Gracias a unos huesos localizados a las afueras de Casablanca (Marruecos), un grupo de paleontólogos acaba de identificar dos nuevas especies de dinosaurios de finales del Cretácico, dos "primos primitivos" del Tiranosauris rex que pertenecían a la familia de los Abelisauridae. Lo más curioso no es sin embargo cuánto medían, cómo eran, cuándo vivieron o si guardaban más o menos parecido con los saurios popularizados por 'Jurassic Park', características todas importantes, por supuesto, pero que se quedan cortas cuando se valora el otro gran relato que ocultan sus huesos: cómo fue realmente el ocaso de los dinosaurios en África.
Lo que nos muestra es fascinante.
La familia crece. Eso es lo que acaba de suceder con los Abelisauridae, dinosaurios carnívoros que —anota la Universidad de Bath— pueden considerarse los "homólogos de los tiranosaurios del hemisferio norte". Tras examinar los restos localizados a las afueras de Casablanca, los paleontólogos han identificado dos nuevas especies de finales del Cretácico que pertenecieron a esa familia.
Una la descubrieron gracias al hueso del pie de un depredador que debía medir alrededor de 2,5 metros de largo y se localizó en Sidi Daoui. La otra, se detectó en la cercana Sidi Chennane, donde hallaron el resto de la espinilla de un carnívoro de mayor tamaño, que debía alcanzar los 5 m. Ambos formaban parte de la familia de dinosaurios carnívoros abelisáuridos y vivieron junto a otra especie sensiblemente más grande y descubierta hace unos años, el Chenanisaurus barbaricus, que se calcula que pudo haber alcanzado una longitud de alrededor de 7 u 8 m.
¿Y cómo eran? Lo que los investigadores saben lo han averiguado gracias a un par de huesos. Para ser más precisos, un metatarsiano de 190 milímetros que lleva a los paleontólogos a pensar que perteneció a un animal de 2,6 m de longitud; y los restos de una tibia con una cresta parecida a la de otros géneros de abelisáuridos localizados en Sudamérica. Más allá de su tamaño, los expertos precisan que los primitivos primos del Tiranosaurios rex tenían los brazos todavía más cortos y hocicos achatados. Tanto, que a modo de referencia citan los de los bulldogs.
"Los abelisaurios eran depredadores de dos patas como el T.rex y otros tiranosaurios, pero con un hocico más corto y romo y brazos aún más pequeños —detallan desde la Universidad de Bath—. Mientras los tiranosaurios dominaron en América del Norte y Asia, los abelisaurios fueron los principales depredadores al final del Cretácico en África, América del Sur, India y Europa". Del Chenanisaurus se sabe que era un depredador, tenía el cuerpo cubierto de escamas y su cabeza era algo diferente a la del T.rex, con un cerebro de menor tamaño y la cara más corta.
Importan los huesos… y el lugar. Así es. Como destaca el doctor Nick Longrich, del Centro Milner para la Evolución de la Universidad de Bath y uno de los autores del hallazgo, el dónde se ha realizado el descubrimiento importa tanto como qué se ha descubierto. "Lo sorprendente es que se trata de fondos marinos —señala—. Es un mar tropical poco profundo lleno de plesiosaurios, mosasaurios y tiburones. No es un lugar donde uno esperaría muchos dinosaurios. Pero los encontramos". El resultado lo han publicado en Cretaceous Research.
Hace años Longrich ya estudió un extraño fragmento de hueso de mandíbula localizado en las minas de Sidi Chennane, en la cuenca de Oulad Abdoun. Poco después, en 2017, participaba en la presentación del Chenanisaurus barbaricus, del Cretácico Superior. "Casi nada se sabe sobre los dinosaurios que vivieron en África a finales del Cretácico, hace 66 millones de años. En aquella época el nivel del mar era alto, por lo que la mayoría de los fósiles proceden de rocas marinas", detallaban en Bath, y señalaban a modo de ejemplo los depósitos de fosfato de Marruecos, restos de un fondo marino formado hace 66 millones de años.
Un tesoro de huesos. Los huesos de dinosaurios son solo "una pequeña proporción" de los fósiles localizados por los paleontólogos, pero la Universidad de Bath señala que la región es tan rica en restos que "ha producido la mejor imagen de los dinosaurios africanos del final de la era de los dinosaurios". Hasta ahora han recuperado de hecho fragmentos de cinco especies: el Chenanisaurus, un Ajnabia, un titanosaurio y los dos nuevos abelisaurios. "Tenemos otros fósiles, pero están bajo estudio, así que no podemos contar mucho sobre ellos en este momento, excepto que se trataba de una fauna de dinosaurios diversa", zanja Longrich.
¿Y qué nos dicen? El descubrimiento de nuevas especies de dinosaurios resulta fascinante, pero no menos lo es el relato que ese amasijo de huesos nos deja sobre nuestro planeta. Los dinosaurios desaparecieron hace 66 millones de años, junto con hasta el 90% de las especies, lo que incluye mosasaurios o plesiosaurios.
Cómo fue el proceso, sus características, si se relaciona con un período de gran actividad volcánica y el alcance del meteorito que impactó contra la península del Yucatán hace aproximadamente 66 millones de años desatando un largo período de oscuridad y hollín y aniquilando a los dinosaurios ha hecho manar ríos de tinta a lo largo de los últimos años. En ese debate hay quien sostiene que los dinosaurios ya estaban en declive cuando el asteroide impactó en la costa del actual México.
El relato de los huesos. Los fósiles descubiertos en Marruecos cuentan una historia algo distinta a los expertos, lo que sus huesos sugieren es que prosperaron hasta el final en el norte de África. "El final del Cretácico en el oeste de América del Norte definitivamente parece volverse menos diverso al final, pero eso es tan solo una pequeña parte del mundo. No está claro que se pueda generar desde los dinosaurios de Wyoming y Montana al mundo entero", señala Longrich.
"También se volvió más frío hacia el final, por lo que no sería sorprendente que los dinosaurios en latitudes más altas se volvieran menos diversos", desliza el profesor de Bath: "Pero no sabemos mucho sobre los dinosaurios de latitudes más bajas". En Marruecos los huesos hablan de diversidad y crecimiento hasta su final.
Imagen de portada: Andrey Atuchin (University of Bath)
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