Hace unas semanas contamos un hecho más que reseñable que se estaba dando en China. Al parecer, las tensiones comerciales entre Pekín y la UE habían abierto un nuevo escenario para los ganaderos rusos. Dicho de otra forma, si España ha hecho fortuna exportando carne de cerdo a China, aparecía en el horizonte un enemigo inesperado: Rusia. Parece que el hype de Moscú va mucho más allá que “su” cerdo.
Las tiendas rusas de China. En los últimos años se está dando una situación que nadie vio llegar: la proliferación de tiendas de productos rusos en ciudades de toda China, generando un gran interés entre los consumidores. Estos establecimientos, fácilmente reconocibles por sus carteles en cirílico, la música tradicional rusa como Kalinka y Katyusha, y/o la exhibición de productos emblemáticos como las muñecas matrioshka, ofrecen una variedad de productos: desde salchichas de la nación hasta chocolates, miel, vodka o confitería de durián.
Así, con lemas como “productos hardcore” y una estética en azul y blanco, las tiendas buscan evocar la esencia de Moscú. Sin embargo y como veremos, detrás de esta fachada muchas son más chinas de lo que aparentan.
Las cifras. El auge, además, coincide con un aumento en los lazos comerciales entre China y Rusia, impulsado por las sanciones occidentales a Moscú tras su invasión de Ucrania, las mismas que han dado con los ganaderos rusos en la nación asiático.
No solo eso. El comercio bilateral alcanzó niveles históricos en 2022 y 2023, y los consumidores chinos respondieron con entusiasmo, viendo estos productos como una forma de mostrar solidaridad con Rusia. Según los datos del registro empresarial Qichacha, en enero de 2025 había 3.555 empresas registradas en China dedicadas al comercio de productos rusos, con 696 y 894 nuevas empresas registradas en 2023 y 2024, respectivamente.
No son rusas, son chinas. Por supuesto, este auge también elevó las sospechas. De hecho, el boom está enfrentando un escrutinio creciente. Muchos consumidores empezaron a cuestionar la autenticidad de los productos ofrecidos. Las salchichas, por ejemplo, no pueden importarse legalmente desde Rusia, y el durián, un fruto tropical, no es típico de las regiones rusas que se sepa.
Esto ha llevado a las autoridades chinas a investigar algunas de estas tiendas. En Fujian, un mercado ruso fue señalado por promocionar beneficios de salud falsos y etiquetar alimentos nacionales como importados. En Pekín, tiendas similares cerraron tras varias inspecciones que exigieron pruebas de la autenticidad de sus productos.
Este 9 de enero, las autoridades de Shanghái anunciaron investigaciones contra siete de las 47 tiendas temáticas rusas de la ciudad, acusándolas de engañar a los clientes respecto al origen de sus productos. Algunas fueron clausuradas, mientras que otras enfrentan multas y la obligación de etiquetar claramente los productos... fabricados en China. Por último, una investigación de Jiemian News reveló que gran parte de los productos alimenticios en las llamadas “Casas Estatales Rusas” (franquicias sin conexión con el gobierno ruso) eran de producción local.
Factores del interés. El éxito inicial de estos mercados y establecimientos puede atribuirse a varios factores. Por un lado, la curiosidad y el deseo de los consumidores por explorar productos "exóticos", algo que a buen seguro ha jugado un papel importante. Por otro, la narrativa geopolítica seguramente también hizo lo suyo: la guerra en Ucrania y las tensiones con Occidente hicieron que algunos consumidores chinos vieran el consumo de productos rusos como un gesto de apoyo político.
Además, no hay que olvidar que el aumento del comercio bilateral fue facilitado por la exclusión de Rusia del sistema financiero Swift en 2022, lo que obligó al país a depender más del yuan chino. Esto convirtió a China en el principal socio comercial de Rusia, absorbiendo productos como petróleo, gas y alimentos a precios reducidos.
¿Con fecha de caducidad? Es la gran pregunta. A pesar del auge inicial, analistas como Zhang Yi, de iiMedia Research, creen que la moda será pasajera. La demanda actual de productos rusos en la nación asiática se basa, a priori, en esa novedad y la escasez percibida. Entre las causas del descenso se apunta que los consumidores pierdan interés o la competencia entre tiendas aumente, momento en que la popularidad de estos mercados probablemente disminuya. Esto, sumado a las crecientes dudas sobre la autenticidad de los productos tras las investigaciones y a la presión regulatoria, podrían acelerar su declive.
Sea como fuere, y ante el creciente escepticismo, en Shanghái algunas tiendas han cambiado sus nombres a “Tiendas de Comercio Mutuo Chino-Ruso” para reflejar la verdadera procedencia de sus productos. En Pekín, al menos una tienda cerró tras no poder presentar documentación que probara la autenticidad de sus importaciones.
Perspectivas a largo plazo. Aunque el comercio entre China y Rusia sigue siendo fuerte, los expertos prevén que el volumen de intercambio podría estabilizarse en 200.000 millones de dólares este año, una cifra inferior a los récords recientes. A largo plazo, un cambio en las relaciones geopolíticas, como la resolución del conflicto en Ucrania, podría permitir que Rusia normalice sus lazos comerciales con Europa, reduciendo así su dependencia de China. Por su supuesto, este último escenario ahora parece muy lejano.
Sea como fuere, el auge de los mercados de productos rusos en China refleja cómo las dinámicas geopolíticas pueden influir en los hábitos de consumo, al menos en parte. Eso sí, su sostenibilidad es de lo más incierta debido a la combinación de presiones regulatorias, dudas sobre la autenticidad de los productos y la eventual pérdida de interés del consumidor.
Por si acaso, a los rusos siempre les quedará el cerdo.
Imagen | Weibo
En Xataka | España ha hecho fortuna exportando carne de cerdo a China. Ahora le ha salido un enemigo gigantesco: Rusia
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