Japón es un lugar particular. Con sus cosas buenas y con sus rarezas extraordinarias, como esos cafés en los que te atosigan los propios trabajadores para que termines de una vez el maldito proyecto en el que estás trabajando. Y en el mundo de la automoción también tiene sus cosas buenas y sus rarezas extraordinarias.
Aunque pueda parecer ilógico, vivimos en un mundo en el que esas cosas buenas y rarezas extraordinarias pueden darse la mano. Japón lo ha conseguido con el hidrógeno. Porque ha construido una red de hidrogeneras suficiente para dar servicio a buena parte de su tráfico comercial. Ahora solo le queda un pequeño detalle: hacerse con camiones de hidrógeno.
¿Y dónde lo relleno de hidrógeno?
En España, en ningún sitio. Esta es la respuesta que recibiría cualquier interesado en comprarse un coche de hidrógeno. O si quiere transformarlo, como plantea Stellantis con sus furgonetas. Tampoco tienen demasiadas opciones en Francia o Alemania aunque, sí, es evidente que están mejor que en nuestro país.
Mientras que en España no hay ninguna hidrogenera de acceso público, en Francia hay disponibles 50 estaciones que sirvan hidrógeno para vehículos particulares. En Alemania alcanzan el centenar estos lugares. En Japón, donde las islas facilitan recorridos más cortos para el transporte pesado rodado (aunque en su totalidad es ligeramente superior a Alemania pero muy inferior a España o Francia), se puede contar un número de estaciones similar al germano.
El problema para Japón es que sólo le faltan camiones de hidrógeno. Visto lo visto, parece un problema menor. Es decir, en Japón han montado la infraestructura y ahora falta dotar al país de los vehículos necesarios para aprovechar esa infraestructura.
En Europa y particularmente en España estamos viendo el proceso contrario. En estos momentos es posible comprar un Toyota Mirai en nuestro país pero, sin embargo, no es posible rellenar sus depósitos en ningún lugar.
Si hablamos de coches eléctricos, la infraestructura de carga sigue siendo insuficiente y algunos potenciales clientes no dan el paso por la inseguridad que les genera no encontrar los enchufes suficientes en su camino. Y sin coches que utilicen la red de recarga, las compañías privadas no sienten la presión por aumentar y mantener en buen estado los enchufes disponibles. Una círculo vicioso al que la Unión Europea quiere poner fin.
Para solucionar la escasez de camiones de hidrógeno en Japón, Honda entrará en el juego de desarrollar transporte pesado que utilicen la tecnología de la pila de combustible. En menos de un año, la firma local ha pasado de desechar la idea del hidrógeno a apostar fuertemente por ella, para desarrollar camiones y vehículos ligeros.
También Honda, junto a Suzuki, Yamaha y Kawasaki desarrollarán pequeños motores de hidrógeno para microcoches y motocicletas, en un proyecto denominado HySE. Para transporte pesado, Honda ha anunciado una colaboración con Isuzu para desarrollar motores de pila de combustible para los camiones de esta marca. Y no son los únicos. Hyundai, además del Nexo, también cuenta con su XCIENT Fuel Cell, con el que han conseguido una autonomía de 400 kilómetros.
Si bien el hidrógeno no parece la opción más factible para el vehículo ligero, pues las complicaciones de su transporte y distribución lo encarecen mucho, puede ser interesante su aplicación para el transporte pesado, especialmente si se crea una buena red de hidrogeneras en los polos industriales y logísticos donde los camiones de mayor tamaño cargan y descargan buena parte de sus mercancías.
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Foto | Trafigura Images
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