"No eres tú, soy yo". Igual algún día un dispositivo weareable se arranca y, asistente de voz mediante, nos deja con una frase que dice tanto ... y tan poco.
Porque la relación entre consumidor y weareable, que parecía ideal de la muerte, tiene algunas sombras. No hemos como quien dice casi ni iniciado este affair, pero, ¿se nos acabó ya el amor? ¿O es solo que necesitamos más química en la relación?
Un tercio de usuarios abandonan su weareable; él no lo haría
Arranquemos con datos de abandono, donde los estudios realizados hasta ahora y que hay que mirar con precaución, no son muy positivos para con los weareables.
Como os he adelantado, él nunca nos abandonaría (por ahora), pero parece que el consumidor sí. O al menos el impulso de compra al que nos suele arrastrar la tecnología nueva se pasa.
Según datos de Endeavour Partners, en EEUU, un tercio de los usuarios que han tenido un producto "vestible" han acabado abandonando su uso a los seis meses. Si con centramos en las pulseras o dispositivos cuantificadores, este estudio pone uno de estos productos en las manos de uno de cada diez adultos de EEUU, pero solo la mitad de ellos lo siguen usando.
En el Reino Unido las cifras que tenemos son de rechazo a dichos dispositivos. En una encuesta de Accenture, menos del 30% afirmaban estar interesados en comprar un smartwatch, y apenas un 25% lo harían con unas gafas conectadas como las Glass de Google. Si aumentamos el área a más países, entre ellos Australia, Canadá o India, el 50% de interés ya se puede manejar.
Precisamente el invento de Google anda de capa caída. Y no es solo el precio o la utilidad que al final tengan las Google Glass ( las novedades llegan a cuentagotas y de terceros, casi todo lo anunciado es algo que solo aprovecha la cámara integrada en las gafas).
El tema con ellas es la privacidad. Tal es la preocupación que según un estudio de la firma Toluna, el 72 por ciento de los estadounidenses asegura que no usaría las Google Glass porque les preocupa su privacidad.
Y no parece que las expectativas incluso dentro del ámbito más tecnológico apunten a una mejora. Scoble menciona especialmente lo extraño que resulta (por apariencia y utilidad parece) que ni los propios trabajadores de Google estén por la labor de vestir las gafas de la compañía.
Fuelband, ¿primera víctima del weareable?
¿Vamos a ver caer a las primeras empresas que se han relacionados con los weareables? ¿Es esto posible cuando acabamos de empezar con ello? Bueno, en Nike, que podemos considerar como los primeros en darle seriedad y relevancia al tema de la cuantificación con su Fuelband, están reflexionando.
Los despidos de algunos empleados en ese área levantaron los rumores de que Nike iba a decir adiós al desarrollo de su pulsera. Pero la compañía lo ha negado, aunque apenas mencionando que seguirán desarrollando más colores para el actual modelo. Con lo que necesita la Fuelband mejorar, no parece una propuesta de futuro precisamente. Seguramente la lógica lleve a la compañía a centrarse en el apartado puramente de servicios y software relacionado con la cuantificación más que producto hardware.
Si nos atenemos a lo dicho por Nike y el historial que lleva Apple contratando responsables de esa división de la compañía deportiva en los últimos tiempos, o la relación "intensa" de ambas marcas, puede que la víctima sea en realidad una de las primeras beneficiadas de la época weareable.
¿Nos hacemos un weareable, Apple?
Y casi cerramos el círculo con Apple. Tim Cook ya ha adelantado que este año veremos un nuevo gran producto con el logo de la manzana y creemos que es el momento del smartwatch o cuantificador de Apple. La protección de marcas de hecho ya ha comenzado en Cupertino.
En este segmento casi todos van por delante de Apple, al menos en la presentación o "dibujo" de productos que o han llegado al mercado o están ya en camino de hacerlo. Pero si alguna compañía es especialista en crear mercados o darles relevancia a algunos existentes, esa es Apple. Y estoy convencido de que el camino que tome la compañía para sus próximo dispositivo será importante para ver el peso de los weareables en la electrónica de consumo, tanto para el consumidor como para las diferentes compañías.
La acumulación de empresas, tecnologías y trabajadores en torno a la salud y el deporte nos pueden indicar el camino que escogería Apple para sumar a un posible reloj que centre las notificaciones. El segmento se mueve en esa dirección sin duda.
Tengo tus datos pero no sé qué hacer con ellos
Si con las gafas de Google sumamos el tema de privacidad y de utilidad para conseguir el resultado de las dudas alrededor de ellas, con los cuantificadores y relojes avanzados casi que nos podríamos ceñir al tema de la utilidad real teniendo en cuenta el precio. Y no para los early adopters, sino para el público "real".
Ahora mismo, la estrategia de todas las compañías y productos es demasiado similar y presentan el mismo punto flaco: la utilidad de los datos que recopilan sobre nosotros. Si esto se consigue encauzar, si llevar una pulsera o reloj nos devuelve un valor más allá de la recopilación, las marcas habrán ganado el doble: retener al usuario en su dispositivo y conocer mejor a quien lleva su weareable.
Y la salud tiene sin duda su rol principal en ese recorrido para hacer que un dispositivo weareable tenga valor para el consumidor.
Imagen | Todd Ham.
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