Los años diez comenzaron para los navegadores de escritorio con Internet Explorer dominando y Firefox siendo un duro competidor, con cuotas de mercado superiores al 30% en sus buenos tiempos. Terminaron con Internet Explorer en modo error 404: pesadilla not found, con Chrome reemplazando el espacio que dejó libre el infausto navegador de Microsoft y liderando con más holgura todavía... y con Firefox venido a menos.
Ahora, 2021 va a cerrarse como el segundo año consecutivo en el que, por primera vez en muchas lunas, Chrome retrocede y pierde cuota de mercado. Nada demasiado preocupante para quien sigue siendo el rey sin discusión, pero ya son tres puntos menos en dos años.
De cada 10 usuarios, 7 usan Chrome, 1 usa Firefox, otro Safari, y otro Edge
En este tiempo, Firefox no ha sido quien ha capitalizado la caída de Chrome. Al revés. Ni un solo año de de la última década Firefox ha terminado con una cuota que mejorase la del año anterior. Ya no llega ni al 8%, pese a las buenas novedades que ha ido introduciendo, tanto en el propio navegador en sí como en su pequeño ecosistema, con complementos como su propia VPN.
Quienes sí han capitalizado esta pequeña caída de Chrome y este descalabro de Firefox han sido Microsoft y Apple. La primera, con Edge, el navegador con el que quiso dejar atrás los fantasmas del pasado y que tan buenos resultados le está dando.
Edge ha traído buenas novedades como la lectura de artículos en voz alta, una muy buena sincronización con el navegador móvil, un consumo de recursos muy refinado respecto a Chrome y su excesiva carga de servicios de Google, o un buen trabajo a la hora de instalar aplicaciones web progresivas.
Gracias a estos avances (y a la insistencia de Microsoft), Edge ya es el tercero, y tiene a tiro al segundo, con quien ha recortado distancias. Ese segundo es Safari, el otro ganador en cuestión. Aunque el auge de Chrome le penalizó en la primera mitad de la década pasada, se ha recuperado con creces, posiblemente por la combinación de varios factores:
- La venta de ordenadores Mac, donde Safari es el navegador por defecto, ha crecido en mayor porcentaje que la de todos los fabricantes de PC combinados.
- La transición de Intel a Apple Silicon por parte de los Mac ha consolidado tanto las ventas como la vocación de ecosistema, donde el navegador también es importante.
- La apertura progresiva de Safari a instalar complementos de terceros, algo menos habitual años atrás que le dejaba en desventaja frente a Chrome.
- La tracción que supone el uso de Safari en el iPhone, un producto extremadamente popular, y que invita a continuar la experiencia en escritorio manteniendo el navegador.
Esta coyuntura bien podría interpretarse como unos simples nubarrones en el día soleado en el que lleva viviendo Chrome desde hace más de diez años, pero también como un aviso temprano de que nada es para siempre, sobre todo cuando los grandes rivales hacen sus deberes y mejoran tanto sus productos que para qué molestarse en descargar la alternativa de un tercero. Aunque sea de la mismísima Google.
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