Durante las últimas semanas hemos tenido la oportunidad de tener en casa la Vässla Bike. Este producto de suscripción juega a medio camino entre un patinete, una bicicleta eléctrica para, en nuestro país, adoptar la forma de un pequeño ciclomotor de muy reducidas dimensiones. Un peculiar producto atado a las reglamentaciones españolas.
En las siguientes líneas os contamos nuestra experiencia con este ciclomotor eléctrico, cómo funciona su servicio y cuáles son sus principales atributos para ser una alternativa atractiva a una bicicleta eléctrica o un patinete en el entorno urbano.
Ficha técnica de la Vässla bike
Vässla Bike | |
VELOCIDAD | Limitada a 25 km/h. |
DIMENSIONES Y PESO | 133 cm de largo, 155 cm de alto. 86 cm de altura al sillín. 25 kg (batería incluida). |
CARGA MÁXIMA | 120 kg. |
AUTONOMÍA | Más de 40 kilómetros. |
BATERÍA | Batería de 3,5 kg. Capacidad de 19,2A. Carga completa 0 a 100% en cuatro horas y de 20 al 80% en 2 horas. Motor con potencia nominal de hasta 450W |
SEGURIDAD | Frenos de disco en las ruedas delantera y trasera. Amortiguador trasero bajo el asiento. |
CONECTIVIDAD | No tiene. |
PRECIO | Servicio de suscripción desde 79 euros/mes con permanencia de |
Ni patinete ni bicicleta eléctrica, pero no se la pierdan
Cuenta la leyenda que en su primera gira por Estados Unidos, uno de los periodistas americanos del New York Times, asombrado por la irrupción en América de Lola Flores, escribió: “ni canta, ni baila, pero no se lo pierdan”. Es un poco la sensación que nos queda con esta Vässla Bike. Por estricta reglamentación española, no es un VMP. No es un patinete, ni tampoco una bicicleta. Para algunos será un hándicap y para otros será un rasgo definitorio que no les importará lo más mínimo.
Vässla es una empresa sueca que dispone de lo que ellos llaman Bike bajo un servicio de suscripción. Para clientes particulares tiene un precio que parte de los 79 euros/mes, con seguro, casco, candado y traslado y recogida en la puerta del domicilio. También incluye reparaciones en 48 horas en el domicilio y se puede incluir una cesta para transportar pertenencias sin coste alguno.
Nos aseguran que entre sus clientes habituales, además de personas mayores de 25 años, también se encuentran riders que quieren un vehículo fácil de llevar en sus trayectos (de hecho, hay una tarifa específica para ellos) o pequeñas flotas de hoteles. Como veremos, esta última tipología de cliente es uno de los que más sentido tiene.
La Bike es, básicamente, un patín con un manillar alto y un asiento. Está bien construida, se nota robusta y no extrañan sus 25 kg de peso (batería incluida) cuando la queremos mover. Cuenta con luz delantera y trasera, dos frenos de disco y tres modos de conducción, que se activan con un pequeño mando en la empuñadura izquierda, justo debajo de la pantalla en la que se nos muestra la batería, la velocidad que llevamos y los kilómetros recorridos. Bajo el asiento se encuentra la batería, que es extraíble y pesa 3,5 kg. En ella se encuentra el botón de encendido y apagado. Además, suma dos retrovisores para facilitar nuestros movimientos.
Apagada, es relativamente sencilla de mover. Su gran inconveniente es su peso, pero no podemos olvidar que no deja de ser un ciclomotor. Y, pese a todo, es un artefacto que he conseguido meter en el ascensor de casa (si utilizo mi bicicleta tengo que introducirla en vertical) y guardarla en la habitación más pequeña de mi domicilio. Puedo asegurar que las maniobras con mi bicicleta, pese a ser mucho más ligera, no resultan más sencillas.
Dos palabras definitorias: ágil y rápida
Los primeros pasos con la Bike de Vässla son titubeantes, pero conforme le cogemos el tacto a los modos de conducción y la postura adecuada ganamos en confianza y en agilidad en la calle. Pronto nos vemos como un igual entre el tráfico, especialmente en aquellas calles de un solo carril por sentido. La Bike llega limitada a 25 km/h, pero es capaz de alcanzar los 35 km/h si se utiliza todo su potencial.
Cogida la postura en la que nos encontramos más cómodos, ligeramente reclinados y con los brazos bien extendidos, empezamos a movernos con soltura. El primer modo está limitado a 15 km/h y es perfecto para arrancar con seguridad en los semáforos para, acto seguido, subir dos puntos e igualarnos con el resto del tráfico. Es algo parecido a tener una primera velocidad en un coche con cambio manual, que sólo la utilizamos para iniciar la marcha. De hecho, arrancar en el tercer modo desde parado requiere un ejercicio de gestión del acelerador, pues es fácil perder tracción en la rueda trasera (encargada de impulsar el ciclomotor) o levantar la delantera de forma inesperada. Automáticamente, la propia Bike trata de gestionar la situación cortando la aceleración de la misma.
Con un poco de dominio es fácil jugar con los modos de conducción cada vez que nos acercamos a un semáforo u optar por los menos potentes cuando nos movemos por las calles más céntricas de una ciudad, para evitar sustos con los peatones o ante los frenazos repentinos de un atasco. Además, el ciclomotor se mueve con una soltura que hace olvidar muy pronto su peso y que no penaliza en las cuestas arribas. Sólo podemos encontrar algún problema en las verdaderamente pronunciadas, pero nunca experimentamos una sensación de “quedarnos vendidos”.
