Trabajar hoy en día, en bastantes casos, se ha convertido en una sucesión de horas sentado frente a una pantalla. Y claro, hay que proponer alternativas para, sin dejar de ser productivos y cumplir con nuestra labor, movernos un poco. Las tendencias menos clásicas pasan por trabajar de pie, que ya comprobamos tras dos meses de prueba que no es muy efectivo, o hacerlo mientras se anda en una cinta de correr.
Si pensabas que pasar muchas horas trabajando sentado y luego compensar con ejercicio intenso era lo que mejor funcionaba, los datos recogidos en la National Health and Nutrition Examination Survey (mide lo que comen y otras actividades en EEUU) y analizados por la Universidad de Utah dejan otras ideas efectivas y que están más al alcance de la mano: dos minutos de ejercicio por cada hora sentado es efectivo para reducir los riesgos de muerte prematura en adultos.
No hace falta ejercicio intenso ni continuado
Permanecer de forma continuada sentado y sin moverse, ya sea trabajando o en el sofá viendo la tele, incrementa las posibilidades de desarrollar determinadas enfermedades como diabetes (cada hora de sedentario incrementa el riesgo en más de un 3%), problemas de corazón, obesidad y hasta muerte prematura en adultos. Según el estudio de la Universidad de Utah, ese riesgo es todavía elevado incluso si se hace ejercicio intenso pero la mayoría del día se pasa sentado e inactivo.
Los resultados los han obtenido gracias a que en la última encuesta, un grupo de las personas preguntadas, no solo contestaron sobre sus actividades de cada día sino que llevaron cuantificadores de actividad para complementar la información que proporcionaban. Con datos de 3626 personas, se conformaron tres grupos: los que no realizaban actividad alguna, los que paseaban un poco cada cierto tiempo y los que realizaban de forma intensa ejercicio de forma concentrada en un momento del día. En todos los casos eran personas que pasaban la mayor parte del día sentados en su actividad principal.
Cuatro años después, y con las cifras sobre muertes prematuras en esos grupos, el estudio sacó conclusiones, algunas no esperadas. La lógica se impuso en la casi nula reducción de riesgo de muerte prematura en el grupo que apenas cambiaba de estar sentado a trabajar de pie, en comparación con quienes realizaban ejercicio intenso.
Pero el resultado más sorprendente para los investigadores fue el de aquellos que realizaban paseos de apenas dos minutos de forma frecuente y durante sus jornadas sentados. Esos dos minutos dando una vuelta incluso alrededor del puesto de trabajo redujo su riesgo de muerte prematura en un 33% respecto a quienes no se movían.
El estudio, según sus responsables, deja conclusiones interesantes que deberían animar a los sedentarios a realizar actividad frecuente aunque no sea intensa. Pero advierten de que esto no significa que dar esos paseos en vez de esta sentados reduzca directamente el riesgo de muerte, solo que se ha encontrado esa asociación en el estudio observacional. El motivo sí que está más claro: movernos más frecuentemente hace que gastemos más calorías y activemos el metabolismo, lo que se traduce en menos riesgo de enfermedades asociadas con muerte prematura, como la obesidad.
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