Buscamos litio como se buscaba oro en el Siglo XIX. Ahora, Irán ha encontrado el segundo yacimiento de litio más grande del mundo. El segundo y, muy probablemente, el penúltimo yacimiento de enorme tamaño que todavía está por explotar. La industria se afana por localizar nuevos y mejores espacios para extraer un mineral que promete riqueza.
Irán. El anuncio lo hizo oficial Mohammad Hadi Ahmadi, responsable del Ministerio de Industria, Minas y Comercio del país. "Por primera vez en el país, se ha localizado un yacimiento de litio en Hamadán", decía acerca de una reserva descubierta cerca de la ciudad al oeste del país.
Según los primeros cálculos, el yacimiento tiene disponibles 8,5 millones de toneladas de este mineral. Por delante sólo tiene a Chile, donde se creen disponibles 9,2 toneladas de litio y se situaría justo por delante de Australi (5,7 millones de toneladas), Argentina (2,2 millones de toneladas) o China (1,5 millones de toneladas).
El penúltimo yacimiento. Evidentemente, no son habituales las noticias sobre descubrimientos de yacimientos tan grandes como el que asegura haber encontrado Irán, pero sí son más usuales los anuncios en los que se habla del último lugar donde explotar uno de los minerales con mayor demanda del mundo.
Descubrir litio puede suponer todo un revulsivo económico para un país y una región. En México han llegado a nacionalizar los yacimientos descubiertos para tratar de garantizar que el dinero derivado de su explotación se quede en el país. En Extremadura hay muchas presiones para minar este mineral. India también dice tener entre manos uno de los mayores yacimientos del mundo. Perú también afirmó algo parecido hace unos años.
La burbuja. El carrusel de anuncios que estamos viendo desde hace años no es casual. El precio del litio está por las nubes. 2022 ha estado marcado por una explosión de su precio, con los fabricantes de coches eléctricos realizando compras de pánico del mineral e, incluso, invirtiendo en minas para garantizarse su suministro.
Bloomberg llegó a calcular un crecimiento en el precio del 1.200%. China se está moviendo en África para garantizar un mineral que será clave en su apuesta por el coche eléctrico. Siendo, de momento, un componente indispensable en la producción de baterías de coches eléctricos, la demanda hace tiempo que superó a la oferta y algunos analistas apuestan a que la situación se alargará durante toda la década. SP Global no confía una corrección demasiado acusada en 2023 (aunque de momento su cotización está cayendo) y Morgan Stanley apuntan a una escasez en la oferta del 22% en 2030.
Más y mejor. La alta demanda, la baja oferta y unos precios por las nubes están llamando a multitud de inversores y empresas a apostar por la búsqueda, minado y transformación de este mineral. No es de extrañar, por tanto, la proliferación de noticias relacionadas: hay mucho litio por descubrir, mucho interés por posicionarse en el mapa y muchas empresas buscándolo.
Una muestra de los avances en la minería de litio está en Nevada. Sólo en los tres primeros meses de 2021 se extrajo litio por el mismo valor que en los 36 meses anteriores. Lo más habitual es extraer litio de grandes superficies de aguas saladas que se evaporan pero también se está optando por acelerar el proceso utilizando electricidad, lo que permite sacar un mayor rendimiento, tanto en tiempo como en pureza del material. Y también se ha estudiado utilizar el vapor de agua de plantas geotérmicas que también están cargadas de litio como un proceso más rápido y respetuoso con el medio ambiente.
No todos los yacimientos son iguales. Otro de los motivos para desconfiar de un simple titular está en el tipo de yacimiento encontrado. Utilizar el método clásico de evaporar el agua para conseguir litio es un proceso que dura, de media, dos años. Y minar la roca para conseguir extraer litio es un proceso aún más costoso en recursos y en el tiempo que tarda una mina desde que se pone en marcha hasta que se obtienen grandes beneficios con ella.
La mejor explicación la daba Joe Lowry, fundador de la firma de asesoría Global Lithium, a Bloomberg: “Hay mucho litio bajo tierra, pero el problema es la inversión oportuna. Tesla puede construir una gigafábrica en aproximadamente dos años, las plantas de cátodos se pueden construir en menos tiempo, pero puede llevar hasta 10 años construir un proyecto de salmuera de litio totalmente nuevo”.
Probablemente, seguiremos encontrando más y más yacimientos de litio, pues la industria está muy interesada en ello. La escasez del mineral, sin embargo, parece que tardará en paliarse. No solo por la falta de litio, también por el tiempo que se tarda en poner en marcha su explotación a pleno rendimiento. La duda es cuánto se habrán encarecido los coches cuando la producción de baterías pueda ser sensiblemente más barata arrastrada por un menor precio de las materias primas.
Foto | Nuno Luciano
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