Sobre el asfalto, la Bike demuestra que es un vehículo plenamente capaz. Mi miedo era que, en las calles de más de un carril por sentido, pudiera quedar indefenso, ante unos coches que pocas veces respetan el máximo de 50 km/h, al menos en Madrid. La velocidad de respuesta, tanto en potencia como en agilidad, me han librado de esta sensación en la mayor parte de los casos aunque, inconscientemente, he ido buscando recorridos de un solo carril por sentido, donde podía circular con mayor comodidad. No niego que buscar este tipo de calles por defecto se deba a mi instinto de autoprotección como ciclista en la capital.
Limitada por su propio concepto
Pero el gran defecto de esta Bike de Vässla la encuentra en la reglamentación española. En otros países, Vässla puede comercializarla como bicicleta eléctrica, lo que aquí sería entendido como un vehículo de movilidad personal. Esto le permite que en Suecia y Francia pueda moverse por carril bici y no necesite ni carné de conducir ni seguro. Algo que es imposible con sus características técnicas en nuestro país, lo que obliga a la Bike a tener matrícula, seguro y que su usuario cuente con carné AM o B (el de conducir).
Además, otra de sus desventajas frente a un patinete potente y, sobre todo, frente a una bicicleta eléctrica es la polivalencia de uso de estos dos últimos. Y es que, cualquiera de estos vehículos amplían su rango de acción a carriles bici segregados, aceras bici o parques. En este caso, el usuario de la Bike de Vässla está vendido y necesita hacer recorridos más largos o dar ciertos rodeos en los que, además, un VMP no tiene la amenaza de encontrarse un coche a su lado. Tampoco hay que olvidar que el uso de un patinete eléctrico o una bicicleta también se puede combinar con el Metro, el autobús o la red de cercanías.
¿Dónde se encuentra más cómoda esta Bike? Pues diría que en el centro de las ciudades. Aquí es donde realmente saca ventaja a un coche, mucho más lento en este terreno, y con la tranquilidad de que podemos parar casi donde queramos y continuar el último tramo del trayecto andando. Desde luego, se muestra como una alternativa realmente atractiva para quien tiene poco tiempo para visitar una ciudad o busca un medio de transporte que, además, le permita alejarse de la almendra central con ciertas garantías de rapidez y autonomía para ir donde quiera. Como su batería es extraíble, no es difícil imaginar que habrá quien aproveche una parada en una cafetería o un restaurante para llenar la misma.
En mi caso, jugando con los tres modos de velocidad y sin mostrarnos conservadores con ellos, sacamos a la batería una proyección de más de 40 kilómetros de autonomía, sin escatimar en cuestas ni en potencia durante el trayecto. Con estos datos, para una visita al centro de una ciudad, la autonomía debería ser más que suficiente para todo un día.
En movimiento, el gran talón de Aquiles lo encontramos en la gestión de los baches y los resaltos, especialmente en el paso de la rueda delantera. Hay que tener cuidado en estos casos. No veremos comprometida nuestra estabilidad como en un patinete, pero podemos llevarnos un buen susto si los pasamos a una velocidad alta, además de sentir el golpe seco en todo nuestro cuerpo. La rueda trasera, acompañada de un buen amortiguador bajo el asiento, gestiona mucho mejor este inconveniente.
El otro “pero” que le hemos encontrado a la Bike han sido sus reposapies. Son plegables para esconderlos y evitar espinillazos cuando maniobramos con ella. La idea es buena, pero, al menos en nuestra unidad, se cerraban con excesiva facilidad. Tanto que alguna vez había que recolocarlos en marcha. En el lado bueno de la balanza. El funcionamiento de la pantalla es sencillo pero muy eficaz. Monocromática, se ve bien con mucho sol y no adolece de reflejos que puedan impedirnos comprobar la carga de la batería o la velocidad a la que circulamos.
La opinión de Xataka
Cara o barata, es algo que tiene que terminar por definir el consumidor final. Por mi parte, esta Bike de Vässla me parece una excelente opción como flota de un hotel para ofrecerla al cliente con alquileres diarios o por horas (como ya se hace con otros VMP o bicicletas) o para empresas con grandes espacios de trabajo que busquen una movilidad rápida, efectiva y sencilla de sus trabajadores.
Para el día a día, o eres de los que le saca mucho partido, bien por ser rider o por buscar una solución sencilla y barata (en cuanto a consumo) para cubrir distancias totales diarias de 20-25 kilómetros o, realmente, veo difícil que haga sombra a un buen patinete eléctrico o una bicicleta eléctrica. Con el primero, amortizamos al inversión en menos de un año. Con la segunda, podemos alcanzar velocidades similares a esta Bike de Vassla sin mucho esfuerzo. Y con ambos ganamos la posibilidad de circular por carriles bici y parques.
Desde luego, es un producto pensado para un tipo de consumidor muy concreto. Pero es que, en esto de la micromovilidad, la mayor parte de los vehículos se dirigen a usuarios nicho que, por características de uno u otro, le encaje el producto. Esa es la gran ventaja de los tiempos que vivimos, que una persona puede elegir entre un patinete, una bicicleta eléctrica, un ciclomotor, un coche compartido…
Para los que forman parte de este último grupo, es fácil que la Bike de Vässla les saque una sonrisa y justifique de sobra la inversión inicial.
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