John William Rolfe Kempe estrenaba la década de 1950 convertido en una “rara avis”. De esas que tan bien crían en tiempos de guerra. A sus treinta y pocos, Kempe, hijo de un oficial del Servicio Colonial británico, había pasado de ser un antiguo piloto de Spitfires y Mosquitos (Havilland DH.98) de la RAF a trabajar como un respetable maestro de matemáticas en Escocia que dedicaba sus ratos libres a escalar cordilleras. Cuando a comienzos de los años 50 lo llamaron desde la India para ofrecerle la dirección de la Escuela Pública de Hyderabad, Kempe se dejó llevar por su espíritu aventurero y se embarcó rumbo a Telangana, en la otra punta del planeta.
La Escuela Pública de Hyderabad estaba por entonces inmersa en profundos cambios internos, reflejo a su vez de los que sacudían a la recién constituida República de la India. Para contribuir a la reforma y dejar una huella que perdurase más allá de su paso por la dirección de la escuela, Kempe seleccionó un emblema para el centro. Probablemente en un guiño a sus años en la RAF, su pasión por las cumbres y la vocación por inspirar a estudiantes escogió un águila, un ave rapaz similar a los majestuosos halcones Shaheen que sobrevuelan el subcontinente.
La enseña iba acompañada además del lema del colegio, una frase que no cuesta imaginar repitiendo como un mantra a los pilotos de la RAF durante la Batalla de Inglaterra —en la que había participado el propio Kempe— y que resultaba igualmente apropiada en las aulas donde el antiguo aviador enseñaba aritmética y geometría: “Be Vigilant” (Mantente alerta).
Kempe dejó la dirección de The Hyderabad Public School (HPS) años más tarde para asumir el mismo cargo primero en la Corby Grammar School de Northamptonshire y después en la Gordonstoun School, pero su emblema sigue luciendo más de medio siglo después en la bandera y el membrete del centro. Tan inserto está en su ADN, que la institución se refiere a sus alumnos como “águilas”, aves a las que educa para que alcancen cotas elevadas. En su propia web, tiene un apartado titulado “águilas volando alto” con algunos de sus exalumnos más destacados.
Y no es una exageración.
Águilas que anidan en sillones de CEO
Muchas de las águilas que dieron sus primeros aleteos en el HPS, efectivamente, han llegado a altitudes tan remotas que hoy “anidan” en los despachos de algunas de las multinacionales con más huella a nivel internacional. De sus aulas han salido Satya Nadella, CEO de Microsoft, y Shantanu Narayen, CEO de Adobe Inc. También Ajaypal Singh Banga, CEO de Mastercard desde hace años y que a partir de 2021 pasará a ser presidente ejecutivo del consejo de la firma.
Y eso por citar a solo algunos primeros espada vinculados a la industria tecnológica. Tras los pupitres del centro de Hyderabad se han sentado ejecutivos de la talla de Prem Watsa, director ejecutivo de Fairfax Financial; Karan Bilimoria, presidente de Cobra Beer; Megha Patodia Mittal, presidenta y directora general de Escada; los actores Akkineni Nagarjuna y Rana Daggubati, el galardonado escritor Ramendra Kumar y estadistas que han llegado a lo más alto de las instituciones indias, como Kiran Kumar Reddy, YS Jagan Mohan Reddy, Menaka Guruswamy o Syed Akbaruddin.
“El éxito de la escuela radica en los logros de sus hijos. Nos sentimos honrados de ver a nuestros estudiantes viviendo sus sueños. Nuestras águilas tomando vuelos más altos. Esa es la visión para nuestros estudiantes/águilas en la HPS. Nuestra escuela prepara a los estudiantes para la vida —explica a Xataka el Dr. Skand Bali, actual director del centro de Hyderabad—. La filosofía educativa de la escuela está arraigada en su rica herencia y tiene como objetivo proporcionar a los estudiantes valores morales, honestidad, buen juicio, habilidades básicas académicas, creativas, sociales y personales, una fuerte autoestima, tolerancia y respeto por los demás".
Con frecuencia cuando se rastrean las carreras de los grandes empresarios, escritores o políticos la búsqueda se remonta hasta sus universidades, sus "alma máter"; pero... ¿Qué ocurre con toda la formación previa? ¿Puede influir hasta el punto de marcar su futuro? ¿Cómo se explica que de una misma escuela haya salido semejante puñado de directivos de primer nivel?
