El recién presentado Galaxy Note 8 ha vuelto a poner en debate el precio de los smartphones. Según Samsung España, el Note 8 tiene un precio de venta recomendado de 1.010,33 euros, el cual le otorga el récord de primer smartphone que sale al mercado con un precio superior a los 1.000 euros en su modelo base.
Este es un indicador algo engañoso, ya que la capacidad de almacenamiento, que es lo que suele marcar las variaciones de precio entre versiones de un mismo teléfono, es de 64 GB; mientras que el iPhone 7 Plus básico, con un precio de 910 euros, es de 32 GB. En cualquier caso, si descontamos teléfonos de nichos concretos, como los excéntricos Vertu o algunos móviles satelitales, este "honor" va para el Note 8.
El Note 8 rompe la barrera de los 1.000 euros
Tras tres años con los precios congelados salvo por la sorpresa del Note Edge y sus 899 euros, el Note 7 derribó la barrera de los 800 euros en modelos base y este año ha sido el turno del Note 8. Se rumoreaba que no habría más Note en el mercado y no solo ha llegado una nueva generación, sino que lo ha hecho por encima de los 1.000 euros. No obstante, los precios deberían ser ajustados por inflación para hacer una comparación justa. Así es como queda la evolución, algo más contenida.
Dos décadas de evolución de precios
El ejercicio realmente interesante es ver cómo han evolucionado los precios de los teléfonos móviles punteros y más caros del mercado desde mucho antes de la llegada del Note 8, ajustando sus precios originales a los precios de 2017. En esta gráfica tenemos los precios, ajustados por inflación, de 60 teléfonos móviles premium desde 1996 hasta 2017.
Con esta gráfica, podemos ver algunos patrones claros:
1996-2008. Aproximadamente hasta la BlackBerry Storm 9500. Los smartphones o teléfonos móviles más destacados, con funciones de conectividad avanzada, eran terreno corporativo y de entusiastas con cierto poder adquisitivo. El Nokia 8110, presentado en 1996, tenía un coste equivalente hoy a 1.553 euros. La tendencia en ese período fue la de ir mejorando los precios, aunque muchos seguían por encima de los 1.000 euros: Nokia 9210, Siemens SL45, el mítico Sony Ericsson P900, el Nokia 8800...
2009-2016. La llegada del iPhone y Android cambió el paradigma. Los precios de los smartphones pasaron a estar rondando los 500-600 euros y conforme fueron pasando los años comenzaron con la escalada hasta los 700, 800 y 900 euros. Siempre por debajo de la barrera psicológica de los 1.000, salvo en algunos modelos tope de gama, como los iPhone 6s Plus o 7 Plus con mayor capacidad de almacenamiento.
2017 en adelante. Con el Galaxy Note 8 y sus 1.010,33 euros volvemos a tener un smartphone de cuatro cifras en su modelo base, algo que no ocurría desde 2004 con el Motorola MPX300. Trece años de diferencia que han supuesto un mundo en la tecnología de consumo.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Para la primera etapa, la de los terminales más costosos que hemos visto hasta la fecha, lo que apunta Antonio Sabán en Hipertextual:
"En esa época pocos usuarios consultaban catálogos de terminales libres, y por tanto desconocían la realidad. Además, hay un olvido del funcionamiento del mercado previo al fin de la subvenciones de terminales por parte de las operadoras. En él, el escaso grupo de usuarios que adquiría terminales libres estaba formado por entusiastas, empresas o gente muy adinerada. [...] El precio que el usuario percibía era muy bajo, pues las operadoras los "regalaban" si eran de gama baja u ofrecían ventajas como los planes de puntos, en los que tras años de acumulación de consumo se obtenían teléfonos de gama alta por un precio muy muy económico.
No tiene mucho más misterio. Como ya apuntamos antes, el mercado de estos teléfonos eran empresas y entusiastas de alto poder adquisitivo. A eso se le suma la mencionada estrategia comercial de entonces, ligada a operadoras. La paulatina bajada de precios fue mucho más abrupta con la llegada del iPhone y de Android, que lograron que los smartphones dejaran de limitarse a los perfiles anteriores y se extendieran a cada vez más consumidores particulares.
Los móviles de gama alta actuales cada vez son más completos y funcionales: uno de 2008 es incomparable a otro de 2016
La escalada de los últimos años, medida en buena parte por las evoluciones de iPhone, Galaxy S, Galaxy Note, obedecen a el enorme salto funcional que han dado desde entonces. El primer iPhone no tenía multitarea, ni copiar y pegar, ni 3G, ni App Store, ni multitud de añadidos que hemos visto en estos diez años. Los Samsung, más de lo mismo: el nivel de alcance de sus posibilidades hace irrealista pensar que sus precios fuesen a mantenerse estables, ni siquiera contando con la inflación.
Otro cantar está en las gamas de entrada y media, donde la llegada de nuevos fabricantes que han puesto las cosas difíciles al poder establecido, cuando no les han alcanzado en número de ventas, ha ocasionado una guerra de precios con una consecuencia directa: los smartphones, a nivel global y de media, se venden a un precio cada vez menor.
Por arriba, la guerra es otra: vender más en un contexto en que los smartphones de alta gama son cada vez más caros. Con un matiz: Apple es el único que no rebaja sus precios ni un céntimo durante el año natural que duran sus iPhone. El resto sí va mejorando sus precios de forma progresiva. Podemos ir acostumbrándonos a los smartphones de cuatro cifras, con el iPhone 8 a la vuelta de la esquina todo hace pensar que Samsung dejará de estar sola muy pronto en este club.
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