Todos los años, los técnicos de la Junta de Andalucía visitan almazaras, recorren olivares, recogen los datos de la red de alerta e información fitosanitaria, unifican los datos de las delegaciones territoriales, analizan los problemas meteorológicos, hídricos y climáticos; y, con todo eso, realizan el aforo. La gran estimación sobre la producción del aceite de oliva y la aceituna de mesa en la comunidad.
El de este año acaba de salir. Los datos son devastadores.
¿Qué es el aforo y por qué es importante? Aunque es poco conocido, el aforo de la producción de la aceituna es quizás la radiografía anual más precisa del campo español. Se trata de un análisis técnico objetivo que involucra muchísimos datos y modelos estadísticos bastante complejos para realizar una estimación lo suficientemente precisa como para organizar una campaña tan compleja (por extensión espacial, brevedad temporal y movilización de recursos) como la del olivar.
Históricamente, las desviaciones medias entre la producción real con la previsión del aforo no suelen superar el diez por ciento. Sobre todo, porque los datos finales depende también de la evolución meteorológica de la región (por ejemplo, si hay o no lluvias hasta la recogida). Sea como sea, es un dato crucial porque independientemente de la producción final, marca los movimientos especulativos del precio del aceite. Y eso, en pleno otoño negro, es un enorme problema.
Una catástrofe sin paliativos. Y es que el aforo acaba de confirmar que el olivar se ha visto "seriamente afectado" por las condiciones meteorológicas, por la "pertinaz sequía" y por temperaturas por encima de la media. Estos factores han actuado durante todo el año, pero especialmente durante los meses de la floración, que son especialmente críticos en la producción. A todo esto, hay que sumar el "estrés hídrico" que están sufriendo los olivos desde hace años.
Por todo ello, los técnicos de la Junta estiman que la producción de aceite de oliva en Andalucía para la campaña 2022-2023 será de 587.000 toneladas. Por aterrizar los datos, esto supone un descenso del 49,1 por ciento respecto a la producción final de la temporada anterior y un descenso del 47,5 por ciento con respecto a la media de las cinco últimas campañas.
No se salva ninguna provincia. Pero en Jaén, principal productora mundial, la situación es peor y el aforo prevé una bajada del 60 por ciento con respecto al año pasado y del 59,8 por ciento frente a la media de las cinco últimas campañas. El impacto económico en la provincia será muy considerable y todo hace pensar que el precio del aceite va a dispararse desde ya.
La temporada negra del aceite de oliva. Aunque es pronto para ver el efecto en el precio del aceite, se espera una subida grande y generalizada. Sobre todo, no es el único problema con el que se enfrenta el aceite de oliva. Un número muy considerable de plantas productoras de aceite de orujo (la patronal lo cifra en el 40%, pero es presumiblemente más bajo) no están trabajando desde junio porque el precio del gas hace la producción de orujo de aceite "insostenible". Si los precios del aceite suben, es posible que algunas de estas fábricas empiecen a producir de nuevo, pero el cuadro general es muy desalentador.
¿Hacia el cambio de tendencia definitivo? No obstante, esto va más allá del precio del aceite en 2023. Y es que el consumo de aceite de oliva ha ido cayendo año tras año en la última década. No está claro cuáles son los factores sociodemográficos que están detrás, pero sí parece obvio que un encarecimiento generalizado en mitad de una de las crisis más duras de los últimos años, solo puede reforzar esa tendencia. ¿Vamos hacia una España sin aceite de oliva?
Imagen | Nicola
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