Hyderabad no es ningún pueblo recóndito de la India. Con varios millones de habitantes censados, es una de las ciudades más pobladas del país, crece a buen ritmo y ejerce como cabeza de un área metropolitana dinámica y capital del estado de Telangana. Su economía se nutrió durante el siglo XIX del mercadeo de perlas y diamantes Golconda y supo reconvertirse a lo largo del XX en un potente polo tecnológico y farmacéutico. Pero incluso así… ¿Cómo es posible que por las aulas del HPS hayan pasado los CEO y presidentes de algunas de las multinacionales más poderosas?
En marzo de 2018, durante un episodio del podcast “Freakonomics Radio” el periodista Stephen J. Dubner preguntó a Satya Nadella cómo explicaba que hubiese tanto talento indio triunfando en multinacionales de EE. UU. El CEO de Microsoft recordó que él, Singh Banga (Mastercard) y Narayen (Adobe Inc) estudiaron en el HPS y, aunque bromeó con la coincidencia, reconoció también el impacto que tuvieron en su carrera los años que pasó en la escuela de Hyderabad.
“No sé sinceramente si hay algo necesariamente indio —admitió Nadella cuando Dubner le pidió que ahondase en el tema—. Hay una cierta estructura en el sistema educativo del país de la que todos nos beneficiamos. Creo que a los cuatro o cinco que fuimos a mi escuela secundaria nos gustó porque resultó formativa en maneras muy diferentes. Todos aprendimos cosas distintas. Creo que más que cualquier otra cosa, nos dio la libertad de pensar, aprender y perseguir sueños osados”. “La capacidad de encontrar tu pasión y ganar confianza. Eso es lo que aprendí de esa gran institución”, llegaría a proclamar el CEO de Microsoft, alumno del HPS entre 1977 y 1984.
De centro para la élite a campus abierto
Para conocer la filosofía de la institución hay que remontarse sin embargo a inicios del siglo XX, mucho antes de que John Kempe escogiese un águila para su escudo e incluso de que el centro se llamase Hyderabad Public School. Sus raíces se hienden en la sociedad de castas. En 1919 H. Weikfield, Director General del Tribunal de Wards (Departamento de Ingresos) propuso al Séptimo Nizam, S.E.H. Mir Osman Ali Khan, montar una escuela residencial inspirada en el prestigioso Eton College de Berkshire. En la búsqueda de modelo el futuro HPS ya apuntaba maneras: por las aulas del Eton han pasado cerca de una veintena de primeros ministros e incluso príncipes.
El objetivo de la escuela que Weikfield tenía en mente era acoger a los hijos de la élite india (jagirdars y nawabs, por ejemplo) y formarlos para la administración de sus propiedades. El bautizado como Jagirdar´s College abrió sus puertas en 1923 bajo la dirección de H. W. Shawcross y un sobrio plantel de cinco estudiantes y seis maestros. En 1930 rondaban ya los 150.
Gracias a las donaciones de varios Jagirdars y la compra de parcelas, el colegio terminó con una generosa extensión de terreno. Tanto, que hoy en día, con unos 122 acres de superficie (493.700 metros cuadrados), se suele decir que el campus del HPS es más grande que la Ciudad del Vaticano. Algunos medios incluso elevan su espacio total por encima de los 150 acres. Para construir los edificios, la infraestructura y su administración, el Gobierno impuso una pequeña tasa sobre los ingresos anuales de los Jagirdari. El diseño del campus recayó sobre el arquitecto británico Vicent Esch, quien se decantó por combinar el estilo occidental y la tradición india.
A comienzos de los años 50 los aires de cambio que soplaban en la India se colaron en la escuela. Y con fuerza, además. Después de que la Constitución aboliese en 1950 el antiguo sistema de castas, el Gobierno decidió transformar el centro en un colegio público abierto a todo tipo de alumnos, independientemente de su clase o credo. También se reorganizó para convertirse en The Hyderabad Public School (HPS), afiliado a la Indian Public Schools Conference (IPSC).
En 1952 el expresidente del país, Sarvepalli Radhakrishnan, se convertía además en la primera cabeza visible de The Hyderabad Public School Society, constituida precisamente a raíz de los cambios que se produjeron con la supresión del sistema de castas. Por esas mismas fechas se sumaba al proyecto el propio John Kempe. Otro de los hitos cruciales en la historia del HPS llegó a mediados de los 80, cuando pasó de ser una escuela exclusiva para niños a aceptar niñas.
