Una persona avisa de un desprendimiento en la carretera, otra ofrece una plaza en su coche para ir a la capital de comarca y alguien que ya no vive allí, pero que sigue teniendo un vínculo personal, cuenta sus recuerdos. Son ejemplos reales de grupos de WhatsApp formados por vecinos de un mismo pueblo o varios cercanos: en vez de compartir memes o bulos, los miembros de estos espacios comparten noticias, actividades y batallitas de sus localidades.
En algunos de ellos incluso hay lista de espera para entrar. Es el caso de Becerril de Campos, famoso hoy por su equipo de fútbol local, que se enfrentó a la Real Sociedad en la última Copa del Rey. En 2016, esta localidad palentina se presentó a un concurso para elegir al pueblo más bonito de España en una votación online. Con 727 habitantes empadronados según los ultimos datos del INE, los vecinos se movilizaron a través de un grupo de WhatsApp y consiguieron así hacerse con el título.
“Estábamos como locos votando todas las mañanas, buscando amigos, gente que pudiese ayudarnos…”, recuerda hoy el alcalde, Francisco Pérez, a Xataka. Casi cuatro años después de cumplir el propósito, el grupo sigue activo, con gente de todas las edades, “de menores de edad hasta ancianos”, y sin normas de uso.
Aunque algunas personas se marcharon una vez conseguido el título, otras pensaron que era una buena idea mantenerlo para informar de los eventos y noticias. “Desde el Ayuntamiento lo empezamos a utilizar como un tablón de anuncios. Se fue metiendo gente, se fue metiendo gente…, hasta que ya hace medio año, un año o algo así, se llenó”. En un grupo de WhatsApp solo puede haber 256 números de teléfono. “No cabemos todo el pueblo en el grupo, pero casi”.
Y hay gente a la cola. “Tenemos alguno que otro que tiene anotados dos o tres teléfonos de gente que quiere entrar”. Así, “en cuanto uno se sale, el más avispado, en un minuto, ya mete a otro, y entonces se llena”. Un momento clave para ello es cuando alguien manda varios mensajes seguidos que no tienen que ver con el pueblo: otros permanecen atentos porque creen que será cuando los compañeros abandonen y puedan meter a más gente.
El grupo está sobre todo para compartir información del municipio. Durante la Copa del Rey, se ha llenado de mensajes de apoyo. Cuando no hay ningún evento importante, la actualidad del Ayuntamiento (actividades, subvenciones…) ocupa más espacio. “Eso el noventa por ciento”, valora Pérez. “Luego hay alguna persona que de vez en cuando envía una queja, pero casi no es un gran número, porque al final sabes que ahí hay 256 personas escuchando. Casi te sale hasta mejor, porque no solemos contestar ahí, ir al Ayuntamiento y poner la queja”.
Después de casi cuatro años también escasean las críticas o propagandas de partidos políticos, sean del color que sean. “Al principio se hacía más, pero ahora es muy de vez en cuando, cada vez menos”, explica el también diputado provincial. También es muy esporádica la guasa, que sean “las cuatro de la mañana de un sábado, la gente en los bares bebiendo más de la cuenta y cogiendo el móvil a los amigos y poniéndose a escribir bobadas en el grupo”.
Cohesionar el valle
30 de enero de 2015. En esa fecha se creó el grupo de WhatsApp Cidacar, una iniciativa para conectar a los habitantes de los pueblos más pequeños del valle del Cidacos, en La Rioja, entre ellos o con poblaciones más grandes, como Arnedo (14.875 habitantes, según el padrón de 2019), Calahorra (24.220) o Logroño (151.136).
Iker Zabaleta es uno de los miembros del Cidacar. De 36 años, vive en una “casa aislada” perteneciente a Munilla (115 habitantes empadronados) y a mitad de camino entre varios pueblos del Cidacos. “En el valle hay gente con inquietudes, pero estamos muy dispersos en diferentes núcleos poblacionales”, cuenta a Xataka.
Hace unos años surgieron encuentros en los que los habitantes de esos pueblos compartieron los problemas que tenían. Por ejemplo, los de la gente que hacía autoestop en la carretera. “Estamos en un valle en el que el transporte público es escaso, no tiene buenos horarios y había necesidad, sobre todo para la juventud, de darles movilidad, de crear un grupo de transporte colaborativo”.
Peroblasco, perteneciente a Munilla
Mucha gente tiene coche, “pero son coches que van vacíos, que van una o dos personas como mucho”, o hace rutas diarias en las que podrían compartir espacio. De ahí surgió el Cidacar, a semejanza de plataformas como Blablacar.
