"La mayor borrasca del año" no va a solucionar la sequía: la meteorología no es una casa de apuestas

"La mayor borrasca del año" no va a solucionar la sequía: la meteorología no es una casa de apuestas
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Vayamos a los hechos: a partir del jueves 3 de marzo, una masa de aire muy frío de origen polar entrará en la península ibérica dando lugar a una DANA, un descenso brusco de temperaturas y lluvia y nieve generalizadas. Empezará a notarse (se está notando ya) por el noroeste y saldrá por las Baleares dejando a su paso unas precipitaciones que todos esperamos que sean generosas, sí. Pero ¿ante la "mayor borrasca en lo que llevamos de año" como se viene anunciando en los medios? ¿Qué significa exactamente eso un año como este?

En el país de los ciegos.... Lo cierto es que llevamos desde 2014 en una situación de sequía generalizada. Eso significa que cada temporada ha llovido menos que la media histórica (1971-2000) hasta generar un déficit global, constante y cada vez más extendido. Esta no solo no ha sido una excepción, sino que ha ahondado el problema: desde el 1 de octubre de 2021 ha caído solo un 25% de lo normal en algunas zonas y los efectos se están haciendo notar. Estamos hablando de las sequías más grandes en cientos de años.

...el tuerto es el Rey. Teniendo en cuenta esto y que aún estamos en el mes de marzo, cualquier borrasca normal (incluso si las precipitaciones no son especialmente altas) "no tiene precedentes en lo que va de año". Ya hemos hablado varias veces de cómo la espectacularización de la información del tiempo acaba erosionando la compresión pública de la situación meteorológica.

Un problema muy serio. Sin embargo, aquí hay un problema mucho más grave. Durante las últimas semanas, se ha jugado repetidamente con la idea de que estas lluvias erráticas y aisladas "pueden acabar con la sequía". Lo cierto es que no, no pueden. Necesitamos una temporada excepcionalmente alta de lluvia para que el país no entre en una fase grave de sequía y comiencen las restricciones al regadío. Estamos en una situación en la que, como dice el climatólogo Jorge Olcina, "ya no van a ser posibles nuevos trasvases ni mantener los existentes". Lluvias como las de esta semana son parches y confiar en que sean la solución, pensamiento mágico.

"Todo al rojo". Aunque a menudo no somos conscientes, este tipo de cobertura mediática incide en el carácter "azaroso" de la meteorología. Y es cierto que con nuestra tecnología actual no podemos hacer predicciones lo suficientemente precisas como nos gustaría: pero confiarlo todo a que llueva puede tener consecuencias catastróficas par a la economía y los ecosistemas del país. Es cierto, no vivimos como en el suroeste de Norteamérica la "peor sequía en 1.200 años", pero la situación dista mucho de ser buena.

Meteorología para adultos Y lo peor es que está en nuestra mano solucionarlo. La sequía que se extendió entre 1991 y 1995 no fue peor que la actual en términos hídricos; lo fue en sus consecuencias y repercusiones. En estos 20 años, nuestra capacidad de planificación y nuestras herramientas de gestión hídrica han mejorado mucho y, gracias a ello, estamos consiguiendo salvar los muebles. A partir de ahora, los largos periodos de sequía van a ser cada vez más y más normales. Es hora de dejar de mirar al cielo y ponernos manos a la obra.

Imagen | GTRES

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