Hoy el HPS suma alrededor de 2.800-3.200 estudiantes en varios niveles —el dato lo aportan diferentes medios, como la CNBC, OfficeChai o Deccan Chronicle— con un ratio de un profesor por cada 18 alumnos. Aunque lleva en su propio nombre la etiqueta de “escuela pública”, el centro de Hyderabad no es exactamente lo que entendemos en España como institución pública. El centro tiene un carácter privado y sus estudiantes deben abonar una cuota. Suma además cerca de un centenar de internados y está afiliado a la Junta de Indian Certificate of Secondary Education (ICSE) e ISC, "uno de los planes de estudio más rigurosos en el nivel de secundaria superior", destaca Bali.
¿Cuánto cuesta estudiar en el HPS? En su página el centro solo detalla los recargos para quienes se retrasan en el pago de las cuotas. Aquellos que más se demoran, al menos en 2018-2019 —última información disponible en su web—, pueden afrontar una penalización de hasta 2.500 rupias (INR) (unos 29 euros), a las que se añaden otras 20 INR por cada día de demora acumulado. Según un artículo publicado hace dos años en el portal Yellowslate, la tarifa rondaría las 1,00,500 INR anuales. La web Edudwar apunta que, dependiendo del nivel del estudiante, la cuota anual varía de 65.670 a 93.390 INR, aunque advierte también de que sus datos "están sujetos a cambios". Información similar se aporta en un foro de 2017 de Quora, que señala además extras y pagos de cierta entidad en el momento de la admisión. Como referencia, 100.000 rupias equivalen a unos 1.100 euros.
En su crónica Yellowslate recalca que 1,00,500 INR es una suma "decente", sobre todo teniendo en cuenta los gastos que cubre, pero tampoco parece una tarifa al alcance de todos los bolsillos en la India, un país con fuertes desigualdades. Un informe publicado hace dos años por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se hacía eco de un estudio de la Oficina Nacional de Encuestas por Muestreo (NSSO) que situaba el salario promedio del país en 2011-2012 en alrededor de 247 INR diarias (unos tres euros), valor que bajaba a 143 en el caso de los trabajadores temporales.
Los estudiantes pueden optar a becas y desde el propio centro se percibe un intento por minimizar cualquier imagen de elitismo. “Hemos estado manteniendo el equilibrio social y económico. No hay diferenciación ya que también admitimos niños de sectores desfavorecidos de la sociedad”, explicaba Marri Aditya Reddy, antiguo alumno y miembro del comité de gestión del HPS durante una entrevista concedida en 2019 al India Today. En su web, la escuela informa —en la misma sección dedicada a las cuotas y retrasos— la vía que debe seguirse para solicitar apoyo a las instituciones.
El HPS informa también sobre el proceso de selección que deben seguir los alumnos que quieren acceder a sus aulas. Los detalles varían en función de la edad del aspirante. Para el "nivel de entrada" el HPS anuncia en los periódicos la apertura del plazo de matrícula y luego celebra un sorteo entre todos los inscritos. Si el nuevo alumno quiere sumarse a cursos más avanzados, como los de las ramas de Comercio, Humanidades o Ciencias, el centro analiza además sus méritos e incluso puede someterlo a un examen. "La escuela tiene un proceso de admisión transparente y simple que nos ha permitido trabajar con estudiantes de todo tipo de orígenes", destaca.
El HPS se jacta además de tener unas instalaciones que sacarían los colores a muchos campus universitarios. A lo largo y ancho de sus más de 49 hectáreas se reparten el Brandnock Theatre, un escenario al aire libre con capacidad para cerca de 800 butacas; la residencia Principal´s Bungalow; un establo con casi una decena de caballos, un vivero, piscina, pistas de atletismo, bádminton, canchas de baloncesto, campos de cricket, hockey… Y también otros dedicados a deportes del Sudeste Asiático, como el kabbadi o kho-kho. Su amplia biblioteca la integran alrededor de 12.000 libros y está suscrita además a 24 revistas y 17 periódicos en diferentes idiomas.
Para las clases de ciencias el Hyderabad Public School dispone de laboratorios de biología, química, física y computación dotados a su vez de ordenadores, microscopios, espectómetros, telescopio, un medidor Polari y de pH, la reproducción de un esqueleto humano y una colección de modelos óseos, entre otros recursos. Su internado acoge a cerca de un centenar de alumnos y dispone de servicio de enfermería y un amplio comedor, con capacidad para alrededor de 1.600 estudiantes.
El gran fuerte del colegio, el mismo que destacaba Nadella durante su entrevista en "Freakonomics Radio" reside sin embargo en su filosofía pedagógica. “HPS tiene como objetivo proporcionar una educación integral, facilitando a los estudiantes alcanzar su potencial óptimo y equipándolos para enfrentar los desafíos de la vida con pasión por el aprendizaje continuo”, anota Bali.
