'Oppenheimer' es otro triunfo visual y creativo de Nolan. Uno que puede asfixiar a los espectadores

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'Oppenheimer' toma un punto de partida singular para ser un biopic de un científico: el de una frenética ametralladora de vivencias y momentos clave de su vida, lanzados al espectador a un ritmo febril. Nolan adopta un uso del montaje y la banda sonora absolutamente hiperexpresivo y que ha hecho que algunos comparen su trabajo con el de Oliver Stone. A nivel de ruido puede ser, pero en términos de pulcritud visual Nolan sigue llevando ventaja (aunque particularmente prefiera 'Asesinos natos' a cualquier cosa del director de 'Tenet')

La experiencia resulta, en cualquier caso, avasalladora. A partir del libro de Kai Bird y Martin J. Sherwin ganador del Pulitzer 'Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer', Nolan recorre la vida de Robert J. Oppenheimer, el padre de la bomba atómica, y la contrapone a la figura de Lewis Strauss, fundador del Consejo de Energía Atómica, que se estableció en 1946 para coordinar la investigación y el desarrollo de la energía nuclear. Un choque entre personas que, como mandan los tópicos del biopic, apenas se ven frente a frente, aunque sus actos marcarán sus respectivos destinos.

Desde sus primeros pasos como profesor de física en Europa hasta la dirección del Proyecto Manhattan que culminó con la creación de las bombas que se arrojarían sobre Hiroshima y Nagasaki, la vida de Oppenheimer se nos ofrece (nunca mejor dicho) atomizada en vivencias que a veces se asimilan de forma casi intuitiva. Nolan pelotea con fragmentos relevantes (o no) de la vida de Oppenheimer, dándoles significado de un extremo a otro del metraje. Y todo con una banda sonora de Ludwig Göransson siempre en su punto álgido, en una decisión que otorga constante tensión a la vida del científico y que agotará a más de un espectador.

'Oppenheimer' no es la obra más atinada de Nolan, que pese a su indiscutible pericia técnica (visualmente alcanza cimas únicas en su cine, y eso filmando casi exclusivamente habitaciones cerradas y planos de rostros) no consigue mantener durante tres horas la energía con la que pretende agarrar de las solapas al espectador. Casi como si intentara convencer a gritos a éste de la relevancia de lo que está contando, pero permitiéndose banalidades como el terrible MacGuffin de la conversación de Oppenheimer con Einstein.

Un interrogante sobre la taquilla

Desde hace meses, se habla del triplete 'Misión Imposible - Sentencia mortal: Parte 1', 'Oppenheimer' y 'Barbie' como la esperanza para salvar las taquillas del verano. 'Barbie' parece, por la venta previa de entradas y los estudios que se han hecho de las tendencias, que va a cumplir. 'Misión Imposible' ya sabemos que lo ha hecho solo parcialmente, y que de hecho, 'Barbenheimer' van a ponerle complicado que desarrolle su mejor arma: la carrera de largo recorrido. Y 'Oppenheimer'... bueno, 'Oppenheimer' es posiblemente la mayor incógnita de todas.

Aunque las perspectivas iniciales son buenas y ya se habla de pases agotados para este primer fin de semana, habrá que ver cómo reaccionan esos primeros fans que acuden en bloque a ver las películas de Nolan a un film como éste, que en la inmensa mayoría de su metraje consiste en planos de senadores desplegando complejas tramas que exigen un mínimo de conocimiento de la relación del gobierno de Estados Unidos con el comunismo para no perderse. Quizás sea demasiado pedir a quienes acudan a 'Oppenheimer' buscando solo "la película de Nolan sobre la bomba atómica".

Es cierto que la película es un auténtico despliegue de energía visual, y que vale la pena experimentarla en formato IMAX (donde nosotros pudimos verla en un pase para prensa): Nolan puntúa su narración con extractos de las reacciones físicas que generan el estallido de la bomba, y más allá de su valor metafórico, son una auténtica delicia visual. Más allá de eso, aspectos como la escenografía o el vestuario están cuidadísimos, como lo está, por descontado, el descomunal reparto (en el que brilla Cillian Murphy, por supuesto, pero también sus contrapartidas femeninas, Emily Blunt y Florence Pugh, en la que por desgracia es la película que corrobora que Nolan tendría que hacerse mirar lo de sus personajes femeninos).

Pero puede que todo ello no solo no sea suficiente, sino que asfixie al público, que puede salir de la proyección con una sobrecarga sensorial digna de película de Gaspar Noé. Nolan ha apostado muy fuerte con una película que, de no cuajar en taquilla podría suponer su segundo descalabro tras 'Tenet' y dejar en vilo el cheque en blanco del que habitualmente disfruta para poner en pie sus epopeyas. De momento, el público no está respondiendo de forma positiva a las opciones "fáciles" de este verano. ¿Será que lo que necesita es algo de cinefilia de línea dura?

Cabecera: Universal

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