Si algo ha hecho muy bien la saga ‘Assassin’s Creed’ es generar tantos fans como haters. No es que esto sea algo demasiado complicado de conseguir en el mundo de los videojuegos, donde la comunidad parece tender cada vez más hacia el todo blanco o todo negro, pero la franquicia de Ubisoft es uno de los casos más claros de polarización total.
A muchos se les llena la boca muy rápido pidiendo originalidad e innovación en los juegos, cuando en realidad quieren lo mismo de siempre pero más bonito. O todo blanco o todo negro, porque como algún estudio se salga de ahí, como a algún estudio le dé por hacer algo distinto con un gran presupuesto detrás (¿acaso no queríais algo nuevo, distinto y original?), muchos mirarán hacia otro lado.
Ubisoft y la metahistoria que le permitiría explotar la saga cambiando a su antojo la ambientación
Todavía recuerdo cuando Kristen Bell abrió la boca demasiado (también la reacción de muchos jugadores que se tomaron sus declaraciones a broma). Fue a finales del año 2006. En una entrevista para IGN, a la actriz se le escapaba el as que Ubisoft quería mantener a buen recaudo bajo su manga hasta que esa primera entrega de ’Assassin’s Creed’ llegara a nuestros hogares: la ambientación real del juego.
Cuando todos creíamos que ’Assassin’s Creed’ tenía lugar durante la Tercera Cruzada, Bell dejó caer que, en realidad, el juego transcurría en el presente y que todo lo que habíamos visto formaba parte de una tecnología que permitía a los personajes visualizar y controlar la memoria genética de sus antepasados. Jade Raymond, productora del juego, tiraba balones fuera un años después cuando en VidaExtra le preguntamos por el tema: “el juego cuenta con una metahistoria superior que lo engloba de forma que, si se crean más juegos, estos encajen entre sí”. Y nada más. Nada sobre la ambientación real o sobre tecnologías futuristas.
La jugada es magistral: partiendo de la base de que la tecnología detallada en el juego le permite a los protagonistas introducirse en la memoria de sus antepasados, Ubisoft se aseguraba la posibilidad de lanzar juegos de mundo abierto con temáticas muy distintas. Sólo hay que echarle un vistazo a los dos extremos: hemos pasado de la Tercera Cruzada del primer juego a una historia de piratas en ‘Assassin’s IV Black Flag’. Una idea maravillosa para explotar una saga hasta la saciedad.
Assassin’s Creed: bonito pero repetitivo
El principal problema del primer ’Assassin’s Creed’ es que es tremendamente bonito, pero también muy monótono. Es muy fácil quedarse embobado viendo las postales que el juego nos regala nivel tras nivel. El detalle con el que el equipo de desarrollo trasladó ciudades como Jerusalén o Damasco, ambientadas en pleno siglo XII, nos deja sin aliento. Las animaciones, el doblaje, todo lo que hace referencia al apartado técnico raya a un nivel muy alto. Lo malo es que su apartado jugable no está a la altura.
Los primeros compases molan, uno se siente abrumado por tanto poderío mientras controla a Altaïr, el protagonista, y todo parece ir bien. Tras unas horas de juego se desvela el cartón: las misiones se vuelven repetitivas y el juego empieza a perder interés por culpa de unas mecánicas que nos obligan a hacer una y otra vez lo mismo.
La metahistoria de la que hablábamos, toda esa parte del juego que sucede en el presente, ayuda un poco a la hora de captar nuestra atención. ¿Qué es el Animus? ¿Por qué se están llevando a cabo estos experimentos? La mala noticia es que, al final, esto es solamente la excusa para lanzar más y más entregas y, aunque aquí hay toda una trama, el apartado jugable sigue siendo el que es. Y es aburrido.
Ubisoft toma nota, pero la losa del original sigue pesando lo suyo
La compañía reconoció que las mecánicas de ese primer ’Assassin’s Creed’ eran repetitivas y lo demostró intentando ofrecer un mayor dinamismo en las siguientes entregas. Lo cierto es que ’Assassin’s Creed II’ logró mejorar mucho todo lo relacionado con el aspecto jugable, y al margen de lo que logre conseguir la entrega más reciente, sigue siendo considerado como uno de los mejores juegos de la saga, si no el mejor.
En todo caso los fallos del título original, por mucho que Ubisoft haya introducido novedades jugables entrega tras entrega, siguen pesando mucho sobre la saga hasta el punto de haber creado una legión de haters que nunca admitirán que uno puede llegar a divertirse de verdad con un ‘Assassin’s Creed’. Si oyen algo sobre una nueva entrega echan a correr.
Yo nunca he sido muy fan de la saga, pero tampoco un hater (a mí eso de odiar, en general, me parece una pérdida de tiempo), y de hecho no llegué a engancharme a ella hasta que llegó ‘Assassin’s Creed III’. Hay cosas en esa entrega que no me gustan, pero hay otras que sí. Y fui uno de los que pidió a gritos un juego en el que Ubisoft pudiera sacarle partido a las brutales batallas navales de esa tercera entrega. Porque ahí sí había algo nuevo, muy potente y muy bien ejecutado. Un juego que ha acabado siendo una realidad en ‘Assassin’s Creed IV: Black Flag’ y que le ha permitido a la compañía a rescatar la Edad de Oro de la piratería.
El éxito y la explotación salvaje
Además de los seis títulos principales que vertebran la saga (dos de ellos lanzados entre la segunda y la tercera parte), existen otros cinco spin-offs, lo que hacen un total de once juegos de la franquicia ‘Assassin’s Creed’. A esto hay que sumarle siete novelas, cuatro cómics, alguna que otra película de animación y lo que esté por venir (hay una superproducción de Hollywood en camino). ¿Una saga explotada? Qué va.
En general es muy habitual encontrarse con una sobreexplotación salvaje cuando una franquicia funciona (¿hablamos de ‘Call of Duty’ o de ‘Battlefield’?), tampoco hay que tirarse de los pelos con esto en exceso, pero hay franquicias muy queridas por la gran mayoría de la comunidad y otras que, como decíamos, generan prácticamente tanto amor como odio. Un ejemplo claro: creo que una nueva entrega de la saga ‘Uncharted’, y sería la cuarta si hablamos solamente de los juegos principales, sería más que bienvenida.
El problema de ‘Assassin’s Creed’ no es sólo que no dejen de salir entregas y más entregas —con la historia del Animus, de nuevo, sabemos que pueden estirar el chicle hasta el infinito y más allá—, es que realmente las novedades que vamos a encontrar entre ellas a nivel jugable son mínimas (han tenido que salir seis entregas para que entre la primera y la última haya un salto jugable algo más evidente). Eso sí, pocas veces vamos a tener la oportunidad de pisar entornos históricos más detallados que los de la saga ‘Assassin’s Creed’.
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