Después de la anexión de cuatro provincias ucranianas a Rusia, un arriesgado movimiento que ha sido calificado de ilegal por varios países occidentales, y de que Vladimir Putin amenazara con utilizar todos los medios a su alcance en el conflicto, la OTAN advierte sobre el movimiento de un submarino ruso de nueva generación que podría portar armas nucleares.
Según el diario italiano La Repubblica, la Alianza Atlántica ha remitido a sus países miembros una nota de inteligencia que indica que el submarino ruso K-329 Belgorod se habría sumergido en el océano Ártico. Se cree que este vehículo, presentado por el Kremlin en 2018, lleva al menos uno de los nuevos misiles Poseidón, conocidos también como “El Arma del Apocalipsis”.
Armas para burlar los sistemas de seguimiento estadounidenses
El Belgorod, junto con el Sukhoi Su-57, forma parte del club de los vehículos de guerra más modernos de Rusia. Se trata de un submarino nuclear de quinta generación que, tras décadas de desarrollo, fue entregado a la armada del país euroasiático en julio de este año. Tiene 184 metros de eslora y 15 de manga y puede viajar a unos 60 kilómetros por hora bajo el agua.
Pero su principal característica no tiene que ver con su tamaño ni con su sistema de propulsión, conformado por dos reactores nucleares y dos turbinas de vapor, sino por su completa compatibilidad con Sistema Multipropósito Oceánico Status-6. Estamos hablando de “Poseidón”, un torpedo estratégico, teóricamente, capaz de eludir los sistemas de seguimiento estadounidenses.
El sistema de defensa antimisiles de Washington funciona con satélites que se encuentran en órbitas geosíncronas equipados con sensores infrarrojos y cámaras avanzadas. Este tiene la capacidad de detectar lanzamientos de misiles o naves espaciales y explosiones nucleares por el gran calor que desprenden, pero no tiene las mismas capacidades con lanzamientos realizados desde submarinos.
Así, según el Pentágono, Poseidón es un proyectil de entre 1,6 y 2 metros de diámetro y 24 metros de largo que puede portar una cabeza nuclear de dos megatones y puede moverse a una velocidad máxima de 54 nudos (100 km/h) y alcanzar una distancia de 10.000 km. Estas características le permitirían hacer ataques efectivos a larga distancia.
Lo cierto es que este sistema es relativamente nuevo y hasta el momento es solo una promesa y no ha sido probado desde el Belgorod. Precisamente, uno de los temores de la OTAN, según la nota enviada a sus miembros, es que Rusia decida probar este torpedo nuclear como una demostración de fuerza, aunque su uso en un escenario real todavía sería remoto.
En relación a su capacidad nuclear, según la Federación de Científicos Estadounidenses, el país dirigido por Vladimir Putin tiene 5.977 ojivas nucleares, aunque este número incluye a 1.500 que están retiradas y listas para ser desmanteladas. De las aproximadamente 4.500 restantes, la mayoría se consideran armas nucleares estratégicas: misiles balísticos o cohetes, que pueden apuntar a largas distancias.
Imágenes | Marina de Rusia
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