Con el paso de los días, nos hemos acostumbrado a este vaivén de olas, picos y mesetas epidemiológicas. Sin embargo, si miramos al mundo como conjunto, lo que podemos ver es una única ola que tras meses y meses solo ahora empezaba a declinar, a consolidar una bajada digna de ese nombre.
Y uso el pasado porque en los últimos días esa prometedora tendencia se ha frenado y comienza, de nuevo, a remontar. ¿Debemos temernos lo peor? Esto es lo que sabemos.
¿Vamos camino de la 'segunda ola' a nivel mundial?
Una gráfica parcial, pero clave. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que la gráfica que hay sobre estas líneas es una representación de los casos confirmados a nivel mundial. Es decir, solo aparecen una (en muchos casos pequeña) parte de todos los casos. No es solo que, como sabemos del caso español, los casos reales sean mucho más altos que los detectados, es que hay continentes enteros como África cuya realidad epidemiológica es un misterio.
En otras palabras, que el gráfico no solo no es parcial, sino que está sesgado hacia los países con mejores sistemas de detección. Por eso, la bajada de la gráfica está muy relacionada con las bajadas de Estados Unidos y Europa. Y, por supuesto, con los repuntes que, en los datos agregados, empieza a verse en América del Norte y el continente europeo. No obstante, son los mejores datos que tenemos: el espejo en el que nos miramos.
En el mundo, las vacunas son una anécdota. Los datos de las vacunas son impresionantes. En Israel están encontrando eficacias del 95,8% en infecciones, del 98% en casos leves, del 98,9% en hospitalizaciones, del 99,2% en casos graves y del 98,9% muertes. Y no es algo aislado: en todos los lugares donde se está vacunando, las cifras son más que buenas.
Sin embargo, pese a la visibilidad y la fanfarria, aún se está vacunando muy poco. A nivel mundial se han puesto 230 millones de dosis de las distintas vacunas. Eso significa que 135 millones de personas han recibido al menos una dosis y no llegan a 50 millones los que han sido completamente vacunados. 50 millones en una población de más de 7.000 millones.
Las nuevas variantes Esta semana, el Ministerio de Sanidad español incluyó cuatro nuevas variantes del coronavirus a monitorizar dentro del informe que analiza la evolución de las mutaciones del SARS-CoV-2. A la británica (B.1.1.7), sudafricana (B.1.351) y brasileña (P.1) se añadirían la nigeriana (B.1.525), la californiana (B.1.429), la de Bristol (VOC 202102/02) y la de Río de Janeiro (P.2).
Hemos explicado en varias ocasiones que, por sus características microbiológicas y por la cantidad de virus que hay circulando en el planeta, las variantes del SARS-CoV-2 no son solo una realidad actual, sino que es un fenómeno que va a ir en aumento. De nuevo, la falta de datos de gran parte de países está lastrando nuestra comprensión del fenómeno; pero sin lugar a dudas los ecos que llegan a los países que sí están secuenciando las variantes que hay en su territorio no traen buenas días.
Una siguiente fase que también está llena de incertidumbres
Hace unos días, la revista Nature preguntó a más de 100 inmunólogos, investigadores de enfermedades infecciosas y virólogos que llevan meses trabajando con el coronavirus y las conclusiones no dejaban lugar a dudas: en torno al 90% de los expertos pensaban que el SARS-CoV-2 se volverá endémico. Es decir, que más vale que nos acostumbremos a él porque no se va a ir a ningún lado.
Es más, el 52% de los encuestados ni siquiera ven probable que seamos capaces de eliminar el virus de regiones concretas durante mucho tiempo. Esto da una buena muestra de qué esperan los expertos que nos encontremos en el futuro. A medida que nos acercamos a tener grandes sectores vacunados de la población, que los casos se desplomen y las medidas se vayan eliminando, mantener los sistemas de control va a ser uno de los grandes problemas a resolver.
Estamos dando los primeros pasos de una nueva fase que no tenemos muy claro dónde nos llevará.
Imagen | Giacomo Carra
Ver 31 comentarios