Toda ciudad suspira por que en sus calles, si no se puede evitar, circulen coches eléctricos. Pero, ¿cómo deben enfrentarse a esa demanda extra de energía eléctrica?
GE ha comenzado las pruebas (muy limitadas por ahora) de unos cargadores que, instalados en edificios, son capaces de conocer en qué momento debe ponerse a cargar la batería de un coche eléctrico y con qué intensidad, para que la factura eléctrica no se dispare. Para conseguirlo recurren a la inteligencia artificial.
Si aprendo sobre cómo usas el coche podré cargarlo mejor
El sistema de GE, denominado Supervisory Control and Data Acquisition (SCADA), es capaz de aprender de los usos de cada vehículo que se conecta a su base, de manera que, conociendo los horarios, rutas y demás rutinas de ese coche, puede ser flexible a la hora de proceder a la carga de su batería.
Porque esa carga no se realizará de un tirón ni en el mismo momento en que lo pongamos en su enchufe si en ese caso, la compañía eléctrica va a penalizar la factura por un consumo excesivo u hora punta. El sistema de GE podrá entonces realizar una carga más larga pero menos intensa o directamente aplazar y/o realizar por tramos la carga completa de la batería de coche con la información que tiene de la situación de la demanda eléctrica en cada momento (o planificada) y el próximo uso que se hará del coche.
Lógicamente, en caso necesario, se puede forzar a la carga de nuestro vehículo aunque con ello paguemos al final del mes mucho más.
Primera prueba piloto con FedEx
El mayor problema que presenta ahora mismo el sistema de GE es que no es capaz de obtener del coche eléctrico la información relativa a la cantidad de energía que le queda en la batería y la carga que necesita para completarlo. Por ello la primera instalación en que se probará pertenece al sistema de mensajería Fedex.
En una de sus bases en la ciudad de Nueva York se instalará una base de recarga para cinco camiones, de los que se conoce el estado de sus baterías al tener recorridos fijos cada día.
Todo este esfuerzo no es en balde. Según cálculos de la propia GE, en la ciudad de Nueva York, en un edificio que disponga de 100 coches eléctricos, el ahorro en la factura podría alcanzar los 10.000 dólares al mes.
Y un extra de la tecnología de sus cargadores tampoco tiene desperdicio: en caso de un pico de demanda, si el sistema detecta que es necesario y viable porque la flota no será usada próximamente, la red eléctrica podrá recuperar parte de la energía almacenada en las baterías de los coches para cubrir esa eventualidad.
Vía | Wired.
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