El objetivo fue crear un grupo de WhatsApp con una norma clara: “Ofertar o demandar viajes”. Estos viajes dentro del valle son gratuitos, recalca Zabaleta varias veces en la entrevista. Casi cinco años después de su creación, son 40 personas (“creo que estamos gente de casi todos los pueblos del valle”), pero el número varía: “Hay gente a la que no conocemos. Muchas veces te escribe fulanito, que se ha encontrado con menganito y te dice: ‘Oye, mete a esta persona en el grupo’. O alguien a quien coges haciendo autoestop un día y le dices: ‘Oye, que en vez de estar aquí haciendo dedo tenemos un grupo, puedes demandar viaje’”.
El grupo de WhatsApp (“muy diverso y muy abierto”) solo está para hablar de esta oferta y demanda de viajes. Si acaso, se avisa de desprendimientos, accidentes o cortes en la carretera. No hay cabida para memes, promoción de actividades o imágenes con citas célebres e inspiradoras. “Se desvirtúa lo que es la esencia del grupo”, explica Zabaleta. Si eso ocurre, “lo que se suele hacer es avisar por privado. Seguramente sean muy interesantes, porque hay muchas actividades en el valle, pero el grupo no es para eso. El grupo es para transporte”.
Una miembro del grupo ya ha dicho que, si el Cidacar sigue funcionando bien, dejaba de conducir. Mientras tanto, “lo importante es que ha servido para conocernos la gente de pueblos diferentes, que somos vecinos, que podemos tener muchas inquietudes que sean parecidas, no te digo las mismas, pero inquietudes que podamos compartir. En un viaje compartes muchas cosas”. Y en definitiva, también ha servido “para cohesionar un poco el valle”.
El grupo en el que están el alcalde y los viejos amigos de cuadrilla
De 40 años e informático, Rubén Santiago trabaja en Madrid, pero es nieto de un vecino de Villaseco de los Gamitos, una localidad de Salamanca con 135 habitantes empadronados, y su esposa es de allí. Amantes del pueblo (en verano van todos los fines de semana y en invierno cada quince días; “el ambiente rural nos encanta”, explica a Xataka), Santiago creó hace unos años, como iniciativa propia y personal, una web sobre la localidad en la que se anuncian noticias o el programa de las fiestas.
Hace unos meses tuvo otra idea: un grupo de WhatsApp en el que se pudiera avisar rápido de noticias que afectaran a los vecinos. “Imagínate: hay una rotura de agua y van a hacer un corte hoy durante tres horas. ¿Cómo se lo dices a la gente y que se entere directamente? Pues un grupo”.
Constituido el pasado 10 de septiembre, en la actualidad el grupo de WhatsApp de Villaseco de los Gamitos tiene unos 25 miembros. El número varía con facilidad, conforme nuevas personas llegan por enlace de invitación. En él están el alcalde, los concejales y los vecinos. También, personas que ya no residen en él, pero que abarrotan sus calles en las fiestas patronales, a finales del verano (“están todas las casas abiertas”), ya que es una forma de mantenerse informado de lo que sucede.
El grupo lleva pocos meses y es invierno. Aún queda para ese verano en el que el pueblo multiplique su población, así que se habla mucho de actividades que se celebran estos días o de recuerdos: también está sirviendo para que personas que salieron de Villaseco de los Gamitos recuperen sus raíces.
En sus pocos meses de funcionamiento ya ha propiciado esos reencuentros: “Hace unas semanas había una persona de mediana edad cuya familia era del pueblo. Había pasado su juventud aquí, pero por circunstancias de la vida se había ido a vivir fuera. Había gente en el grupo que formaba parte de su cuadrilla de amigos. Yo no lo conocía, pero hubo quien le dijo: ‘Tú eres el hijo de no sé quién’”.
De momento no hay reglas ni ha habido problemas. “En el caso de que se puedan producir en un futuro sí que habría que poner algún tipo de norma o restricción. La gente es libre de comentar o decir lo que sea, siempre y cuando se respete al resto de personas y no suponga una ofensa a los demás”.
Una lista de difusión por bando
En otros pueblos, las listas de difusión son las encargadas de sustituir a la megafonía o a los pregoneros. Almodóvar del Pinar (Cuenca), Pastriz (Zaragoza) o Betxí (Castellón) han utilizado esta alternativa a los grupos para informar y en la que no se comparte el número de teléfono con desconocidos. Sea en grupo o en lista de difusión, la trompeta del funcionario hoy se ha convertido en el sonido de una nueva notificación.
Imágenes | Ayuntamiento de Becerril de Campos (1, 2); Diputación de Palencia (3); Wikipedia (4, 6), y cedida por Iker Zabaleta (5).
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