El descalabro en taquilla de 'Flash' puede suponer graves problemas más allá de los que ya tiene Warner de por sí intentando poner en pie todo un universo superheroico. Representa algo más que pérdidas puntuales: es quizás síntoma de la famosa fatiga superheroica que no impide, no obstante, que el cine de gente disfrazada siga adelante como un importante puntal del mainstream fílmico actual. ¿Qué indica exactamente el tropiezo de 'Flash'?
Las cifras. Como contamos en su momento, Warner parecía estar preparada para una recepción tibia en taquilla, con opiniones de famosos exageradamente positivas y un progresivo anuncio de los secretos de la película. 70 millones de dólares era la previsión (una cifra de salida ya muy modesta) y se ha quedado en 55 millones, por debajo de estrenos DC previos como 'Black Adam', que consiguió 67. En el mercado internacional, otro tanto: 75 millones, cuando se esperaban entre 85 y 95.
El futuro de 'Flash'. Las sucesivas semanas serán posiblemente más relevantes aún que la primera para ver si estamos ante un fracaso en toda regla y, sobre todo, para mirar al futuro de DC. Si el boca a boca hunde aún más la recaudación, como sucedió con 'Black Adam' o, más notoriamente, con 'Morbius' (que sí arrancó fuerte en su primera semana), probablemente la película no recaude suficiente para alcanzar los 200 millones de euros de presupuesto más gastos de marketing que ha costado.
DC is dead. Lo curioso de 'Flash' es que ha llegado a los cines después de que Warner haya declarado muerto su universo DC. Flash es un héroe procedente de unas películas (las derivadas de la 'Justice League' de Zack Snyder, donde debutó el personaje) que no van a tener continuidad. Antes del estreno de 'Flash', James Gunn presentó su plan para la expansión de un nuevo Universo DC a partir de 2025, donde no tendrán cabida ni el Superman de Henry Cavill ni el Batman de Ben Afleck. 'Flash' es el último (o penúltimo, si finalmente vemos la secuela de 'Aquaman' de un universo que está oficialmente muerto) bastión de un microuniverso que está oficialmente clausurado.
Insistimos: DC is dead. Dejando aparte el hecho de que el Universo DC tiene en 2025 nuevos planes, es que lo que tiene ante sí puede dinamitar hasta el prestigio más asentado. Por una parte, en dos meses llega 'Blue Beetle', una película con un tráiler muy poco atractivo y que viene anunciada en coproducción con EOne, lo que hace pensar en cierta desconexión con el Universo DC tradicional (además, no se esperan guiños ni cameos de un Batman o una Wonder Woman). Y por otra, en diciembre, 'Aquaman 2', de la que no se sabe nada pero cuya primera entrega estaba precedida por 'Wonder Woman' y 'Justice League'. Más: 'Black Adam' y 'Shazam 2' no son precisamente secuelas que hayan funcionado recientemente. Y más: Amber Heard no es ahora mismo la mujer más querida de Estados Unidos.
Apocalipsis anunciado. Lo curioso de la situación es que 'Flash' lleva siendo la crónica de una muerte anunciada desde que, prácticamente, salieron a la luz los problemas de Ezra Miller. Cada nueva noticia sobre su comportamiento errático, como las acusaciones de comportarse como el líder de una secta o intentar seducir a menores de edad bajo el efecto de sustancias iban cimentando la perspectiva de un desastre, que solo se acrecentaba con los exageradísimos elogios de quien tenía acceso a la película. El bajo rendimiento en taquilla puede obedecer a muchas razones, pero no se puede decir que sea una sorpresa.
Un problema de promoción. 'Flash' ha transmitido al público la idea de una película rota y que tenía difícil solución. Cómo no va a serlo, si Warner decidió que Ezra Miller, nada menos que el protagonista, no haría promoción ni entrevistas para prensa, y solo se dejaría ver en un estreno muy controlado. Y ninguno de los actores que dan vida a Batman en la película han dado entrevistas tampoco, transmitiendo la imagen de ser una producción de la que todo el mundo quiere desentenderse. Desde ese punto de vista, el anuncio de James Gunn de que el director, Andy Muschietti, dirigiría al nuevo Batman, suena más a control de daños que otra cosa.
Marvel también, pero menos. Está claro que la situación no es tan crítica como en DC, pero Marvel se está enfrentando a casos de desgaste muy serios, como 'Eternals' o 'Quantumania', impensables antes de 'Endgame'. Aún mantienen el tipo con éxitos como la secuela de 'Doctor Strange' o 'Shang-Chi', pero paradójicamente, es Sony quien cosecha los mayores éxitos -con las películas de Spider-Man (las de animación y las de Tom Holland)- y los mayores fracasos -con cosas como 'Morbius'-. Sin duda, aún pueden seguir tirando del carro, pero la montaña rusa es evidente.
El cine de superhéroes, un desbarajuste. Hablábamos más arriba de cómo solo en unos años, el cine de superhéroes ha cambiado. 'Aquaman' se estrenó el mismo año que 'Infinity War', 'Spider-Man: Un nuevo universo' y 'Deadpool 2': éxitos de taquilla y crítica que certificaban la buena salud del género. Ahora, llevamos años en los que, esencialmente tras 'Endgame', ninguna película ha conseguido igualar ese status de fenómeno masivo. Hemos tenido grandes éxitos de taquilla, por supuesto, pero también la sensación generalizada de que el género está quemado. Vivimos en un momento en el que los titulares son que las películas del género pinchan en taquilla y que las grandes estrellas reniegan de sus éxitos. Malos tiempos para los superhéroes, y 'Flash' no es el problema: es solo el síntoma.
Cabecera: Warner
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