Llego a una rueda de prensa. Sé que no es un día normal porque esta vez la convocatoria no es en Madrid sino en Bruselas. Es un día especial porque es la primera vez que voy a ver a ASIMO, el robot de Honda. Sin embargo, no es lo único que la compañía japonesa nos quiere enseñar hoy. Entre sus proyectos de tecnología futurista hay uno muy atractivo y que hasta la fecha no ha tenido la atención que se ha merecido: Uni Cub Beta.
Me acerco a una silla para coger sitio y sobre el asiento veo un papel. Lo cojo y empiezo a leer para ver de qué se trata. Una hoja de exención de riesgos donde se me invita a firmar para que Honda no se responsabilice de ningún daño o lesión que sufra al montar en su Uni Cub Beta. Trago saliva. No tiene por qué ser tan peligroso, ¿verdad? Termina la conferencia y cuando llega mi turno me siento en este peculiar vehículo. Es hora de rodar.
¿Cómo funciona Uni Cub Beta?
Si pusiéramos a ASIMO con Uni Cub juntos, probablemente solo diríamos que se parecen en que son blancos y tienen un aspecto futurista. Uno es un uno de los robots bípedos más avanzados del mundo, el otro es una especie de asiento que bien podría pasar un por retrete diseñado por Philippe Starck. Ambos emanan un aura misteriosa que nos incita a pensar qué es lo que ocultan.
Aunque no lo parezca, estos dos inventos tienen mucho en común. En su interior, ambos llevan una tecnología de Honda llamada HOT, o Honda Omni Traction. Un sistema de estabilización diseñado originalmente para el robot de los japoneses y que a día de hoy se sigue utilizando para ayudar a este pequeño autómata a ser capaz de mantenerse de pie sin que se tropiece y se caiga al suelo.
HOT es en esencia un motor eléctrico compuesto por una gran rueda perpendicular al suelo y que, a su vez, tiene un montón de pequeñas ruedas perpendiculares que se mueven de forma independiente. El movimiento de la primera permite que Uni Cub se mueva para delante o para atrás. Las segundas permite los desplazamientos laterales y la combinación de ambos hace posible las diagonales.
Uni Cub no es un vehículo que esté diseñado para que hagamos carreras con él. De hecho no supera los cinco kilómetros por hora en su versión más reciente. En palabras de sus creadores: se trata de un proyecto de futuro pensado para movernos en grandes espacios interiores sin tener que hacer esfuerzos físicos. Suena bien, pero no puedo evitar de pensar en esa distopía edulcorada que es Wall-E y las cadenas de gente con sobrepeso moviéndose sin ningún esfuerzo de un lado a otro. Sé que no es el objetivo de Honda, pero la referencia (en mi caso) resulta inevitable.
Bien, seguro que a estas alturas ya querrás que contestemos a una pregunta muy básica: ¿cómo se conduce este vehículo? Antes de ir a Bruselas decidí documentarme para ver cómo funcionaba el dispositivo y entre los muchos artículos que leí hubo una frase que me impactó: "se maneja con la mente". Miré con asombro y escepticismo la pantalla de mi ordenador. Esto no puede ser, debe tratarse de una broma.
Efectivamente, Uni Cub Beta no se maneja con la mente y su sistema anda lejos de ello. Su funcionamiento es mucho más natural y cuando nos montamos sobre él nos daremos un cierto aire al profesor Xavier pero será nuestro cuerpo quien sutilmente se encargue de mover el vehículo. ¿Cómo? Con la inclinación que hagamos en las diferentes direcciones.
Una experiencia natural pero inquietante
Antes de montar entrego al representante de Honda la hoja de exención de riesgos donde dejo claro que yo, y solo yo, me haré responsable de hacer, o no, el cabra con el Uni Cub Beta. Hecho esto, comienza una breve charla de dos minutos donde se me explica cómo funciona y qué movimientos he de realizar para manejar el vehículo. Suena sencillo, de hecho me aseguran que es imposible que me caiga. Algo que me parece raro debido al papel que me han hecho firmar. En fin.
Me pongo enfrente del Uni Cub Beta, le doy la espalda y me siento como si fuera una silla. Pongo las manos sobre las piernas e inclino un poco el tren superior adelante. Efectivamente, esto se mueve y además no me caigo. Avanzo a una velocidad moderada por la sala y pruebo a inclinar un poco el cuerpo para acelerar. Reclino la espalda suavemente y frena antes de que llegue al muro.
Inclino el cuerpo hacia la derecha y gira en dicha dirección. Hago algunas pruebas y me doy cuenta que moverse con este vehículo es muy natural e intuitivo. No hay que hacer movimientos bruscos y los tiempos de respuesta son lo suficientemente correctos como para ir sincronizados.
Uni Cub nos demuestra que la tecnología es apasionante pero que no siempre va enfocada a resolver problemas.
Es divertido, muy divertido de hecho. Tras unas cuantas vueltas por la sala la sensación que me deja el aparato es muy buena. Sorprende lo natural que es pero también hay algunas cosas que resultan bastante inquietantes como por ejemplo la colocación de las manos. Acostumbrados a tener un manillar o un volante en los vehículos que solemos usar a diario al principio no sabemos muy bien qué hacer con los brazos.
Lo más inquietante de Uni Cub es su futuro. Es un dispositivo muy atractivo que a pesar de ser solo un prototipo nos plantea muchas preguntas. En Honda lo tienen claro: están entusiasmados con su criatura pero son conscientes de que todavía hay mucho trabajo que hacer para determinar hasta que punto puede ser útil y cómo ha de implementarse. Con Segway se atrevieron a vendernos que iba a revolucionar la forma en la que nos moveríamos en la ciudad y, en fin, ahí los tenéis.
No tengo muy claro que esta vaya a ser la forma de moverse en el futuro pero no puedo evitar sentirme atraído y una parte de mí desea que, por favor, se implemente. Para discapacitados sería una muy buena opción si se adaptara el diseño a sus necesidades. El futuro es prometedor pero una vez más queda patente que el desarrollo (casi) siempre está por delante que la resolución de problemas.
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