¿Sabes qué es mejor que vender consolas? Vender suscripciones a Game Pass. Eso fue lo que pareció querer decir Microsoft ayer con su Xbox Game Showcase.
Allí pudimos ver algunos de los títulos que estarán disponibles en las Xbox Series X, y aunque las imágenes no fueron para muchos tan espectaculares como se esperaba, la constante referencia a que esos juegos estarían en Xbox Game Pass confirmaba una estrategia en la que vender consolas está bien, pero vender suscripciones es aún mejor.
Juegos y expectativas
Cada vez parece resultar más difícil sorprender a usuarios y jugadores con lanzamientos de nuevos juegos. Todo parece un poco un 'más de lo mismo', y eso quedó patente con el vídeo del gameplay de 'Halo: Infinite', una de las franquicias legendarias de Microsoft y su Xbox y que no obstante no parecía especialmente distinta de anteriores entregas.
Es difícil que lo parezca a través de una retransmisión de YouTube, por supuesto: precisamente la diferencia que marca la nueva generación de consolas es poder jugar a 4K y 60 FPS de forma sostenida, y disfrutar de tal nivel de detalle en directo no es lo mismo que verlo a través de una retransmisión en la que la señal inevitablemente se comprime y en la que tampoco se vive de esa experiencia en primera persona.
Con todo y con eso, lo cierto es que ni 'Halo: Infinite' ni el resto de los títulos presentados parecían marcar una diferencia apabullante con los juegos de la actual generación. No sé vosotros, pero si a mí me hubieran dicho que todos esos juegos estaban siendo reproducidos en una Xbox One convencional no me hubiera extrañado tanto: no parecía que los gráficos fueran "de próxima generación" y tampoco parecían especialmente más fluidos que los títulos que están hoy en día disponibles.
Aquí está claro que tendremos que esperar a ver las consolas en acción con estos juegos para poder apreciar la diferencia, que puede que sea notable como afirma Microsoft pero puede que no lo sea tanto y tardemos aún algo de tiempo en ver cómo los desarrolladores exprimen el potencial de estas bestiales consolas.
¿Qué pasa con la promesa de los exclusivos?
Luego están algunas sorpresas que nos dio el evento. Microsoft ha confirmado que la demo que vimos de 'Halo: Infinite' que vimos en acción no estaba ejecutándose en una Xbox Series X, sino en un PC.
Más curioso y preocupante es la sospecha de que algunos de los juegos presentados ayer no estarán disponibles en la Xbox One en su lanzamiento pero sí en la Xbox Series X, lo que haría que Microsoft hubiera roto una promesa importante en su apuesta por la retrocompatibilidad.
No hay confirmación oficial en un sentido y otro -la respuesta de Microsoft no lo deja claro-, pero de ser así el argumento con el que jugaba Microsoft en cuanto a que no habría exclusivos para la Xbox Series X no sería exacto: puede que no los haya, pero también puede que aparezcan primero para las Xbox Series X y tiempo después para las Xbox One.
Game Pass, Game Pass y más Game Pass
Lo que fue curioso es que prácticamente todos los títulos de los que habló Microsoft estaban desarrollados por sus estudios de desarrollo, y eso les permitió sacar pecho y presumir ante sus usuarios, porque todo lo que vimos ayer estará disponible desde el primer momento en su servicio de suscripción Game Pass.
Eso significa que quienes estén suscritos no tendrán que gastar los 60 o 70 euros que costarán los juegos para los no suscriptores, y plantea el despegue definitivo de ese 'Netflix de los videojuegos' que Microsoft lleva planteando desde hace tiempo y que reforzó de forma decisiva con Game Pass Ultimate, el servicio que combina el catálogo de Xbox con el de PC para que jugadores de ambos mundos puedan disfrutar de cientos de juegos pagando 12,99 euros al mes.
La apuesta por el servicio de suscripción es absoluta y eso se ha visto en los últimos días. En Redmond indicaron que xCloud se incluirá gratis con Game Pass Ultimate, pero es que ayer la mención al servicio fue constante.
Microsoft no vendió consolas ayer. Tampoco juegos como tales. Vendió su servicio de suscripción.
La razón es evidente: la estrategia de la firma ha cambiado de forma radical y se ha apartado de la tradicional batalla con Sony y sus PlayStation. Ya no quieren vender más consolas (lo tendrían difícil, al menos viendo el mercado actual), y lo que pretenden es captar a todo tipo de jugadores. No solo a los que compren las Xbox Series X (y Xbox Series S, si se confirman por fin), sino también a los jugadores de PC e incluso a jugadores ocasionales que aprovechen servicios como xCloud en el futuro.
La apreciación de Polygon aquí da en el clavo: Microsoft "sigue el modelo de Netflix, manteniendo un ritmo consistente de nuevos lanzamientos que hacen que los suscriptores se queden donde están. Netflix no produce las mejores películas, pero no parece importar cuando el viernes por la noche encendemos la tele y nos tiramos al sofá. La empresa produce un poco de todo, así que podemos contar con encontrar algo interesante".
Efectivamente: el catálogo de Game Pass es tan inmenso que siempre habrá algo que nos pueda gustar. De hecho el servicio ha acabado demostrando que es un catalizador de ventas de juegos: muchos usan el servicio como una "demo jugable" para luego comprarse los juegos que realmente les gustan y que quieren tener en su poder para siempre.
La cosa es cada vez más interesante para quienes no se quieren complicar demasiado la vida y arriesgar esos 60 euros en juegos que quizás acaben decepcionándoles: los 130 euros que uno se gasta en Game Pass al año darían para comprar dos juegos cada año.
Por el mismo precio tenemos literalmente cientos de títulos en un servicio que de hecho genera ese estrés del "qué veo ahora / a qué juego ahora" que generan también Netflix y sus rivales. Con tanto por ver o por jugar, el servicio acaba atrapando aún más.
Es desde luego evidente que muchos juegos no estarán disponibles en Game Pass de buenas a primera (o no lo estarán nunca), pero lo mismo ocurre con Netflix y el modelo parece funcionar: la serie que no puedes ver allí estará en HBO o en Amazon Prime vídeo, por ejemplo, y no tener periodos de permanencia, como también ocurre con Game Pass y sus rivales, hace la oferta cada vez más atrayente.
Bien jugado, Microsoft. Bien jugado.
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