengo claro qué pasa con la industria del tabaco. Y parece exactamente la misma sensación que tiene mucha gente que se mueve en el sector. Hablamos con Konstantinos Farsalinos, uno de los mayores expertos internacionales en los efectos del tabaco, y nos reconoce que "tras revisar todos los datos y repetirlos en nuestros laboratorios, tengo que reconocer que parece que [las grandes tabacaleras] están diciendo la verdad".
El problema es que "¿quién va a creer a la industria tabacalera ahora o en los próximos diez años?". "Nadie", se responde Farsalinos y tiene razón: la industria tabacalera arrasó toda su credibilidad en su enloquecida búsqueda de beneficios. Ahora, nadie puede diferencia entre un intento de redención y una campaña de imagen.
Y sí, es algo profundamente injusto, porque tras hablar con tanta gente estoy convencido de que muchos de ellos trabajan con la mejor de las intenciones para abordar un problema que, queramos reconocerlo o no, va a seguir existiendo. Y sin embargo, como dice Farsalinos, es pronto para bajar la guardia. Algo está cambiando en la industria, algo profundamente tecnológico: solo queda esperar que el cambio sea realmente una nueva etapa y no más de lo mismo.
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bangalter
Ojalá me equivoque, pero entre la estupidez de la gente y las pocas ganas que hay de acabar con el problema, sigo viendo el apestoso cigarro al menos 50 años más
borjaviedma
Yo llevo un año sin fumar, decidí dejarlo por mí mismo antes de que me lo recomendará el médico, mis placas y análisis dicen que no tengo efectos nocivos en el cuerpo pero que hay cosas de haber sido fumador que nunca volverán a ser iguales, o tardarán tanto que se verán entonces afectadas por la edad.
En cualquier caso no hay que maltratarse para reconocer que el tabaco es parte de nuestra cultura del siglo 20, donde hemos sido capaces de lo peor y de lo mejor, no hay que darle muchas vueltas y en esto me apoyo cuando digo que la prohibición solo trae sobreutilización, quizás el mayor desprecio es no hacer aprecio, me apesta el tabaco pero no puedo juzgar a los que fuman no puedo evitar pensar en los miles de millones que entran por impuestos en las arcas del estado.
Es duro dejar de fumar, pero estigmatizando y poniendo leyes no vamos a conseguir nada.
alexander5
No se engañen con el "menos dañino". Sigue siendo terriblemente cancerígeno y lo que pretenden las tabacaleras es lo que vienen haciendo desde siempre: Hacer dinero. La salud de las personas no es su prioridad.
ignostico
es que simplemente no desean curar a nadie, solo se trata de que vivan un poco mas pero sin dejar de consumir su producto, al igual que los fármacos estos no están diseñados para curarte sino para mantenerte vivo pero consumiendo "la medicina" (y pagando por ella )por el resto de tu vida, el erradicar males o adicciones no es rentable para la mayoría de industrias o gobiernos
Usuario desactivado
Viendo que no era capaz de dejarlo, hice exactamente lo que dice el artículo, y fue minimizar daños.
Empecé a vapear con los mg justos de nicotina para que supliera el mono, y fui reduciendo cada x tiempo. A los 6 meses y con algo de fuerza de voluntad, vapeaba sin nicotina ya.
El problema del tabaco es la nicotina. Es lo que crea la adicción, y cuando esa adicción la unes con unos hábitos, estás jodido. Y era lo que me pasaba a mi. Podía estar sin fumar todo el día, pero el tabaco de la noche que no me lo quitara nadie. Aparecía la necesidad enfermiza de tener que fumar sí o sí para matar esa ansiedad.
Nunca os pasó que en algún momento os encontrabais sin agua y aunque supierais que no pasaba nada ya que al cabo de un rato beberíais, os moríais de ganas de beber? Pues el tabaco lo mismo. Tienes que fumar por el que tienes el cerebro atontado y te dice que tienes que fumar.
Pero el tabaco no es solo nicotina, ojalá, sino todo lo demás que le meten.
Yo vapeo por el "placer" de los sabores de lo líquidos. Si tengo a alguien cerca fumando, ese olor me da asco. Y más cuando hueles a alguien que es fumador y tiene el olor pegado a él.
Entre el olor de un Marlboro y el de un Don Juan Reserve... Creo que me quedo con el Don Juan eh!
Al artículo le faltó hablar de la ley que va a entrar en vigo en abril. La TPD. El 99,99% de ella es un insulto a las personas, y ese 0,01% de positivo es por el control de calidad de los líquidos. El vapeo no es e tabaco, y lo consideran como tal a todos los efectos.
Y para que os hagáis una idea de la hipocresía de todo esto. La compra/venta tras fronteriza se va a prohibir, pero el tabaco americano va a seguir entrando sin problema ninguno.
Los controles de calidad de los líquidos solo podrían ser asumibles por grandes empresas, lo que viene siendo que solo las tabacaleras y las farmacéuticas estarían en posición para poder fabricarlos.
Y la cosa sigue, pero solo toco los puntos más rocambolescos, ya que lo que se está haciendo desde Europa es una protección brutal al tabaco y a las tabacaleras para que la gente no tenga acceso a los vapeadores y sí al tabaco.
labandadelbate
A mí me preocupa que cada vez hay menos jovenes que fuman pero el sector femenino está creciendo, sí os fijais cada vez veo menos jovenes menores de 18 años que fuman, así como hasta el rango de los 50 años, sin embargo casí no conozco mujeres que hayan dejado de fumar (y ní siquiera se lo planteen).
psicoactivo
esta claro q las tabacaleras están que trinan pq bajan sus clientes...los gobiernos tb quieren su parte del pastel (grabar el vapeo con impuestos de tabaco), y ya no digo nada de las farmacéuticas que piden venderlos ellas como producto farmacéutico, además de que compite con sus mierdas de pastillas, parches y bla bla bla....
es una dura lucha la del mundo del vapeo y si ya además se demuestra que no existe el vapeador pasivo (https://www.youtube.com/watch?v=R1jXM0rtyEc)...pues ya se lo plantas en la cara al típico cuñao que te cuenta milongas...un saludo a los vapers
vanadio
poniendo a 10 euros la cajetilla ya veriais cuantos dejaban de fumar.