Desde hace tiempo que el concepto cyborg dejó de ser exclusivo del campo de la ciencia ficción. Aunque el caso de Neil Harbisson, quien padece acromatopsia y tiene un implante craneal que le permite reconocer los colores, es uno de los más notables, no es el único. En el mundo en el que vivimos hay cada vez más humanos cuyas capacidades han sido mejoradas por dispositivos electrónicos.
Y, a medida que la tecnología avanza, surgen nuevas posibilidades para un futuro cyborg más prometedor. Al menos esto es lo que piensa Masahiko Inami. Este profesor del Centro de Investigación de Ciencia y Tecnología Avanzadas de la Universidad de Tokio ha desarrollado junto a su equipo un “sistema de extremidades robóticas” para explorar las posibles interacciones de una sociedad cyborg.
Una mochila con brazos mecánicos intercambiables
El sistema, llamado JIZAI ARMS, consta de una unidad base que se adhiere a la espalda del usuario como si fuese una mochila. Gracias a su método de quita y pon, es posible equiparlo con hasta seis brazos distintos de forma sencilla, una características que brinda al sistema de cierta versatilidad: permite ahorrar peso y ganar agilidad al utilizar solo los brazos mecánicos que se necesiten.
Para diseñar y construir el aparato, Masahiko encabezó un equipo interdisciplinario integrado por investigadores de mejora humana (HAR, por sus sigas en inglés), diseñadores de producto, arquitectos de sistemas y fabricantes que trabajó durante años para presentar este concepto que podemos ver en acción en el vídeo de arriba en el que dos bailarinas de ballet ponen a prueba el sistema JIZAI ARMS.
El líder del proyecto le ha dicho a Reuters que la inspiración del sistema de brazos mecánicos provino de los títeres tradicionales japoneses. Y esa idea tiene todo el sentido, ya que no es el usuario que lleva la mochila quien controla al JIZAI ARMS. En realidad, otras dos personas mueven las extremidades robóticas de un sistema en tamaño reducido sincronizado que está conectado a la unidad principal e imita sus movimientos.
Las declaraciones de Masahiko nos dejan más pistas del posible impacto que podría llegar a tener un dispositivo así en sociedad. “En el futuro, podríamos ver alas saliendo de la espalda de las personas”, dice el experto, e incluso vaticina que podrían surgir nuevos deportes que requieran de más brazos. La idea del proyecto, afirma, es desarrollar “algo que nos ayuda a hacer lo que queramos, como una bicicleta eléctrica”.
El equipo de Universidad de Tokio asegura que seguirá trabajando en el proyecto, por lo que dentro de un tiempo podríamos ver mejoras más sustanciales. Toca esperar para saber si JIZAI ARMS acabará inspirando productos comerciales con esta esencia. ¿Te imaginas un dispositivo de estas características a la venta en Amazon? Con el tiempo lo sabremos.
Imágenes: Jizai Arms
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