Mirar a la naturaleza puede ser un buen punto de partida para evolucionar en el mundo de los robots. Que se lo digan a los investigadores de la Universidad de Seúl y Harvard, que se han pegado una buena cantidad de horas observando a insectos zapateros flotando sobre el agua, como si de una superficie sólida se tratara.
Grabando con cámaras de alta velocidad han recogido el movimiento de los insectos, descubriendo que no solo se mantienen, sino que no tienen problema para ejecutar grandes saltos sin romper la tensión superficial. Los investigadores han querido transportar la idea hasta un robot de reducidas dimensiones y “alámbrico" aspecto, con bastante éxito, a tenor de las pruebas que han compartido en la última edición de Science.
El cuerpo del robot mide dos centímetros de largo, con una envergadura de patas de hasta cinco centímetros, y un peso muy reducido - 68 miligramos -. El salto que que puede realizar es de hasta 14 centímetros, y por ahora se queda en en eso, un único salto por cada prueba.
Para realizar el salto existe un sistema de catapulta que simula el sistema de salto de los insectos, produciendo los mismos mecanismos físicos, con una particularidad: las patas del robot están impregnadas con líquido hidrofóbico. No solo lo hace flotar, sino que permite ejercer la fuerza sobre la superficie líquida, sin hundirse.
“Lo más complicado para conseguir realizar el salto está en controlar que la fuerza máxima que se ejerce no rompa la tensión superficial”, Je-Sung Koh
El camino que está tomando la investigación es el de confeccionar un robot más capaz, que pueda realizar tareas más complicadas sobre la superficie, como por ejemplo, moverse en cualquier dirección. Las aplicaciones práctica que quieren darle tienen que ver con vigilancia y rescate en ríos y océanos, y como no, labores militares.
Más información | WYSS Institute
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