El sorprendente Rabbit R1 vende 40.000 unidades en cuatro días. Y aún así, tiene un futuro muy complicado

El dispositivo se ha convertido en un éxito viral, pero ni Apple ni Google se quedarán quietas si la idea acaba cuajando

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2023 terminó descubriéndonos un singular dispositivo basado en inteligencia artificial, el Humane AI Pin. Y 2024 ha comenzado sorprendiéndonos con otro aún más prometedor, el Rabbit R1.

Este último ha logrado vender 40.000 unidades en tan solo cuatro días, y está generando una gran expectación por su simpático diseño y prometedoras prestaciones. Su futuro, no obstante, parece estar en peligro antes incluso de haber salido a la palestra.

La clave del Rabbit R1 es la integración del llamado Large Action Model (LAM). ¿Qué aporta este componente? Pues ni más ni menos que servir de conector. Los chatbots pueden dar respuesta a nuestras preguntas, pero no actúan, no hacen nada más allá.

Rabbit R1 lo logra gracias a su LAM. Así, ChatGPT te puede buscar itinerarios de vacaciones, restaurantes o cierta canción para tu estado de ánimo, pero solo te nombrará esas opciones. Si a partir de esas respuestas quieres hacer una reserva en el restaurante o poner esa canción, tendrás que hacerlo tú mismo en el servicio que elijas.

Rabbit R1 irá un paso más allá y será capaz de actuar sobre esas respuestas. Así, podrá comprarte los billetes de esos vuelos, hacer las reservas en hoteles y restaurantes o añadir esa canción a tu lista de Spotify para reproducirla a continuación.

La idea es fantástica, y sorprende por no hacer uso de las APIs de esas plataformas. Tampoco hay plugins y atención: no hay dependencia del móvil. Rabbit R1 es un dispositivo independiente que actúa como una capa intermedia en ciertas aplicaciones compatibles —entre ellas estarán OpenTable, Uber, Spotify, Doordash o Amazon—. Nos pedirá que iniciemos sesión en ellas, y con ello daremos permiso a Rabbit OS para realizar acciones en esa cuenta conectada.

Rabbit promete que en todo momento se respeta la privacidad: no almacena credenciales del usuario o de servicios de terceros, y toda la autenticación se produce en la plataforma a la que nos conectamos. Esa apuesta por la privacidad se demuestra también en la forma de hablar con el Rabbit R1: tendremos que pulsar un botón para luego dar órdenes, como si fuera un walkie talkie.

Lo malo de las buenas ideas es que todos acaban copiándolas

Este simpático dispositivo de 199 dólares ni siquiera pretende ser un sustituto de tu smartphone. Sus creadores lo conciben como un producto separado y con un objetivo distinto, otra forma de conectar con el mundo digital para realizar ciertas tareas y "recados".

Pero es que ese es el problema para el Rabbit R1. Que justo lo que él hace a través del LAM podrá hacerlo potencialmente cualquier smartphone, tanto si está basado en iOS como si está basado en Android.

No parece descabellado pensar que Google ofrezca algo así más pronto que tarde como opción para su plataforma móvil. El gigante de las búsquedas  presentó a finales del año pasado Google Gemini y sobre todo Gemini Nano, su modelo específico para funcionar directamente en nuestros móviles, sin necesidad de conectarse a la nube.

Eso hace que un potencial próximo paso para Google sea precisamente el desarrollar su propio LAM, ese conector que permita que su chatbot (Bard, en este caso) no solo responda a nuestras instrucciones, sino que actúe en base a ellas. Parece un paso natural, y aquí el Rabbit R1 tendrá que enfrentarse a un verdadero gigante. Uno que probablemente no vaya a dejar escapar esa oportunidad.

La cosa es más difusa en el caso de Apple, pero la empresa parece estar trabajando desde hace tiempo en su "Apple GPT", y si de algo saben en Apple es de darle una vuelta de tuerca a la experiencia de usuario. El Rabbit R1 casi parece un dispositivo diseñado por ellos —incluso en sus opciones de privacidad—, y probablemente hayan tomado también buena nota de esta forma de atacar el mercado.

Así pues, puede que el Rabbit R1 sea llamativo y sorprendente. Y puede que cumpla su promesa y nos ofrezca esa nuevo escalón en nuestra relación con la IA. El problema, señores de Rabbit, es que si eso acaba funcionando será difícil que no les copien la idea para adaptarla a nuestros móviles. Eso además ofrece otra ventaja fundamental: no tendríamos necesidad de cargar con otro dispositivo en nuestro bolsillo, por simpático que parezca: el móvil sería perfecto para ello.

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