Marcel Gagné, editor en LinuxJournal a principios de este milenio, escribió en aquella época una columna singular. Hablaba de DemoLinux, una de las primeras distribuciones en formato LiveCD dirigida al público general.
La idea era fantástica: uno podía probar Linux sin instalar nada en el disco duro ni —Dios nos libre— crear particiones. Aquella idea cuajó en el mundo Linux, que acabó aprovechando los Live CD —y más tarde, las distribuciones en formato Live USB— para demostrarle al mundo que usar Linux no estaba tan nada mal.
Cuando instalar Linux daba miedo
Seguramente muchos de nuestros lectores instalaran alguna distribución Linux en aquella época. Aquello no era moco de pavo, y aunque los asistentes de instalación trataban de facilitar las cosas, toquetear las particiones del disco duro podía acabar haciendo que uno perdiese por ejemplo la partición Windows que había usado hasta ese momento.
Afortunadamente a alguien se le ocurrió una alternativa. Como señalaban en Tedium, una de las primeras distribuciones en adoptar ese formato del Live CD fue Yggdrasil Linux/GNU/X. Aunque ya no está en activo, aquel concepto de poder probar su distribución directamente desde una unidad de CD pronto acabó siendo adoptado por otras muchas desarrolladoras de distribuciones.
A ello contribuyó también la popularidad de las unidades de CD-ROM, que lograban alcanzar velocidades 52X (unos 6 MBps, lejos de los aproximadamente 500 de las modernas unidades SSD pero aún así notables para dicho formato) y que eran por tanto adecuados para ese escenario en el que uno simplemente estaba valorando si esa distribución cumplía o no sus expectativas.
Lo cierto es que la propuesta del Live CD acabó siendo aceptado por distribuciones de todos los colores: tanto las más populares entonces —Debian, Ubuntu, SuSE Linux, Red Hat— como otras menos conocidas vieron en ese formato una opción perfecta para quienes querían probar antes de instalar.
La idea de hecho acabó haciendo que aparecieran vertientes curiosas en las que no se necesitaban tantos datos ni CDs convencionales.
Es en ese momento cuando aparecieron los Mini CDs, que simplemente tenían un diámetro menor y por tanto, menor capacidad para almacenar datos y música. En Japón incluso se usaron para distribuir singles de artistas de todo tipo, por ejemplo.
Además de esos Mini CDs también aparecieron los CDs en formato de tarjeta de visita, con un curioso formato truncado que lograba aún así almacenar esas distribuciones de prueba en un tamaño más reducido.
La idea era genial, sobre todo porque era una forma muy llamativa de dar a conocer tu distribución en ferias dedicadas a difundir Linux. Regalar Live CDs en formato de tarjeta de visita se convirtió en algo común, como también lo fue ofrecer Live CDs de distribuciones en revistas impresas de informática que ofrecían así un reclamo más para sus lectores (quien suscribe trabajó muchos años en PC Actual y vivió el auge de las revistas de papel regalando uno o dos CDs y luego DVDs de forma sostenida).
Precisamente aquella idea fue evolucionando con el tiempo: las distribuciones cada vez querían ofrecer más opciones y crecieron en tamaño, lo que dio lugar a la aparición de los LiveDVDs que aprovechaban el mismo concepto.
En nuestros días ni los lectores de CD ni los de DVD son ya algo habitual en nuestros equipos, pero eso no ha importado: la mayoría de distribuciones Linux siguen ofreciendo versiones Live USB e imágenes ISO que permiten que o bien las probemos con un pendrive, o bien las utilicemos directamente en alguna aplicación de virtualización.
Hay quien desde luego ha aprovechado la idea original de los Live CD para crear verdaderos "ordenadores de 3 dólares" en una tarjeta de visita.
Las cosas se han vuelto ahora mucho más sencillas si uno quiere trastear con Linux. En Microsoft —cómo ha cambiado el cuento— decidieron ofrecer integración total con algunas distribuciones como Ubuntu o Kali Linux gracias al Windows Subsystem for Linux.
Pero incluso si no queremos aprovechar esa opción, herramientas de virtualización como VirtualBox plantean también otra forma de lograr aquello que antes se lograba con un Live CD: probar y usar Linux sin romper nada en nuestro sistema.
Imagen | Wikipedia
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