Si uno no quiere que los datos de un ordenador sean hackeados lo que hace, entre otras cosas, es bloquear cualquier salida de datos del ordenador. Para ello nada mejor que directamente cortar por lo sano y quitar hasta la tarjeta Wi-Fi del equipo. Ahora bien, eso no implica que esté 100% protegido. Una nueva investigación demuestra que es posible convertir la RAM del equipo en un emisor de señales inalámbricas.
Académicos de una universidad de Israel han publicado una nueva investigación demostrando el experimento. En su demostración muestran cómo es posible que la RAM envíe de forma inalámbrica información almacenada en el ordenador. Esta información puede ser recibida por cualquier simple dispositivo receptor inalámbrico a una distancia de varios metros.
La técnica ha sido llamada AIR-FI y parte de la idea de que cualquier componente eléctrico genera ondas electromagnéticas al transmitir corriente. Por lo tanto, si uno modula esas ondas electromagnéticas puede conseguir transmitir información como si de una red Wi-Fi se tratase, que a fin de cuentas lo que hace es enviar ondas de radio electromagnéticas.
Dicho y hecho. La investigación enseña cómo es posible manipular la RAM y la corriente que pasa por ella para generar ondas electromagnéticas en una frecuencia del espectro Wi-Fi a 2.400 GHz. Si un atacante consiguiera entrar en el equipo e insertar el código malicioso, después podría sacar información de forma inalámbrica sin que la víctima lo supiera y confiando que el ordenador está completamente desconectado del exterior.
La señal, todo hay que decirlo, es extremadamente lenta. A apenas 100 b/s la RAM puede enviar información. Si bien es una velocidad muy lenta, puede ser más que suficiente para sacar información de valiosa utilidad de equipos muy protegidos.
Sacar información de sistemas completamente cerrados
Los investigadores de este hack no es la primera vez que hacen algo por el estilo. Durante varios años han enseñado cómo diferentes técnicas de lo más ingeniosas se pueden utilizar para obtener información de equipos que aparentemente están completamente cerrados. A menudo la información extremadamente valiosa se mantiene en equipos que ni se conectan a Internet ni a redes locales a veces. Hackearlos no es tan fácil y si uno consigue entrar la dificultad luego reside en salir.
Previamente hemos visto cómo utilizan la velocidad de los ventiladores, el sonido que hace el disco duro, las señales acústicas del cable de alimentación, el calor que genera el equipo o incluso el brillo del monitor. Ingeniosas y complejas ideas que demuestran que ni los equipos más seguros del mundo están completamente a salvo.
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