El mercado del coche eléctrico empieza a experimentar problemas que, hasta ahora, no había conocido. Eso también está afectando directamente al vehículo de segunda mano y supone un reto para la industria que, desde diversos frentes tiene que decidir cómo empieza a actuar para mantener las ventas a un buen ritmo.
Desde hace meses se viene avisando de que el mercado del coche eléctrico se está enfriando. Algunos expertos han empezado a avisar de que es complicado que los crecimientos que hemos visto hasta ahora en las ventas se mantengan durante mucho más tiempo.
El problema es que la industria se encuentra en un punto que no conocía hasta ahora. Los primeros en decidirse a dar el paso al coche eléctrico ya tienen su garaje lleno y ahora queda por llegar a las clases medias y más populares. Sin coches eléctricos que garanticen grandes autonomías a un precio asequible, el comprador que antes apostaba por los coches más sencillos y prácticos tiene muchas reservas de pasarse todavía al coche eléctrico.
Al mismo tiempo, los países donde el coche eléctrico ha penetrado con mayor fuerza empiezan a plantearse el fin de las ayudas a este tipo de tecnología. Noruega ha descubierto que las subvenciones son un arma de doble filo y Alemania, por motivos políticos, las ha retirado de golpe, aunque ya esperaba terminar con ellas en 2024.
Con todo, las ventas de coches eléctricos siguen creciendo a buen ritmo. El 14,2% de los coches que se venden en Europa son eléctricos y casi la mitad están más o menos electrificados. El año pasado, la cifra de eléctricos vendidos entre enero y noviembre de 2023 era del 11,1% del total.
Los fabricantes, eso sí, han recortado previsiones. Volkswagen asegura que va a limitar su producción, pues la demanda no sigue el ritmo de la oferta. La duda es si los fabricantes han sobrestimado el mercado o, por el contrario, es cierto que éste se está enfriando. Sea como sea, la tendencia se está agudizando en el mercado del coche eléctrico de segunda mano.
Y eso es un problema.
Sentado espero, el comprador que yo quiero
"Hay que reducir los precios de manera significativa solo para que los clientes se fijen en los coches eléctricos". Así resume la situación Dirk Weddigen von Knapp, representante de una agrupación de concesionarios de Audi y Volkswagen, para Bloomberg.
Según las cuentas del medio económico, los precios de los vehículos nuevos y usados entre los coches eléctricos se están alejando muy rápido y la brecha es cada vez más grande. Y el valor residual del vehículo pasado tres años es muy inferior en un coche eléctrico en comparación a uno de combustión.
Aseguran que, mientras que pasados tres años el coche de combustión se vende a casi un 70% de su valor, uno eléctrico ya está por debajo del 60%. La brecha no es tan grande como en 2022 pero la tendencia alerta de que el precio medio del eléctrico de segunda mano está cayendo.
El pasado mes de agosto, en Motorpasión ya recogían que le mercado empezaba a dar síntomas de resfriado. El mercado del coche eléctrico de segunda mano va a dos velocidades. Mientras que las empresas de flotas sí han ido acogiéndolo, el cliente particular está reticente a dar el paso.
Lo mismo señalan desde Bloomberg. El problema es que estamos a las puertas de lo que se considera una nueva generación de vehículos eléctricos. Aunque el suelo del coche eléctrico apunta a precios de 20.000 euros, la entrada de los fabricantes chinos y las promesas de precios más competitivos a corto y medio plazo por parte de las compañías occidentales está haciendo que algunos compradores alarguen la vida útil de sus automóviles antes de dar el paso. Para ellos, el coche eléctrico de segunda mano no parece ser una opción.
Las dudas sobre la salud de la batería y las promesas de coches eléctricos mucho más capaces a menor precio están lastrando la demanda de coches eléctricos de segunda mano
El mercado del coche eléctrico con precios más atractivos está lleno de coches de entre 200 y 300 kilómetros. Una cifra exigua que puede ser válida para según qué tipo de usos pero que, además, es menos atractiva cuando se duda de la salud de la batería del coche eléctrico. El valor de este componente sigue representando el 30% del precio del vehículo, según BloombergNEF.
En parte es un miedo infundado pues comprobar la salud de la batería es sencillo pero, por otro lado, tiene sentido si tenemos en cuenta que sustituir ésta puede ser tan costoso que eleve la factura final de la compra en miles de euros por cada módulo cambiado. Y eso si no obliga a cambiar toda la batería.
Pero el problema se puede agravar mucho más el próximo año, apuntan desde Bloomberg. Señalan que en Europa el coche eléctrico ha sido adquirido, en muchos casos, mediante renting y que 2024 es el final para un número significativo de estos contratos. Debería, por tanto, aumentarse sensiblemente la demanda de un tipo de vehículo que, de momento, el público no parece estar dispuesto a comprar.
Esto, aseguran, tiene su consecuencia en el mercado del coche nuevo. Grandes alquiladoras o empresas de renting habían optado por comprar coches eléctricos pero la mala salida que están teniendo en el mercado de segunda mano están haciendo que estas compañías estén echando el freno.
Y todo ello tiene una última consecuencia, apuntan desde el medio económico: qué se hace con ese exceso de stock. Hasta ahora, buena parte de los coches desechados por los europeos han terminado en África pero un exceso de stock de vehículos eléctricos con pocos años encima no sabemos dónde pueden ir a parar.
África carece de la infraestructura necesaria para absorberlos y en China ya se han visto cementerios de coches eléctricos nunca vendidos por la facilidad para producir modelos nuevos mucho más capaces que han ido dejando por el camino a miles de vehículos que han quedado obsoletos en muy poco tiempo.
Se espera, por tanto, una nueva situación en el mercado que hasta ahora no se ha experimentado. Un grueso de los compradores que están retrasando la compra de un vehículo nuevo, coches eléctricos que prometen salir con cifras más interesantes que hasta ahora y una oferta en la segunda mano que seguirá creciendo pero que, de momento, no encuentra comprador.
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Foto | Sébastien Chiron
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