“Planificamos la experiencia escolar con la combinación correcta de actividades curriculares y co-curriculares para que nuestros estudiantes estén informados y capacitados. Motivamos a nuestros alumnos en cada paso y les inculcamos una actitud ganadora y trabajadora que les hace creer en sus sueños y descubrir su verdadero yo —abunda el director del HPS—. Una cultura de retribución a la sociedad y al mundo en nuestro entorno. Eso impacta en nuestros estudiantes al llevarlos al ámbito de la autorrealización, convirtiéndolos en CEO de empresas de primer nivel”.
Hyderabad, cóctel de tradición e innovación
Más allá de inculcar a los alumnos nociones básicas de Matemáticas, Historia, Geografía... El antiguo Jagirdar's College aspira a formar “pensadores creativos, capaces de solucionar problemas" y de convertirse en "miembros eficientes de un equipo”. A menudo, en entrevistas o incluso en su propia web, el HPS pone énfasis en otra de sus peculiaridades: es “una de las instituciones educativas más antiguas del país en el estado más joven” de la India, Telangana, constituido en 2014. Suena a una anécdota menor, pero tiene mucha más miga de lo que pueda parecer.
El HPS hiende sus raíces en la jerarquizada sociedad tradicional india de inicios del siglo XX y desarrolla su labor en Hyderabad, capital de Telangana y una de las metrópolis más pujantes del país. Los elegantes edificios de la escuela comparten "skyline" con las modernas sedes de empresas dedicadas a la industria farmacéutica, la biotecnología y nanotecnología o la ingeniería más puntera. En 1998 incluso se puso en marcha a las afueras de la ciudad el complejo de alta tecnología HITEC City, rebautizado —con una sorna por lo demás bastante atinada— el "Silicon Valley indio". En Hyderabad tienen sede, entre otros gigantes tecnológicos, Facebook o IBM y en el entorno del propio HITEC City están presentes Microsoft, Motorola, DELL, HSBC, Infosys o Honeywell.
La mezcla de modernidad y tradición —uno de sus grandes tesoros es el Charminar, un impresionante templo del siglo XVI— en Hyderabad no parece haberle venido nada mal al HPS. Además de su lista de alumnos destacados, a lo largo de los últimos años la escuela ha recibido distinciones importantes, como figurar entre los Great Place to Study seleccionados por el Global League Institute o convertirse en una de las escuelas “Future 50” de la India. De las paredes de sus salas y despachos cuelgan también títulos que la acreditan como uno de los centros —e internados— de referencia en el país, incluido el prestigioso INTACH Heritage Award.
“Nos tomamos muy en serio las actividades académicas, deportivas y co-curriculares. Hemos introducido la agricultura y el espíritu empresarial en la escuela. Es muy importante que un niño tenga desarrollo integral en todos los campos. Hemos brindado líderes empresariales en todo el mundo, pero también en otros campos, como la política, el cine, las fuerzas armadas, la policía, diferentes campos y géneros”, explicaba el director durante una entrevista en Etnownews.
Tan fuerte es la huella del HPS que los exalumnos incluso han creado una asociación y el centro se jacta de su “involucración” en la labor de la escuela a través de la Sociedad de la HPS, que asume la gestión del centro desde los años 50, e incluso con webinars y visitas. Entre quienes se han acercado a sus aulas para charlar con los estudiantes destaca el propio Nadella.
En la década de los 70 el éxito del HPS situado en Begumpet —una amplia urbanización comercial y residencial de Hyderabad— motivó la creación de otro centro en Ramanthapur, en la parte oriental de la ciudad. La escuela abrió sus puertas en noviembre de 1972 y hoy su objetivo es ayudar a los alumnos a "alcanzar su potencial óptimo para enfrentar los desafíos de la vida, ser ciudadanos globales y futuros líderes". Mal no le va tampoco en su empeño. A pesar de que es bastante más joven que su hermana de Begumpet, habría tenido ya alumnos destacados, como Preetish Nijhawan, cofundador de Akamai Technologies; o el actor Anish Kuruvilla. Con su hermana mayor comparte también enseña —el viejo Shaheen escogido por Kempe— y el lema que parece adaptarse igual de bien a las aulas de un colegio que a los despachos de las multinacionales: "Be vigilant".
Imágenes: HPS, Wikipedia (Vivekanand pokala), Wikipedia (Ranvesh)
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